Valorar es reconocer, estimar y apreciar el valor o mérito de alguien o algo. Es también aumentar el valor de alguien o algo. Es impresionantemente frecuente escuchar esta queja de muchas parejas, especialmente de las mujeres, sin embargo, la gran mayoría de personas no expresa este sentimiento. Se guardan su frustración por no sentirse valoradas y simplemente se van alejando emocionalmente de su cónyuge. En otras palabras es más fácil resentir lo que mi cónyuge no me valora que lo que yo no valoro de él o ella. ¡Valora lo que Dios te ha dado!
Hay un principio fundamental de vida que dice que lo que tú no valoras, eventualmente lo vas a perder. ¡Lo que tú no reconoces como valioso, lo vas a perder! Es lamentable que muchas veces valoramos lo que teníamos hasta que lo perdemos y entonces viene el lamento y la tristeza, pero lamentablemente muchas veces ya es muy tarde. Valora a tu esposo. Es la persona que Dios te dio para compartir la vida, es el padre de tus hijos; no es perfecto, pero es tu esposo.
Valora todo lo bueno que hay en él y ayúdale a mejorar en lo que no es bueno. Dios te instruye a que lo ames y lo respetes. Agrega valor a tu esposo, en vez de criticarlo o juzgarlo; apóyalo, anímalo, motívalo y hazlo sentirse valioso cada día. Que tus palabras sean de edificación siempre.
Valora a tu esposa. Es la compañera de tu vida y madre de tus hijos y tampoco es perfecta. Valora todo lo que ella es, todo lo que hace, su esfuerzo por tener un hogar lindo y agradable, por su esfuerzo por tu bienestar y el bienestar de tus hijos. Dios te instruye a que la ames, la trates tiernamente y la protejas. Agrega valor a tu esposa ayudándola a ser mejor persona cada día. Minístrala y ora por ella todos los días. Nunca te pongas a valorar más lo que haces tú que lo que hace tu cónyuge, eso no es constructivo. Si así fuera en realidad, más bien da gracias a Dios por la oportunidad de aportar más a tu familia, pero nunca exijas reconocimiento por eso.
Todos tenemos áreas en las que somos fuertes y otras en la que no lo somos. Generalmente vemos más fácilmente los defectos y los errores de nuestro cónyuge que todo lo bueno que hace. Eso debe cambiar. Debemos formar el hábito de observar y pensar en todo lo bueno de nuestro cónyuge y cómo podemos expresarle nuestro agradecimiento por todo el esfuerzo que realiza por el bien de la familia.
Filipenses 4:8 “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
Toma la decisión de pensar en todo lo bueno de tu cónyuge y formar el habito de reconocer y valorar todo lo bueno que hace por ti y tu familia. Quizás debes pedirle perdón por no haber reconocido y valorado todo lo bueno que ha hecho. Pídele perdón y exprésale tu agradecimiento. Forma el hábito de valorar y expresarle a tu cónyuge tu agradecimiento constantemente. LyHF
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