viernes, 4 de julio de 2014

Job 42

Capítulo 42: Job 42

Última respuesta de Job
42 1 Job respondió al Señor, diciendo:
2 Yo sé que tú lo puedes todo y que ningún proyecto es irrealizable para ti.
3 Sí, yo hablaba sin entender, de maravillas que me sobrepasan y que ignoro.
4 “Escucha, déjame hablar; yo te interrogaré y tú me instruirás”.
5 Yo te conocía sólo de oídas, pero ahora te han visto mis ojos.
6 Por eso me retracto, y me arrepiento en el polvo y la ceniza.

EPÍLOGO
Esta conclusión en prosa retoma el relato popular que había quedado interrumpido al comienzo del Libro y describe la suerte final de su principal personaje. Dios recompensa a Job con toda clase de bienes y le devuelve la felicidad perdida, mientras que sus amigos son objeto de un severo reproche. Así, parece confirmarse la doctrina tradicional sobre la retribución terrena, tan cuestionada a lo largo del Libro. Quizá se trate de una concesión hecha por el autor a la mentalidad corriente de su época, con el fin de que su obra gozara de mayor aceptación. De todas maneras, este epílogo pone de relieve, con las imágenes propias del Antiguo Testamento, que en último término Dios nunca abandona a los que confían en él.

El reproche del Señor a los amigos de Job
7 Después de haber dirigido estas palabras a Job, el Señor dijo a Elifaz de Temán: “Mi ira se ha encendido contra ti y contra tus dos amigos, porque no han dicho la verdad acerca de mí, como mi servidor Job”.
8 Ahora consíganse siete toros y siete carneros, y vayan a ver a mi servidor Job. Ofrecerán un holocausto por ustedes mismos, y mi servidor Job intercederá por ustedes. Y yo, en atención a él, no les infligiré ningún castigo humillante, por no haber dicho la verdad acerca de mí, como mi servidor Job.
9 Entonces Elifaz de Temán, Bildad de Súaj y Sofar de Naamá fueron a hacer lo que les había dicho el Señor, y el Señor tuvo consideración con Job.

La reivindicación de Job
10 Después, el Señor cambió la suerte de Job, porque él había intercedido en favor de sus amigos, y duplicó todo lo que Job tenía.
11 Todos sus hermanos y sus hermanas, lo mismo que sus antiguos conocidos, fueron a verlo y celebraron con él un banquete en su casa. Se compadecieron y lo consolaron por toda la desgracia que le había enviado el Señor. Y cada uno de ellos le regaló una moneda de plata y un anillo de oro.
12 El Señor bendijo los últimos años de Job mucho más que los primeros. El llegó a poseer catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas.
13 Tuvo además siete hijos y tres hijas.
14 A la primera la llamó “Paloma”, a la segunda “Canela”, y a la tercera “Sombra para los párpados”.
15 En todo el país no había mujeres tan hermosas como las hijas de Job. Y su padre les dio una parte de herencia entre sus hermanos.
16 Después de esto, Job vivió todavía ciento cuarenta años, y vio a sus hijos y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación.
17 Job murió muy anciano y colmado de días.

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