viernes, 4 de agosto de 2017

Aprende a soltar y deja que Dios se encargue del asunto


No te aferres hoy a una situación negativa que pueda estarte robando vitalidad, energía, creatividad y el entusiasmo de vivir. Como dice el dicho: Aprende a Soltar y deja que Dios se encargue del asunto.
La gente a veces habla de dejar un problema en manos de Dios. Por supuesto, eso es excelente, sobre todo cuando no parece haber otra cosa que hacer.
Sin embargo, uno debe preocuparse por conocer el verdadero significado de la frase. Dejar algo en manos de Dios no quiere decir sencillamente pasárselo a Dios y luego olvidarse por completo del asunto, o peor aún, permitirnos pensar negativamente sobre el asunto de cuando en cuando.
Lo que significa es que cada vez que la cuestión invade nuestra mente, debemos afirmar que Dios está resolviendo el problema a Su manera, y que todo saldrá bien. Si usted sigue este método, tarde o temprano llegará la manifestación.
Confía en que el Señor te guiará hacia el consejo sabio y las nuevas oportunidades que tiene reservadas para ti.
Confía en que el Señor te guiará hacia el consejo sabio y las nuevas oportunidades que tiene reservadas para ti.
Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Filipenses 3:13-14
Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito. Romanos 8:28
Porque los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables. Romanos 11:29
¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos en verdad corren, pero sólo uno obtiene el premio? Corred de tal modo que ganéis. 1 Corintios 9:24
Porque nosotros somos la verdadera circuncisión, que adoramos en el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no poniendo la confianza en la carne, Filipenses 3:3
Nadie os defraude de vuestro premio deleitándose en la humillación de sí mismo y en la adoración de los ángeles, basándose en las visiones que ha visto, hinchado sin causa por su mente carnal, Colosenses 2:18
Quien nos ha salvado y nos ha llamado con un llamamiento santo, no según nuestras obras, sino según su propósito y según la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús desde la eternidad, 2 Timoteo 1:9
Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad a Jesús, el Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra fe. Hebreos 3:1
Por tanto, dejando las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas y de la fe hacia Dios, Hebreos 6:1

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