Etimológicamente significa “amable”. Viene de la lengua latina.
El cristiano verdadero se distingue porque en su diario acontecer todo lo mira bajo el prisma de su gran Amigo y compañero Jesús. “Donde vaya, estoy con él”.
La vida de este joven del siglo IX. La literatura de aquellos años se dedicaba mucho a escribir sobre el bello y fantástico mundo de la amistad. No es de extrañar que también se hiciese entre la amistad de los santos.
Amigo tenía un amigo llamado Amelio, que tiene la misa raíz y etimología. Eran hijos de dos familias nobles que nacieron el mismo día y en el mismo lugar. También fueron bautizados al mismo tiempo por el Papa en Roma. Se distanciaron hasta que, ya mayores, decidieron ponerse al servicio del emperador Carlomagno.
Amelio fue acusado de haber seducido a la hija del emperador. Para pagar su pena, no le quedaba otra salida que el duelo. Entonces se presentó Amigo para hacerlo en su lugar y lo ganó. El emperador se alegró de que su hija salvara su honor. Amigo se había expuesto demasiado por salvar a su amigo y tuvo que acudir a triquiñuelas inimaginables.
El hecho es que se juntaron de nuevo los dos viejos amigos. Amigo cogió la lepra y la mujer lo echó de casa. Se fue al castillo de su amigo Amelio. Este le curó. Se sintió feliz y acogido como un hermano. Eso es la amistad.
Hubo una guerra entre los Francos y los Lombardos. En ella murieron Amigo y Amelio. El propio emperador mandó que sus cuerpos se conservaran en dos sarcófagos distintos y en dos iglesias. Al día siguiente sin saber cómo, los dos féretros aparecieron juntos y en la misma iglesia, en la de san Albino en Montara, Italia.
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