José Allamano, Beato
Presbítero y Fundador de las Misioneros y los Misioneros de la Consolata, 16 de Febrero
Martirologio Romano: En Turín, en Italia, beato José Allamano, presbítero, que, lleno de fervor, para propagar la fe cristiana fundó las congregaciones de hombres y de mujeres denominadas de las Misiones de la Consolata (1926).
Fecha de beatificación: 7 de octubre de 1990 por el Papa Juan Pablo II.
José Allamano nace en Castelnuovo d´Asti (Turín), el 21 de Enero de 1851, en el seno de una familia campesina. Fue el cuarto de los cinco hijos. A los tres años se quedó huérfano de padre. Además de la madre, tres personas tienen un papel fundamental en su formación: Su maestra, Benedetta Savio; su tío San José Cafasso; y su confesor San Juan Bosco.
El 20 de Septiembre de 1873 se ordena sacerdote. Tiene 22 años. Los seis primeros años de sacerdote los pasa de formador en el seminario. Su mayor deseo es ir a una parroquia.
En 1880 se le abren nuevos caminos El arzobispo busca un rector para el Santuario de Ntra. Sra. de la Consolata, patrona de Turín; que por aquel tiempo estaba casi abandonado, tanto material como espiritualmente. En 1882, junto con su amigo el P. Santiago Camisassa (que lo consideramos el confundador de los Misioneros y de las Misioneras de la Consolata), comienza la recuperación y embellecimiento del Santuario. Como también recuperan el Convictorio eclesiástico (que está junto al Santuario) donde se formarán los jóvenes sacerdotes.
En 1900 cae gravemente enfermo, y gracias al empuje del Cardenal Richelmy y las oraciones a la Consolata, se cura milagrosamente. Diez años antes, José Allamano había escrito una carta al Cardenal de Turín pidiendo la fundación de un instituto misionero pues le preocupaba la gran cantidad de clero en la diócesis, y como muchos de ellos querían ser misioneros, y las grandes necesidades de clero en las misiones. La autorización a este proyecto le llegó el 29 de Enero en 1901, justo un año después de su milagrosa curación. En 1902 parten los primeros cuatro misioneros: dos sacerdotes y dos hermanos.
La fundación de las Misioneras de la Consolata será nueve años más tarde, el 29 de Enero de 1910. La audiencia con el Papa Pío X, en 1909, le ayudó a ver claramente la voluntad de Dios: Si no tienes vocación para fundar religiosas, yo te la doy. En 1913 salen el primer grupo de hermanas para las misiones.
Hoy día, los Misioneros y las Misioneras, están unidos por una misma vocación Ad Gentes, de primera evangelización, teniendo el mismo Fundador, la misma madre La Consolata- y el mismo lema: Anunciaran mi gloria a las naciones (Is 66,19).
Se definen como hombres y mujeres consagrados a Dios para la evangelización con los votos de obediencia, castidad y pobreza para: Formar comunidades eclesiales adultas; evangelizar desde el contacto personal con las familias y por medio de una promoción humana; llevar adelante un diálogo interreligioso; por medio de un trabajo de justicia y paz en los pueblos o grupos no evangelizados; y promover el espíritu misionero y las vocaciones misioneras en la Iglesia.
La Eucaristía y María Consolata son el centro de nuestra espiritualidad que se centra en:
El Espíritu de familia
El Espíritu de fe
El Espíritu de caridad
El Espíritu de sacrificio
Y en la comunión con la Iglesia local y Universal.
El Bto. José Allamano, resume la espiritualidad de los Misioneros y de las Misioneras de la Consolata en estas dos frases: Primero santos y después misioneros y el bien no hace ruido, y el ruido no hace bien.
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