lunes, 27 de febrero de 2017

28 de Febrero - Carlo Gnocchi

Carlo Gnocchi, Beato
Presbítero y Fundador, 28 de Febrero

Martirologio Romano: En Milán, Italia, beato Carlos Gnocchi, presbítero, llamado “el apóstol de los mutilados” por su especial dedicación a los huérfanos y heridos de guerra. († 1956)
Fecha de beatificación: 25 de octubre de 2009 en la Plaza del Duomo de Milán (Italia). Durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI

Carlo Gnocchi nació en San Colombano al Lambro, en Milán, Italia, el 25 de octubre de 1902 en el seno de una familia rural. Fue ordenado sacerdote en 1924, también fue profesor de teología y religión en colegios, liceos y universidades de su ciudad natal. Durante la Segunda Guerra Mundial fue oficial y capellán del Batallón Alpino (Cuerpo de Infantería de Montaña) del Ejército Italiano (1941-1945). En aquellos momentos el Padre Gnocchi (o Don Gnocchi, como es llamado en Italia), concibe la idea de crear una fundación que ayude a los niños mutilados y discapacitados físicos y psíquicos por causa de la guerra. Así, en 1942, nació su obra máxima, la “Fondazione Pro Juventute” (hoy Obra Don Gnocchi). Un año más tarde tuvo una audiencia con el Papa Pío XII, en la cual presentó su fundación.
Falleció de un cáncer al páncreas en Milán el 28 de febrero de 1956, a la edad de 54 años. Su proceso de beatificación comenzó en 1962, y fue declarado Venerable por el Papa Juan Pablo II en 2002.
Su vida es recordada, actualmente, a través de un film de la RAI, titulada “El ángel de los niños”.

ORACIÓN
Oh Dios, 
tú eres nuestro Padre, 
y en Jesucristo nos haces hermanos, 
te damos gracias por habernos dado a Don Carlo Gnocchi 
que la Iglesia venera como beato.

Danos su profunda fe, 
su esperanza tenaz, 
su ardiente caridad,
para que podamos seguir su ejemplo heroico, 
de ayudar en la vida de cada hombre
“golpeado y despojado por el dolor”.

Don Carlo nos enseñe 
a buscarte cada día de los más frágiles, 
en los ojos castos de los niños, 
en la sonrisa cansada de los ancianos, 
en el ocaso de los moribundos, 
para amarte cada día con el 
“incansable trabajo de la ciencia, 
con las obras de la solidaridad humana
y en los prodigios de la caridad sobrenatural”.
Amén

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