Llamado a dejar por una vida apostólica una vida cómoda
“Al irse de ahí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, cobrador de impuestos, sentado ante su mesa, y le dijo: “Ven”. Mateo, levantándose, lo siguió” San Mateo 9:9
Jesús llama a un publicano
Al llamar a Mateo, Cristo agrega un publicano al grupo de sus discípulos. Los publicanos tenían mala reputación, eran mirados por los judíos fervientes como pecadores públicos con quienes habría que evitar todo trato. Jesús no está de acuerdo con este prejuicio y no duda en llamar al corazón generoso de un publicano para atraerlo en su seguimiento. Esto revela la libertad absoluta de la elección divina de una vocación. ¡Dios no juzga como los hombres! Llama aún a individuos que parecen indignos. Escoge al que quiere, sin tener en cuenta las apreciaciones humanas.
En el momento querido por Dios
Su vocación puede llegar en el momento menos pensado. Mateo está sentado ante su mesa, donde recibe el pago de los impuestos. Aparentemente no piensa sino en cumplir bien su oficio y en sacarle jugo. No pudo prever el paso inesperado de Cristo que iba a cambiar su vida. Con esto Dios muestra su soberanía en el llamado: no solamente llama a quién quiere, sino llama cuando quiere. Bajo este punto de vista se puede comparar el momento de la vocación al de la muerte. El Señor, por la muerte llama a cada hombre al más allá, en el instante que ha fijado, y que varía de individuo a individuo.
Igualmente varía el momento de la vocación. A menudo el llamado se dirige en los años de la juventud, aunque algunos llamados más tarde, hasta en una edad muy avanzada.
Vida transformada
Al decir “Ven”, Cristo, desbarata la vida de Mateo. Hasta ese momento había sido una vida tranquila, cómoda, la vida de un hombre sentado en su despacho. Más de pronto es arrojado a una aventura. Felizmente Mateo acepta de inmediato. Consiente en cambiar de vida. El Santo Evangelio señala muy bien el contraste: “levantándose le siguió”. El que antes permanecía sentado se levanta y acompaña a Jesús en los caminos. Desde ahora Mateo no tendrá la vida cómoda que llevaba. Compartirá los riesgos, peligros e incomodidades de la vida de Cristo.
Así la vocación transforma una vida. El Maestro no teme descomponer los hábitos de comodidad a fin de llamar a una vida más alta, más grande. El lugar del oficio de cobrador de impuestos, asigna a Mateo la misión de apóstol. A todos los que hace llegar su llamado: “sígueme”, les pide “que se levanten” para un trabajo atrevido y una intensa abnegación apostólica. ChF
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