Un estudio recientemente publicado en Estados Unidos reveló los efectos cardíacos de las bebidas energéticas y su relación con la muerte súbita de origen cardíaca. La información cobra mayor trascendencia cuando se estima que entre el 30 y el 50% de los adolescentes y adultos jóvenes de ese país las consumen con regularidad.
En la actualidad, estas bebidas son sumamente populares en el mundo, aunque su seguridad está siendo cuestionada ya que se las relaciona con eventos cardiovasculares graves (arritmias y muerte súbita).
Las bebidas energizantes potencian y estimulan la energía corporal gracias al alto contenido de cafeína - su principal componente - y otros agentes activos como las azúcares, la taurina, el complejo vitamínico B, la guaraná y el ginseng, entre otros.
También mejoran la atención y el rendimiento físico. Pero su asociación con otras sustancias tales como alcohol y/o drogas pueden avivar los efectos nocivos de la cafeína y, en consecuencia, derivar en problemas cardíacos.
“La cafeína seguramente sea la “droga” más conocida y utilizada del mundo. Es un alcaloide (sustancia nitrogenada presente en algunos vegetales naturales) con efectos estimulantes sobre el sistema nervioso central y periférico. En altas concentraciones (una lata contiene aproximadamente 140 mg) la cafeína inhibe o altera ciertas funciones celulares, promoviendo la liberación de calcio e interfiriendo con algunos receptores. Este mecanismo de acción favorece la aparición de arritmias cardíacas”, explica el Dr. Carlos Reguera, médico cardiólogo y jefe del área de Medicina Preventiva y Cardiología de INEBA.
Otros posibles efectos de la cafeína pueden ser vasoespasmo coronario (contracción involuntaria de las arterias del corazón) y el incremento de la agregación plaquetaria y disfunción endotelial (alteraciones que predisponen a presentar un infarto), favoreciendo de este modo a la aparición de isquemia miocárdica aguda (al no llegar suficiente sangre al músculo cardíaco, éste sufre y provoca latidos anómalos) y arritmias ventriculares (trastornos eléctricos graves) como ser, taquicardia y fibrilación ventricular que llevan al paciente a la muerte.
El poder de sus ingredientes
La cafeína es tan potente que 100 mg. pueden incrementar la capacidad de alerta, 250 mg., aumentar significativamente la presión arterial y 10 gr. (unas 100 tazas de café) pueden causar la muerte.
Por su parte, la taurina es un aminoácido que actúa sobre la neuromodulación, la estabilización de la membrana celular y la regulación de los niveles de calcio, potasio y sodio celular. Esto favorece la aparición de extrasístole auricular y ventricular; que son variantes de arritmias.
A su vez, el componente guaraná tiene propiedades estimulantes y puede incrementar aún más el contenido de cafeína de la bebida; el ginseng logra tener efectos adversos como dolores de cabeza, insomnio y trastornos gastrointestinales, y la L-carnitina es una importante fuente de energía para el músculo esquelético y cardíaco.
Cada lata, más allá de describir su composición, puntualiza el enunciado “consulte a su médico antes de consumir este producto”. Esto confirma el potencial riesgo que éstas bebidas conllevan para nuestra salud. “Respecto a las complicaciones, la gran culpable sería la cafeína. Mientras que al café lo bebemos lentamente por su gran temperatura, a las bebidas energéticas la consumimos en segundos, incluso varias latas en cortos periodos de tiempo. Se han reportado casos de arritmias por fibrilación auricular en pacientes jóvenes sin enfermedad cardiaca estructural poco después de consumirlas”, agrega el especialista.
Hay información aún más trascendental, que describen arritmias ventriculares y muerte súbita cardíaca. Otros casos publicados incluyen arritmias ventriculares en el contexto de un infarto de miocárdico (posiblemente secundario a vasoespasmo).
“Es importante tener en cuenta que el consumo de bebidas energéticas se asocia con arritmias cardíacas, incluyendo taquicardia supraventricular, fibrilación auricular, taquicardia ventricular y fibrilación ventricular (estas dos últimas implicadas en la muerte súbita). Por lo que la evidencia actual nos hace concluir que no deben ser ingeridas por personas de riesgo como pacientes con enfermedades coronarias, miocardiopatías o canalopatías hereditarias. En individuos sanos o aparentemente sanos se recomienda limitar su consumo a una lata por día, siendo importante no combinarlas con alcohol u otras sustancias debido a que incrementan su componente arritmogénico”, concluye Reguera.
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