En una prestigiosa universidad de Sudamérica, el primer día de clase, se encontraba en la biblioteca un hombre vestido de overol, de esos monos de trabajo que usan los empleados de las fábricas, y calzaba sandalias en un día muy frío. En sus manos llevaba varios libros.
- ¿Quién es ese hombre?, era la pregunta general.
- Es un profesor de Física, y viene de Norteamérica -fue la respuesta, con la siguiente historia:
Un día este hombre llegó hasta la facultad de Física vestido del modo tan particular en que le gustaba vestir. Pidió, en un español poco fluido, una entrevista con el decano. Le indicaron que estaba en una reunión con un grupo de docentes. El hombre insistió en verlo. La secretaria lo buscó, y al rato salió el decano a verlo. Luego de saludarlo, el hombre le dijo:
- Vengo a pedir trabajo como docente de Física.
El decano miró su apariencia de arriba abajo; su aspecto era la antítesis de un profesor universitario. De pronto, el decano dibujó una leve sonrisa en su rostro y lo invitó a que lo acompañara. Entraron en una sala donde había una media docena de docentes universitarios. El decano le dijo:
- Hace poco recibimos este libro como texto guía. Estamos aquí intentando solucionar unos problemas de Física. Si usted es capaz de resolverlos, lo contrato como docente.
El hombre tomó el texto, se dirigió a una pizarra y tranquilamente comenzó a resolver uno a uno los problemas que le habían indicado. Los docentes cambiaron poco a poco la sonrisa de burla que tenían en sus rostros por una cara de asombro. Cuando terminó, el decano, atónito, le dijo casi tartamudeando:
- ¿Cómo pudo hacerlo? ¡Hemos estado aquí varios días sin poder resolver estos teoremas!
El hombre, con sencillez, simplemente respondió:
- Yo soy el autor del libro.
La mejor forma de equivocarnos con las personas es juzgarlas por aspectos externos. Ninguna persona encaja fácilmente en los estereotipos que nos formulamos de ellas. Es por eso que las palabras de Dios tienen tanto valor: “No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Dios no mira lo que mira el hombre, pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Dios mira el corazón”. Ora a Dios para que te dé la sabiduría de no juzgar a las personas por aspectos externos sino por los principios que tienen.
A continuación, podrás leer una serie de errores humanos reales que se cometieron por juzgar inadecuadamente a la gente:
- Ronald Reagan, el ex-presidente de los Estados Unidos y ex-actor de cine, fue rechazado para el papel principal en una película de 1964 llamada “The Best Man” porque “no tenía apariencia de presidente”.
- El ballet “La consagración de la primavera” de Igor Stravinski, que hoy es considerado una de las obras cumbres de la música contemporánea, fue estrenado en 1913 en el teatro de los Campos Elíseos de París y el público lo atacó a naranjazos en el medio del teatro.
- Giuseppe Verdi (el de la Traviata, el de Va pensiero, el de la Donna è mobile) fue desaprobado en el examen de ingreso al conservatorio por tener una mala posición de manos al tocar el piano.
- Hablando de la Donna è mobile.... Verdi necesitaba un aria para terminar su opera Rigoletto, y la tarde anterior al estreno aun no la había compuesto de mal humor, compuso algo con una armonía bien básica, a las apuradas, que él mismo consideró bastante de cuarta. Esa aria de descarte es la Donna è mobile, una de las más populares de la música clásica italiana.
- A Johann S. Bach, los críticos de su época le aconsejaron que no intentara innovar en sus composiciones, porque para ese momento, musicalmente ya estaba todo inventado. Bach vivió entre 1685 y 1750 (antes que Mozart, Beethoven, Chopin, Tchaikovski, Ravel, Debussy, el jazz, el rock 'n' roll, el rap, el hip hop y la música contemporánea).
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