martes, 21 de febrero de 2017

22 de Febrero - María de Jesús

María de Jesús, Beata
Fundadora, 22 de Febrero

Martirologio Romano: En Florencia, de la Toscana, beata María de Jesús (Emilia) d’Outremont, la cual, nacida en Bélgica y madre de cuatro hijos, al quedar viuda, sin descuidar sus deberes maternos fundó y rigió la Sociedad de Hermanas de María Reparadora, confiando en el auxilio divino, y superando no pocas enfermedades, cuando regresaba a su patria terminó su terrena peregrinación, descansando en el Señor (1878).
Fecha de beatificación: 12 de octubre de 1997 por el Papa Juan Pablo II.

La Beata María de Jesús (en el siglo: Emilia d´Outremont d´Hoogvorst) nace en Wégimont, Bélgica, el 18 de Octubre de 1818. Dotada de una rica personalidad, tiene encanto y voluntad. Su padre es embajador de Bélgica ante la Santa Sede, y Emilia le acompaña en sus viajes a través de Europa. Muy joven, se siente atraída fuertemente por Dios como el absoluto y descubre la persona y la espiritualidad de Ignacio de Loyola.
En ella crece el deseo de la vida religiosa. Pero a los 18 años, siguiendo la costumbre de la época, sus padres le hablan de matrimonio. Después de un tiempo de vacilación, el 19 de Octubre de 1837, contrae matrimonio con Víctor d’Hoogvorst. Es un matrimonio concertado que se va a transformar en un matrimonio de amor y que será bendecido con el nacimiento de cuatro hijos, dos niños y dos niñas.
La vida de Emilia se reparte entre su familia, el servicio a los pobres y sus compromisos sociales. Un día en Roma, en medio de una gran baile, Dios se le revela como el Único. Esto hace brotar en ella la respuesta: “¡Maestro, Tú solo en mi vida!” “A partir de este momento, comprendí que entre El y yo existía una unión que nadie podría romper”.
La felicidad de Emilia y de Víctor será de corta duración: Víctor contrae una grave enfermedad y muere prematuramente en 1847.
A los 29 años, Emilia se encuentra viuda y con cuatro niños, entre los 2 y los 9 años, que ella educa con amor. Pero el deseo de pertenecer totalmente a Jesús se apodera más y más de su corazón. En los cuatro años siguientes a la muerte de su marido, fallecen también sus padres. En este momento decide poner a sus hijos en un colegio en Francia y ella con sus hijas hace las gestiones necesarias para establecerse en París; en 1854 sale definitivamente de Bélgica, distanciándose así de su familia. Pero antes de su marcha, una de sus tías le invita a su castillo de Bauffe. Allí le esperaba Dios.

¿Qué experiencia de Dios ha vivido?
El 8 de Diciembre de 1854, en el preciso momento en el que el Dogma de la Inmaculada Concepción se proclama en Roma, Emilia se encuentra en oración en la capilla de Bauffe.
Allí vive una fuerte experiencia espiritual que va a iluminar y a transformar su vida para siempre.
Emilia relata esta experiencia como un encuentro con María. Esta le confía el deseo secreto de su corazón maternal. María le llama a amar a Jesús y a los miembros de su Cuerpo, “con la delicadeza del amor que se encuentra en el corazón de una madre” y ser así “María para Jesús”. Es una invitación a colaborar en la misión de redención y de reparación de Cristo.
Emilia responde sin reserva: “Prometí todo a María”.
Emilia se siente impulsada a una vida de “reparación”, según una corriente espiritual del siglo XIX y en una época muy sensible a las profanaciones de la Eucaristía; valora el peso de la ternura de Dios por el mundo y toma conciencia de la urgencia de responder con el don de su vida.
Para Emilia, reparar es querer estar vuelta a Cristo sin cesar, desear servirle y darle a conocer, aceptar seguirle hasta su pasión, viviendo la solidaridad efectiva con la humanidad que sufre la prueba, ofrecer gestos de comunión y ser artífices de la paz.
Al lado de María y por medio de su Corazón, todo en nuestra vida será para Dios, su gloria y la Reparación.

¿Cómo serán los comienzos?
Desde el principio, Emilia, rodeada de jóvenes de distintas nacionalidades y ayudada por varios Jesuitas comienza una experiencia de vida religiosa, fundó la Congregación de las Hermanas de María Reparadora.
La primera comunidad oficial se abre en Estrasburgo el 1 de Mayo de 1857. Emilia toma el nombre de “María de Jesús”. Paralelamente a esta fundación, continúa ocupándose del cuidado y la educación de sus hijos e hijas.
Desde los orígenes, la unidad del grupo se hace en torno a la Eucaristía, vivida en su doble dimensión de adoración y anuncio de la Palabra cuidando un equilibrio entre oración y actividad apostólica.
Murió en olor de santidad el día 22 de febrero del año de 1878 en Florencia, en Italia, a la edad de cincuenta y nueve años.
Su Santidad el pontífice Juan Pablo II aprobó la heroicidad de sus virtudes y la declaró “Venerable” el día 23 de diciembre del año de 1993, finalmente, aprobó el milagro atribuido por su intercesión y la declaró beata el día 12 de octubre del año de 1997.

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