El principal riesgo de la automedicación es que la persona que incurre en ese recurso no tiene los conocimientos adecuados como para determinar qué le pasa, y eso implica un mayor riesgo de equivocar el diagnóstico. En medicina, la prevención y la velocidad para evaluar un cuadro son fundamentales, y entonces si se asume -y se medica- una patología determinada, existe el riesgo de que la patología sea otra, y que ese cuadro siga aumentando y el paciente esté perdiendo días para tratarse adecuadamente.
Al riesgo de no medicarse por lo que efectivamente corresponde se suma otro, que es que la medicación ingerida resulte tóxica o que genere efectos dañinos, que en general se concentran en problemas gástricos, sanguíneos o renales. El exceso de uso de analgésicos o de los anti-inflamatorios no esteroides puede lesionar el sistema gástrico o el renal, mientras que, por ejemplo, un consumo no indicado de aspirinas puede redundar en que no haya una coagulación adecuada si se produce un traumatismo.
Cuando la automedicación es de antibióticos se suma otro peligro, y es que la bacteria que está en el organismo desarrolle una resistencia a esa medicación. Si uno tiene una bacteria y se automedica, tiene que acertar el medicamento que concretamente atacará a esa bacteria, y a la vez, si esa persona lleva a cabo un tratamiento de dosis incompleta, crece el riesgo de que la bacteria se vuelva resistente al antibiótico. Existe una creencia generalizada de que si alguien tiene fiebre, tos y mucosidad verdosa, debe tomar un antibiótico, y a esta altura del año, muchas de las afecciones son virales y no se solucionan con un antibiótico.
En los psicofármacos también hay riesgos específicos. En caso de depresiones hay quienes toman un hipnótico para contrarrestar el insomnio que les produce su cuadro, y está demostrado que esa medicación puede incluso profundizar el cuadro depresivo.
Para que alguien se automedique se dan múltiples factores. Por un lado, esa persona piensa en el tiempo que le llevaría pasar por una guardia médica, y hay incluso quienes tienen un acceso mucho menor a un profesional. A eso hay que sumarle que los turnos en el sistema de salud actual pueden no ser tan rápidos, y por último, hay gente que simplemente considera que está haciendo lo correcto cuando se automedica.
La solución es que la regulación de la venta de medicamentos sea bien estricta, y que no se pueda acceder fácilmente a las drogas que puedan implicar estos riesgos. Para eso, los profesionales de la salud deben educar a los pacientes, y también debe haber campañas de concientización a nivel macro. Dr. Francisco Appiani
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