Tres conductas que debes evitar ante los hijos
Tres conductas que debes evitar ante los hijos (09-01-15)
La labor más grande de los padres es la crianza de sus hijos, por la responsabilidad que implica educarlos para que sean gente de bien, con valores y principios bien fundamentados. También sabemos que el amor de madre es inmenso que busca siempre lo mejor para sus hijos, por algo se dice que es el que más se asemeja al amor ágape de Dios, porque el amor de una madre todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta; pero se nos dice también que el amor es paciente, bondadoso, que no se comporta con rudeza, no se enoja fácilmente, no guarda rencor.
A muchos se les puede dificultar ponerlo en práctica y más cuando los hijos no obedecen, hacen berrinches o simplemente no se están portando como se desea. Como sea, el amor por los hijos es un gran motivador para hacer cualquier cosa por su bien, esto implica también dejar de hacer cosas que en vez de beneficiar a su formación como buena persona, lo perjudica, por ello, es importante que recuerdes que los hijos aprenden principalmente de los padres, así que ten cuidado con las siguientes conductas:
1) Mentir
Los padres son modelos a seguir para sus hijos, por eso, si no deseas que tu hijo sea un mentiroso, tú tampoco lo seas. El valor de la sinceridad es algo que se practica todos los días, y más considerando que los hijos están al pendiente del más mínimo detalle, cuando piensas que no te miran, sí lo están haciendo, así que olvídate de las mentiras piadosas. Que te escuchen hablando la verdad con otras personas y con ellos mismos. Evita pedirles que digan una cosa, cuando la verdad es otra y ellos lo saben muy bien, mucho menos hagas que le mienta a papá, a los abuelitos, amigos, maestros, a nadie, no se trata de que le des herramientas para justificar. Mejor es decir la verdad y que aprenda a no tener cosas que esconder.
Entonces, como sabes, la mentira es una conducta aprendida, así que lo recomendable es dar ejemplo, practicando la sinceridad; enséñale que valoren más la verdad que tener que recurrir erróneamente a la mentira.
2) Hablar mal de los demás
Todos en algún momento nos quejamos de alguien o algo, ¡pero cuidado! Que los temas de conversación no siempre terminen expresándose mal de los demás, llámese amigos, conocidos, vecinos, familiares, compañeros, jefe, cosas del trabajo o de cualquier situación, señalando sólo lo negativo, eso habla de quien se queja mucho.
Evita todo lugar, que tus hijos presencien este tipo de pláticas. Es muy poco alentador para los niños estar escuchando a sus padres palabras negativas, que nada les parece bueno, ni lugares que han estado o personas con las que se relacionan. Reitero, los hijos aprenden de los padres, y si los escuchan decir palabras no constructivas, también será normal para ellos hablar mal de sus amiguitos, maestros y hasta de sus propios padres, así que cuidado con lo que hablas. En ti está que te escuchen decir cosas que desacreditan, o bien, palabras que edifican.
3) Gritar
Cuando un niño se porta mal, hasta la mamá más paciente del mundo puede llegar a salirse de sus casillas. Sin embargo, hay que estar conscientes de que ante situaciones de mal comportamiento, la adulta eres tú y no puedes ponerte al nivel del niño haciéndolo que obedezca o que se tranquilice con gritos o una frase hiriente.
Autoridad no es sinónimo de gritos, porque eso en vez de frenar el comportamiento, con el tiempo puede volver más rebelde y afectar la autoestima del niño. Además de que es una falta de respeto hacia su persona, como lo es entre dos adultos que se gritan.
Si le gritas, aprenderá que es una manera común de comunicarse, así que también aprenderá a expresar sus frustraciones con gritos. Busca la manera de comprender los motivos de su mal comportamiento, y en su momento corregirlo con autoridad pero no gritando, no hace falta humillar.
Sabemos que criar es sacrificado, pero no dejes que te gane la desesperación, el enojo y la frustración. Los hijos te necesitan, porque tú eres su guía, ejemplo y refugio de amor.
Recuerda, no dejes que te gane la situación, pase lo que pase, háblale a tu hijo con voz moderada, y una vez que haya pasado el mal rato, es importante que lo abraces y le digas que lo amas, explicándole el porqué, si o no de las cosas. Eso sí, jamás le dejes de hablar, los niños no aprenden de las indiferencias o del maltrato. NP
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