viernes, 23 de octubre de 2015

¿Qué pasaría si aplicaran impuestos a la comida chatarra?


Cambiar el contexto en el que vive una persona es un paso clave para reducir la gran epidemia de enfermedades no transmisibles, tales como la obesidad, la diabetes y las afecciones pulmonares, que hoy acechan a las poblaciones de gran parte del mundo. 
“Hablar de estilo de vida de los pacientes es culpar a la víctima porque el paciente es una víctima de todo el mecanismo que le propone su entorno”, así se definió la situación de las personas con enfermedad cardiovascular a las que los médicos le sugieren una serie de recomendaciones saludables, pero muchas veces sin tener en cuenta que la sociedad en la que está inmerso lo condiciona en muchos aspectos. 
La afirmación fue realizada durante la conferencia ‘La sociedad determina el número de enfermos cardiovasculares que quiere tener. ¿Cuál es nuestra responsabilidad y qué hacer?’, dictada por el Dr. Hernán Doval, en el cierre del 41º Congreso Argentino de Cardiología realizado en Buenos Aires. 
El cardiólogo, Director del Comité de Bioética de la SAC, prefiere no hablar de estilos de vida, sino de ‘modos de vida’, que dependen de las características sociológicas, económicas, culturales y educativas de las distintas poblaciones. 
“Seguimos creyendo que podemos cambiar a un paciente sin cambiar a su esposa, a su familia y a su entorno, pero en realidad no podemos hacer eso. La responsabilidad de los médicos es no haber pensado que el paciente no es un individuo aislado, sino que pertenece a un entorno”, argumentó. 
“Los médicos deberíamos preocuparnos por conocer mejor el ambiente que rodea a cada uno de los pacientes, porque hay cosas que juegan en contra del cumplimiento de conductas saludables. Por ejemplo, le pedimos que ‘salga a correr, a hacer ejercicio’ y el paciente vive en una comunidad en la que no puede salir de su casa porque lo asaltan. O le sugerimos que se alimente con carnes magras, frutas y verduras, y su presupuesto no se lo permite”, ejemplificó el Dr. Doval, quien recientemente fue nombrado por la legislatura de la Ciudad de Buenos Aires como ‘Personalidad Destacada de las Ciencias Médicas’ por su aporte a la investigación clínica nacional e internacional. 

Epidemia Industrial 
En muchos ámbitos se refieren a una nueva ‘epidemia industrial’, donde la comida no es más natural sino procesada y contiene una alta densidad energética. “Una persona que come la misma cantidad que otra hace 40 años, está ingiriendo cinco veces más calorías; esa es una de las principales razones del incremento del sobrepeso y la obesidad en la Argentina y en el mundo. 
Por consiguiente está aumentando la diabetes tipo 2, y no ceden la hipertensión arterial y el colesterol”, señaló el experto. “Por todo esto muchos epidemiólogos vaticinan un inminente incremento de la enfermedad cardiovascular en los próximos años”, agregó. 
Las comidas ultra procesadas han disminuido de precio con respecto a los alimentos naturales en los últimos 20 a 30 años. Eso hace que la gente no solo las use porque son de cocción rápida, sino porque resultan más baratas. “¿Qué pasaría si se toman algunas medidas sociales?”, se pregunta Doval, quien también es director de la Fundación GESICA (Grupo de Estudio de la Sobrevida en la Insuficiencia Cardíaca en la Argentina). “Por ejemplo, poner impuestos a la comida rápida o chatarra y con esa plata subsidiar frutas y verduras, que es lo que deberíamos comer”, teorizó. 
Como contrapartida, insistió en que si no se establece que la gente pueda comer barato pero con buenos alimentos, va a utilizar los alimentos más económicos pero que lamentablemente son los peores en calorías, grasas y sal. 
“Ya no estamos en la época de la epidemia de enfermedades infecciosas, sino que nuestro tiempo es el de la epidemia de enfermedades no transmisibles (ENT), entre las cuales la enfermedad cardiovascular y la diabetes son las dos principales. Y los componentes sociales tienen mucha importancia”, remarcó. 
Las ENT, también llamadas crónicas no transmisibles, son aquellas que no se transmiten por infección de persona a persona, son de larga duración y por lo general evolucionan lentamente. Son cuatro principales: las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el cáncer y las enfermedades respiratorias crónicas. Producen en el mundo 38 millones de muertes por año, la mitad son por causas cardiovasculares, y el 75% del total (28 millones) se produce en países de ingresos bajos y medianos. 
Entre los principales factores de riesgo modificables para el desarrollo de las enfermedades no transmisibles están el consumo de tabaco, la inactividad física, una mala alimentación y el uso nocivo del alcohol. 
En opinión del experto, otro de los factores de riesgo a combatir es el consumo de tabaco y una de las principales medidas recomendadas es el aumento del precio: en Francia y Sudáfrica, en los últimos 10 años, se aumentó al triple el costo de los cigarrillos (a razón de un 7% anual por encima de la inflación) y el consumo cayó a la mitad. 
“Regular a la industria que produce el problema es más importante que tratar a los pacientes”, opinó el Dr. Doval, y concluyó que “también hay experiencia de la relación entre el incremento del precio de bebidas y la disminución del alcoholismo, que es otro factor de riesgo cardiovascular”.

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