sábado, 21 de enero de 2017

22 de Enero - Francisco Gil de Federic y Mateo Alonso de Leciniana

Francisco Gil de Federic y Mateo Alonso de Leciniana, Santos
Sacerdotes y Mártires, 22 de Enero

Martirologio Romano: En Tonkín (hoy Vietnam del Norte), santos Francisco Gil de Federic y Mateo Alonso de Leciniana, presbíteros de la Orden de Predicadores y mártires, que después de una infatigable predicación del Evangelio fueron encarcelados durante el reinado de Trinh Doanh y, heridos con espada, obtuvieron una muerte gloriosa por Cristo (1745). 
Fecha de canonización: Los dos fueron incluidos en la lista de los santos el 19 de junio de 1988 por el Papa Juan Pablo II.

SAN FRANCISCO GIL DE FREDERIC DE SANS
Oriundo de Tortosa, España; sus padres le dieron esmerada formación en la fe. En su adolescencia definió su vocación al sacerdocio al cursar estudios en Barcelona y Orihuela; recibió la ordenación sacerdotal en Urgel. Fue docente de novicios en Barcelona. Solicitó evangelizar en tierras de Oriente y, aprobada su solicitud, embarcó a Filipinas. 
Después se le envió a la isla filipina de Luzón, donde predicó en las poblaciones de Bataán y Pangasinán; para un mejor desempeño de su misión aprendió las lenguas nativas. Fue designado secretario del padre provincial en Manila. Tiempo después lo autorizaron para misionar en Tonkín (actual territorio de Vietnam). 
Aún con las persecuciones, evangelizó, administró los sacramentos y atendió, física y espiritualmente, a los enfermos, siempre preparándose con penitencia, oración y estudio. Realizó ardua misión pastoral hasta ser aprehendido y conducido a un barco con otros prisioneros cristianos, al verlos expresó: “Ya me hicieron prisionero, ¿por qué llevan presos a éstos? Suéltenlos”, entonces los guardias, admirados, de súbito liberaron a los otros cautivos. 
Francisco permaneció en cautiverio ocho años, padeció maltrato, humillaciones y enfermedades; pese a todo desarrolló vasta actividad apostólica, convirtiendo su cárcel en una misión. La feligresía cristiana pretendió pagar por su rescate, pero él se opuso diciendo: “... Jamás consentiré que se gaste una sola moneda para librarme de morir por Dios Nuestro Señor”. Los paganos, con torturas y amenazas, intentaron hacerlo apostatar sin lograrlo, y fue condenado a morir decapitado. Algunos discípulos conservan como reliquia pañuelos con los que enjugaron la sangre del mártir, al que dieron cristiana sepultura.

SAN MATEO ALONSO DE LECINIANA
Nació en Nava del Rey (Valladolid, España). Su vida se conoce a partir de su juventud, cuando sintió el llamado a la vida religiosa e ingresó al convento dominico de la Santa Cruz de Segovia, hasta recibir la ordenación sacerdotal. 
Enviado a ejercer su ministerio en el Colegio de Santo Tomás, en Manila (Filipinas), zarpó a las misiones de Tonkín (Vietnam), donde llegó, después de azaroso viaje (1732). Aprendió la lengua vietnamita en Trung-Iing; ahí desempeñó intensa labor evangelizadora durante diez años, librando -con ayuda de la feligresía- su captura. Estimado por su entrega y amor a los nativos. 
Fue delatado y aprehendido al celebrar la santa misa. Ahí mismo fue torturado y herido de una lanzada en su costado; aun así lo embarcaron hacia Nam-dinh, con varios catequistas. Pese a pagar rescate no lo liberaron, enviándolo a Hanoi. Encadenado permaneció cuarenta días en prisión, evangelizando prisioneros paganos y exhortando a los cristianos a avivar su fe. 
Al ser sometido a juicio se le quiso obligar a pisar la cruz. “He venido para enseñar a los hombres a amar y adorar a Dios representado en la cruz, ¿cómo, pues, voy a cometer el crimen de pisarla?”. Condenado a muerte en Hanoi, exhaló su último suspiro amarrado a una estaca.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario