domingo, 19 de febrero de 2017

La derivación temprana a oncología y hematología infantil es clave en el tratamiento


El cáncer infantil es una enfermedad rara que puede manifestarse inicialmente con los mismos síntomas que otras enfermedades. Por ello, en el caso de que un niño o adolescente consulte en varias ocasiones (por ejemplo, tres o más veces) por la misma sintomatología sin tener un diagnóstico claro, se recomienda su derivación a unidades especializadas de Oncología Pediátrica. 

Causas del cáncer
No se conocen las causas de la mayoría de los cánceres infantiles. Cerca de cinco por ciento de todos los cánceres en los niños son causados por una mutación hereditaria. Se piensa que la mayoría de los cánceres en los niños, así como en los adultos, surgen como resultado de mutaciones en genes que causan un crecimiento celular descontrolado y, por último, el cáncer. 
En los adultos, estas mutaciones génicas reflejan los efectos acumulados del envejecimiento y de la exposición por largo tiempo a las sustancias que causan cáncer. Sin embargo, ha sido difícil la identificación de causas posibles del ambiente en el cáncer infantil, por una parte porque el cáncer en niños es raro y, por otra, porque es difícil determinar a qué pudieron estar expuestos los niños anteriormente al crecer. 

Síntomas para sospechar
En general, los padres son los mejores observadores de los síntomas de sus hijos. Los profesionales de Atención Primaria han de tener en cuenta la percepción y el conocimiento de los hijos por parte de sus padres a la hora de considerar remitir a la persona a Oncología Pediátrica. 
La ansiedad de los padres ante un determinado síntoma podría justificar la derivación de un paciente pediátrico, aun en los casos en los que el Pediatra considere que la sintomatología referida se debe a una causa benigna. 
Algunos síntomas que pueden ser considerados llamativos son fiebre sin causa aparente, mareos, sudoración abundante, secreción en oído, sangrado en la nariz, moretones en la piel, alteración del equilibrio (tropezones o caídas frecuentes), dolor de huesos y articulaciones, estrabismo (bizco) y puntos rojos en la piel. 
Igualmente, otros síntomas de sospecha pueden ser dolor de cabeza, palidez, fatiga, cansancio; también sangrado en encías, crecimiento de abdomen, luz blanca en uno o ambos ojos, bolitas en el cuello, axilas o ingles, así como pérdida de peso.

Tipos de tratamiento
Hay muchos tipos de tratamiento, pero el mismo dependerá del tipo de cáncer y otras consideraciones médicas. Los tratamientos comunes son cirugía, quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia y trasplante de células madre. 
Algunas personas con cáncer solo recibirán un tipo de tratamiento. Sin embargo, la mayoría reciben una combinación de tratamientos como cirugía con quimioterapia o con radioterapia. 

Importancia de la derivación temprana
Ante la sospecha de estas enfermedades, es importante la derivación del niño lo más temprano posible a las unidades de Oncología y Hematología infantil, evitando la realización de estudios que luego serán solicitados por el especialista y reduciendo el tiempo desde la sospecha diagnóstica hasta el inicio del tratamiento adecuado. 
Estas enfermedades son relativamente poco frecuentes y la sintomatología es muy poco específica, lo que dificulta el reconocimiento y pueden ser confundidas con enfermedades completamente banales. 

Plan de cuidados de sobrevivientes
Un plan de cuidados de supervivencia (llamado también plan de cuidados de seguimiento) se prepara para cada niño. Los planes están basados en el tipo de cáncer y tratamiento que recibió su niño. Por ejemplo, algunos niños pueden necesitar regresar a visitas cada mes durante el primer año después de haber completado el tratamiento. Otros, pueden no necesitar regresar con tanta frecuencia.
Dra. María Angélica Fernández Barbieri  - Dr. Agustín Cardoso

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