jueves, 25 de junio de 2015

¿Carne o Espíritu?

¿Carne o Espíritu? (26-06-15)

Cuando una persona se ocupa de llevar una alimentación sana basada en verduras, cereales y alimentos que satisfagan las necesidades de su cuerpo, el resultado es evidente: una buena salud. Pero si contrariamente se sostiene de comida “chatarra” o alimentos que sólo satisfacen el gusto pero no los requerimientos del organismo, será más propenso a adquirir enfermedades e incluso sobrepeso.
Romanos 8:6 dice: “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”. Podemos ocuparnos cualquiera de estas dos opciones: alimentar la carne o el Espíritu y debemos considerar que cada uno tiene un resultado: muerte o vida y paz. ¿Cómo estamos alimentando nuestra vida? ¿En qué estamos invirtiendo nuestros pensamientos, charlas, acciones y tiempo?
En Gálatas 5:19-21 encontramos una lista de evidencias de ocuparse de satisfacer la carne: “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,  envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”.
Más los resultados de ocuparse del Espíritu son: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”. Gálatas 5:22-23
Examinemos nuestra vida, ¿estamos alimentando aquello que nos traerá consecuencias negativas o positivas? Seamos sinceros y pidamos a Dios que tenga misericordia y nos dé una nueva oportunidad pero también estemos dispuestos a ser radicales en cortar con todo lo que llegará a contaminarnos.
En el versículo 26 nos asegura que no estamos solos sino que “…Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad…” así que rindamos nuestra vida por completo a Dios para ser hijos espirituales y no carnales. SFA

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