viernes, 11 de octubre de 2013

Tal como está

Tal como está (12-10-13)

Hay ciertas tiendas donde existe una sección de mercancías disponibles a precios muy reducidos. La advertencia que recibe el cliente es una etiqueta especial que se ve en todos los artículos que se encuentran en esa sección.
Todas las etiquetas llevan las mismas palabras: Tal como está.
Es una forma eufemística de decir: “Estos artículos están dañados”.
Algunas veces los llaman ligeramente irregulares. La tienda le está haciendo una advertencia razonable: Este es el departamento donde están las cosas que tienen una falla.
Aquí va a encontrar defectos: una mancha que no sale, una cremallera que no funciona, un botón que no cierra… algún problema habrá, estos artículos no son normales.
No le vamos a decir dónde está el defecto. Usted va a tener que buscarlo, pero sí sabemos que existe. Así que cuando lo encuentre- y lo va a encontrar- no acuda a nosotros lloriqueando ni quejándose.
Porque cuando se trata de la mercancía que está en este rincón de la tienda, hay una regla fundamental:
NO hay devoluciones. NO se cambia, no se regresa el dinero.
Si está buscando perfección se metió en el lugar equivocado. Fuimos justos y se lo advertimos. Si quiere este artículo sólo hay una forma de obtenerlo. Usted debe llevárselo Tal como está.
Cuando se trata de la raza humana, somos el departamento de los Tal como está del universo. J.O.
Cuantas veces nos desesperamos porque tenemos que convivir, trabajar, funcionar u operar al lado de alguien que no podemos tolerar porque tiene muchos defectos que nos desesperan…
Sí, él o ella tienen una etiqueta. Tal como está…pero si me miro al espejo, descubriré que yo también tengo la misma etiqueta.
Por eso necesitamos al Señor… porque sólo él nos puede ayudar a entender este departamento y gracias a Dios que él nos ha aceptado. Tal como estamos.
Para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy Amado: Efesios 1:6Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, cualquiera que juzgas: porque en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque lo mismo haces, tú que juzgas. Romanos 2:1

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