miércoles, 2 de agosto de 2017

El perdón y los límites en el matrimonio


Dios nos manda a perdonar y bendecir, pero si la agresión continúa ¿Qué hacemos?
Muchas personas que han pasado por crisis en sus matrimonios deciden en obediencia a Dios perdonar y bendecir a su cónyuge agresor, pero frecuentemente el agresor vuelve a agredir a su cónyuge y reaviva el dolor y la frustración. ¿Qué hacer?
Un agresor(a) es una persona que abusa emocionalmente de su cónyuge, que la lástima, que la ofende constantemente, que la intenta controlar, que la oprime con su actitud, que la margina de tomar decisiones en el hogar, etc. “En fin, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables. No devolváis mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados a heredar bendición” 1 Pedro 3:8-9.
Dios nos manda a perdonar hasta 70 veces siete, o sea siempre y además a bendecir a nuestro ofensor. No obstante la decisión de perdonar y bendecir, no obliga al cónyuge herido a permanecer expuesto a seguir recibiendo el abuso.
Si el agresor no se arrepiente de verdad y se aferra a fortalecer su vida espiritual, va a seguir cayendo en la misma debilidad. Entonces se le debe poner un límite a esta persona, manteniéndole a distancia y motivándole a que busque la ayuda necesaria para que pueda cambiar su actitud agresiva y abusadora.
La mayoría de personas que tienen esa tendencia abusadora, han vivido experiencias que programaron su mente para reaccionar así y lo que necesitan es ayuda profesional y espiritual para poder sanar su mente y poder cambiar su programación negativa a una actitud de amor de bondad y fidelidad.
Generalmente ambos cónyuges quedan muy lastimados después de una crisis, y van a necesitar pasar por un proceso de limpieza emocional, sanidad interior e inteligencia emocional bíblica para poder restaurarse sólidamente y poder volver a la relación con la seguridad de que podrán tener un matrimonio saludable.
La duración de este proceso va a depender de la madurez espiritual de cada cónyuge y de la calidad de la ayuda que puedan conseguir para resolver su situación. La gran mayoría de casos que buscan la ayuda oportuna y con consejeros calificados consiguen restaurar y fortalecer la relación para siempre.
Bíblicamente el divorcio no procede, pero en algunos de estos casos es necesaria una separación temporal para tratar a ambos por separado en su proceso de restauración hasta que a criterio de su Pastor y terapeuta ya estén listos para regresar y mantener la nueva actitud de inteligencia emocional bíblica.
Si usted ha experimentado o está experimentando crisis en su matrimonio y algún tipo de abuso emocional o físico, busque ayuda calificada y dispóngase a trabajar de inmediato en su caso antes de que llegue a un punto de no retorno. Para Cristo no hay nada imposible, pero nosotros tenemos que hacer nuestra parte y permanecer conectados espiritualmente al Señor con la guía correcta. LyHF

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