Celos o indiferencia, ¿Qué es peor?
Celos o indiferencia, ¿Qué es peor? (02-01-15)
Son muchas las actitudes negativas en un matrimonio que con el tiempo terminan arruinándolo. La indiferencia y los celos son dos de ellos, que además de afectar la comunicación en el matrimonio, no son para nada compatibles con la felicidad, por lo contrario, esto puede ir abriendo una fisura que de no arreglarlo a tiempo llega a romper la relación conyugal.
Esto no es una cuestión de si se debe mostrar celos o hacerse el indiferente ante el cónyuge, ambas actitudes tienen su porqué y consecuencias graves, por eso es importante que conozcas sus principales anomalías y así tomar las medidas necesarias para tratarlo.
La indiferencia
En definitivo, esta actitud empobrece la comunicación y por ende la relación. Ser indiferente es comportarse frente a la persona como si no existiera, porque “para mí no significa nada, ni bueno, ni malo, ni positivo, ni negativo, algo neutro, da igual”.
Aunque a decir verdad, en el fondo nadie nos es del todo indiferente, por eso, a veces esa indiferencia no es tan real, sino más bien fingida y simulada.
Pero, cuando si es real, el cónyuge ya no se interesa por escuchar lo que el otro le dice. Eso también agrava la incomunicación al ya no existir entendimiento entre las personas.
Ahora, entre las causas que hacen a alguien indiferente en el matrimonio está la rutina, porque hacer todos los días lo mismo, sin temas de conversación interesantes, siempre hablar de lo mismo, llega un momento que la monotonía hace que el cónyuge, a la persona que más se debe de amar, ya no interese, y puede que aparezcan otros intereses, dejándolo a un lado.
Otra causa es el egoísmo. Cuando se desatiende a la pareja para atenderse a sí mismo y sus metas; por ejemplo, cuando está enfocado sólo en tener más dinero, ascender en la empresa, ser más exitoso, tener mayor influencia social, entre otras; que hace que su pareja yo no esté en su punto de atención y le provoca que se sienta marginada y por lo tanto indiferente.
Asimismo la falta de respeto, es un factor causal de indiferencia, porque los insultos, gritos, sarcasmos, agresiones de cualquier índole, no permiten que los sentimientos fluyan de manera sana.
Así que es recomendable romper con todo egoísmo, ver de nuevo por los intereses del cónyuge, antes que el propio, y eso sí, hay que romper con la rutina, hay que ser creativos para sorprender a la pareja con cosas que le gusten, y darse un tiempo exclusivo para los dos. Esto ayuda a mejorar la comunicación, hablar de lo que les preocupa y les ilusiona y, sobre todo, escuchar. Lo más importante, respetar al cónyuge, volver alimentar la relación no permitir que muera.
Los celos
Quien tiene celos, es posible que sea por la desconfianza ante la fidelidad que le debe el cónyuge, porque vive bajo temor y la amenaza de que el amor de su pareja se acabe o éste le abandone. Lo cual es muy común, después de haber sufrido una infidelidad, su autoestima queda dañada, y mientras siga en duelo, seguirá padeciéndolo.
También hay quienes tienen celos infundados, presupone la infidelidad del otro, sin que sea real, por su misma inseguridad y baja autoestima, desconfía; se la pasa pensando que su pareja puede encontrar otra persona que valga más. Es un temor a perder el cariño de la persona que “según” ama. Quien tiene celos no es por amor, si no porque hunde sus raíces en la inseguridad y baja autoestima, mismo que tiene que ser tratado para superarlo.
Una relación llena de celos, no es sana, es mentira eso de que “si me cela, es que me ama”, no es cierto, el que ama de verdad, confía y da confianza al cónyuge, pero cuando hay celos imaginarios, requiere ayuda profesional para atender el problema de raíz que es la inseguridad en su persona. Dado que su autoestima depende del afecto del cónyuge, cree que si no recibe su cariño, deja de ser valioso.
Así que hay que analizar bien las causas de los celos, para buscar ser racional, y si el autocontrol del comportamiento celoso no se está logrando, entonces hay que buscar ayuda, porque a veces la ansiedad, el estrés, la irritabilidad, y la hostilidad que provoca esos sentimientos se pueden volver trastornos psicopatológicos.
Por último, recuerda que por amor se pueden lograr grandes cosas:
“El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso, ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue”. (1 Corintios 13:4-7) NP
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