viernes, 14 de octubre de 2016

Los 5 pasos fundamentales frente a un infarto


De acuerdo con datos oficiales, las enfermedades cardiovasculares representan la principal causa de muerte en el país: explican uno de cada tres fallecimientos (236 muertes cada 100.000 habitantes) y el 13% de los años de vida potencialmente perdidos. Mientras que uno de los cuadros más graves de la presentación de la enfermedad coronaria es el infarto agudo de miocardio (IAM), que en la Argentina es responsable anualmente de 15.272 muertes, de las cuales más de un tercio (5.606) corresponde a menores de 70 años. 
Se estima que cada año se producen en nuestro medio, 50.000 infartos agudos de miocardio, aunque este dato podría estar muy subestimado, ya que muchos pacientes (aproximadamente cerca de la mitad) no son diagnosticados y fallecen antes de llegar a ser identificados. 
Por este motivo, desde la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y el Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI), en pleno marco del 42° Congreso Argentino de Cardiología, hicieron un llamado a la población para actuar en forma inmediata, ya que cuando se produce un infarto el tiempo es crucial y en cómo se actúe estará la clave para hacer la diferencia entre la vida y la muerte. 
A tal efecto, reconocen 5 pasos fundamentales que deberían cumplir todas aquellas personas desde que perciben los primeros síntomas hasta la llegada de la ambulancia. Ellos son: 1) Reconocer los síntomas; 2) Actuar en forma inmediata, no esperar a que los síntomas progresen; 3) Notificar inmediatamente de la situación a quienes estén cerca suyo; 4) Llamar al servicio de emergencias; 5) Masticar una aspirina mientras aguarda la llegada de la atención médica. 

Primer Paso: Reconocer los síntomas. El infarto suele manifestarse con dolor de pecho de comienzo brusco, que puede estar irradiado a brazos, mandíbula, espalda o la parte superior del abdomen. “Sin embargo, muchas veces los síntomas son variados, por lo que recomendamos enfáticamente que ante la presencia de cualquier dolor atípico, se piense en la posibilidad de que sea un infarto y se actúe en consecuencia”, consignó el Dr. Daniel Berrocal, cardioangiólogo intervencionista, presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología. 
Segundo Paso: No esperar a que los síntomas progresen. Es muy frecuente que la gente no haga nada a la espera de que desaparezcan los síntomas. Sin embargo, la mayoría de las veces, en lugar de remitir, éstos progresan y el tiempo perdido es muy valioso y empeora el pronóstico. 
Tercer Paso: Notificar inmediatamente de la situación a quienes estén cerca suyo. Es habitual que los individuos no compartan su malestar con las personas de su entorno. Resulta prioritario notificar inmediatamente la situación a quienes estén presentes, ya que lo ayudarán en la realización de los pasos siguientes. También es recomendable que alguien lo acompañe luego en la ambulancia. 
Cuarto Paso: Llamar al servicio de emergencias. El propio afectado, si es que está solo, o las personas de su entorno que ya fueron notificadas de la situación, deben comunicarse en forma inmediata con el servicio de emergencias. “Cuando ocurren los síntomas, hay que llamar urgentemente a la ambulancia y explicarle lo que está sucediendo. Es importante saber que el servicio del SAME tiene un Código Infarto y activa inmediatamente la consulta”, señala el Dr. Marcelo Bettinotti, médico especialista en Cardioangiología Intervencionista y miembro del CACI. Es preferible que sea una ‘falsa alarma’ en lugar de dejar avanzar el cuadro sin hacer nada. El propio sistema de salud promueve que la gente llame de más a emergencias a que lo haga con el cuadro avanzado o que directamente no llame. 
“Mucha gente tiene miedo al episodio de la llegada de la ambulancia y al movimiento que esto genera en el barrio. Se ha escuchado decir ‘antes de llamar a la ambulancia, me muero’ y, lamentablemente, eso es exactamente lo que a veces termina sucediendo”, expresó el Dr. Alejandro Cherro, cardioangiólogo intervencionista, presidente del Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI). 
Quinto Paso: Masticar una aspirina. Existe consenso internacional en que masticar una aspirina en esta situación, por sus efectos como antiagregante plaquetario, puede representar una pequeña ayuda para comenzar el proceso de desobstrucción del trombo que seguramente está impidiendo el flujo normal de sangre al corazón.

Sobre los tiempos de atención
Es fundamental reducir el tiempo que transcurre desde la aparición de los primeros síntomas hasta el ingreso a una sala de hemodinamia para la realización de un procedimiento de reperfusión coronaria (angioplastia), la intervención por excelencia para restaurar el flujo sanguíneo de la arteria obstruida. 
Resultados preliminares de la investigación ARGEN-IAM-ST 2015-2016, un trabajo conjunto de la Sociedad Argentina de Cardiología y la Federación Argentina de Cardiología, que involucró a 1.759 pacientes de 247 centros de todo el país, mostraron que fue de 135 minutos el tiempo promedio transcurrido desde los primeros síntomas hasta la llegada del paciente a una guardia hospitalaria capacitada para llevar a cabo una angioplastia, o al menos la aplicación de medicación antitrombótica. Estos valores se redujeron un 23,7% respecto de un anterior trabajo llevado a cabo en 1994 (CONAREC II) que había registrado una demora de 177 minutos. 
“Podría decirse que haber reducido el tiempo en 40 minutos es más que alentador, aunque esto ocurre después de 22 años de haber trabajado permanentemente en campañas de concientización para disminuir estos valores. No obstante, una demora de más de 2 horas sigue siendo alta e implica pérdida de oportunidad y de vidas”, alteró el Dr. Daniel Berrocal. 
En contraposición, el nuevo estudio muestra que 1 de cada 3 pacientes (37%) demoraron en promedio 245’, porque fueron llevados inicialmente a centros primarios que no contaban con la complejidad necesaria para afrontar el cuadro y tuvieron que ser derivados a centros que sí pudieran tratarlos. “Tenemos que trabajar sobre esta demora de más de 4 horas, es un tiempo perdido que hoy por hoy resulta inadmisible”, sostuvo el Dr. Alejandro Cherro. 
“Para resolver la oclusión, el método ideal es la realización de una angioplastia coronaria de urgencia, que es una intervención mínimamente invasiva, que se realiza con anestesia local, a través de una punción en la muñeca o en la ingle, y consiste en desobstruir la arteria mediante la insuflación de un pequeño globo llamado ‘balón’, para luego colocar un stent, que es una malla metálica que contribuye a mantener la arteria abierta”, explica el Dr. Alejandro Fernández, médico especialista en Cardioangiología Intervencionista y Secretario Científico del CACI. 
No obstante, no en todos los centros asistenciales se cuenta con los equipos para realizar una angioplastia de urgencia. En aquellos casos en que el paciente ingresa a un centro que no dispone de este equipamiento, la recomendación es iniciar el tratamiento mediante la administración de medicamentos destinados a intentar disolver el coágulo, llamados trombolíticos, y trasladar al individuo lo antes posible a un centro con sala de hemodinamia para realizarle una coronariografía. 

Acerca del abordaje del infarto
El infarto agudo de miocardio se produce cuando una arteria coronaria (que son aquellas que tienen por función irrigar sangre al músculo cardíaco) se ocluye bruscamente debido a la formación de un coágulo en el interior de la misma. Por eso, el tiempo es crucial, dado que cuanto antes se logre desobstruir esa arteria, mejor será el pronóstico porque la cantidad de músculo cardiaco dañado será menor. Lo ideal es que el procedimiento de reperfusión tenga lugar como máximo dentro de las primeras seis horas desde el comienzo de los síntomas. 
Una vez que el paciente es dado de alta, deberá continuar su tratamiento con medicamentos destinados a prevenir la formación de coágulos, como son la aspirina y otros antiplaquetarios, y fármacos para reducir el consumo de oxígeno del corazón (vasodilatadores y beta bloqueantes); esto también forma parte de los esquemas fundamentales para sobrevivir a un infarto y para el manejo de los factores de riesgo para evitar de este modo la recurrencia del evento. 
“Las personas que padecieron un infarto tienen mayor predisposición a sufrir otro que aquellos de la misma edad y sexo, o sea que tienen características personales dadas por sus factores de riesgo como hipertensión arterial, sobrepeso, tabaquismo, diabetes, sedentarismo, antecedentes heredo familiares e hipercolesterolemia, que predisponen con mayor énfasis a este grupo de personas. 
Por este motivo, existe una mayor atención de los equipos de salud y una mayor indicación en estos pacientes de los medicamentos que se han desarrollado para la prevención, para que no repitan un nuevo infarto. Además, se debe realizar en forma más agresiva el descenso del colesterol, de la presión arterial y el control de la diabetes y de todos los demás factores de riesgo coronario, y en forma sostenida en el tiempo para lograr frenar el progreso de la enfermedad”, consignó el cardioangiólogo intervencionista Dr. Juan Carlos Alico. 
Entre las acciones que toda persona debería contemplar para prevenir un infarto, se aconseja mantener un peso acorde con la superficie corporal, alimentarse saludablemente, evitando grasas saturadas, azúcares, sal y alcohol en forma desmedida, y priorizando la ingesta de verduras, frutas y pescado, por lo menos tres veces por semana. También no fumar, hidratarse adecuadamente, sobre todo en épocas de calor, hacer caminatas y/o ejercicios no competitivos de manera frecuente durante la semana, descansar las horas necesarias en la noche, evitar esfuerzos máximos y, en lo posible, situaciones emocionales que desencadenen mucho estrés. 

El infarto en cifras
Según la versión preliminar del Protocolo Local de Mejora en la Reperfusión del Infarto Agudo de Miocardio, lanzado por el Ministerio de Salud de la Nación a comienzos de este año, pese a la relevancia del infarto agudo de miocardio para la salud pública, su tratamiento (restauración de la circulación coronaria o reperfusión) dista de ser óptimo. En la Argentina, menos de la mitad de los casos recibe procedimientos de reperfusión (angioplastia o trombolíticos) a tiempo, existiendo una clara oportunidad de mejora de la calidad de atención que podría redundar en un significativo impacto sanitario. 
‘La demora en la reperfusión coronaria, en diferentes estudios se ha descripto como debida al nivel de alerta y consulta precoz por parte de pacientes, a la demora en los servicios de atención prehospitalaria y emergencias y a demoras dentro de las instituciones asistenciales, expresa el documento.

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