Rafael Alonso Gutiérrez, Beato
Mártir Laico, 11 de Agosto
Martirologio Romano: En la aldea Agullent, en el territorio de Valencia, en España, beato Rafael Alonso Gutiérrez, mártir, que era padre de familia y, en el furor de la persecución contra la fe, derramó su sangre por Cristo (1936).
Rafael Alonso Gutiérrez nace el 14 de junio de 1890 en Onteniente (Valencia). A los veintiséis años contrae matrimonio con Adelaida Ruiz Cañada (24 de septiembre de 1916), con quien tiene seis hijos. Hombre profundamente religioso, vivió auténticamente su vocación seglar dedicándose al apostolado en la parroquia de Santa María. Ejerció su trabajo cotidiano como administrador de correos en Albaida, facilitando la circulación y difusión de la prensa católica, y años después, en Onteniente, su ciudad natal.
Perteneció a varias asociaciones piadosas: Sagrado Corazón de Jesús y Escuela de Cristo, fue terciario franciscano, miembro de la Adoración Nocturna, secretario de la Legión Católica, presidente de los Hombres de Acción Católica y de la junta parroquial de Santa María, colaborando, además, en la catequesis. Hombre culto como era, participó en diferentes círculos de estudio, dando conferencias de propaganda y buenas lecturas cristianas, debiendo soportar denuncias y molestias en distintas ocasiones. Fue un luchador abnegado, dispuesto a aceptar el martirio que presentía desde el primer momento, mostrándose en toda ocasión con igualdad de ánimo y optimista, conservando su alegría de espíritu, exhortando siempre a ponerse en manos de la divina providencia.
Sus paisanos le tenían gran aprecio, destacando su temperamento serio, fuerte y vivo. Una personalidad moral de cualidades extraordinarias, en donde la gracia bautismal había producido espléndidos frutos. Su intensa actividad apostólica le hizo blanco de los enemigos de la religión, que lo consideraban el principal católico de esta ciudad. Al iniciarse, el 18 de julio de 1936, la guerra civil y la persecución contra la Iglesia católica, era consciente de lo que le podía ocurrir, pero su estado de ánimo no vaciló. El 24 de julio, durante la vigilia de la Adoración Nocturna, junto con Carlos Díaz Gandía, ofreció su vida por la salvación de España, y aunque se sentía perseguido no se escondió. Fue asesinado el 11 de agosto.
Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II en la ceremonia conjunta de los 233 mártires de la persecución religiosa en Valencia de los años 1936-1939.
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