viernes, 4 de diciembre de 2015

Hoy… Él no se acordará de mis pecados


Porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado. Jeremías 31:34
Tan pronto como conocemos al Señor, obtenemos el perdón de los pecados. En Él encontramos al Dios de gracia que borra todas nuestras transgresiones. ¡Cuán gozoso es este conocimiento! ¡Y cuán divinamente expresada esta promesa: El Señor promete que jamás se acordará de nuestros pecados!
¿Puede Dios olvidarse? Él lo ha dicho así, y piensa bien en lo que dice. Nos considera como si nunca hubiéramos pecado. La gran expiación ha borrado tan eficazmente todo pecado que en la memoria de Dios ya no existe.
El creyente ha sido tan aceptado por Dios como lo fue Adán en su inocencia. Nuestro gran Dios no se acordará de nuestros pecados para castigarlos, o para amarnos un adarme menos de lo que nos ama.
Así como la deuda pagada deja de ser deuda, de la misma manera el Señor cancela por completo la iniquidad de su pueblo. Cuando lloramos nuestros pecados y nuestras omisiones, como es deber nuestro mientras vivamos, alegrémonos de que en adelante jamás nos serán echados en cara. Esto nos hace odiar el pecado.
El perdón gratuito de Dios nos hace más atentos para que nunca le entristezcamos con nuestras desobediencias.
Hoy sé que por su gracia Dios no se acordará de mis Pecados porque han sido perdonados en la Cruz del Calvario y la sangre de Cristo me limpia de todo pecado.
Señor, Gracias por guiarme al arrepentimiento y darme tu perdón. Amén. CS

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