Un escritor para un periódico local entrevistaba a un granjero sobre los efectos del tiempo reciente en sus cultivos. La lluvia abundante y las cosechas de soja y maíz del granjero estaban altas y lozanas.
Mis cultivos son muy vulnerables ahora, dijo el granjero.
Esta declaración sorprendió al periodista. Había planeado enfocar su artículo en la buena cosecha que se esperaba y la prosperidad económica que le traería a la ciudad.
El granjero continuó: Hasta una sequía corta tendría efectos devastadores.
¿Por qué?, le preguntó el reportero.
El granjero le explicó que mientras vemos la lluvia frecuentemente como un beneficio, durante tiempos de lluvia las plantas no se ven obligadas a empujar sus raíces a lo profundo en busca de agua. Las raíces permanecen cerca de la superficie, dejando a las plantas sin preparación para la sequía.
Su cultivo también corría peligro de vientos fuertes y tormentosos. De nuevo, debido a la estructura de raíces superficiales, un viento fuerte le haría perder toda su cosecha en unos pocos minutos.
Algunos creyentes disfrutan una abundancia de lluvias de bendición que vienen en la forma de cultos de alabanza, comunión con otros creyentes y tiempos de profunda enseñanza bíblica. Sin embargo, cuando el estrés entra a sus vidas, estos mismos creyentes se desaniman, abandonan a Dios o creen que Él es infiel. ¿Por qué? Sus raíces nunca crecieron más allá de la superficie.
Su vida espiritual es fuerte en la superficie, confiando en otros antes que en el tiempo que pasan con Dios en oración y en el estudio de su Palabra. Son sobre todo vulnerables a los fuertes vientos de la adversidad o al calor intenso del estrés.
Solo las raíces que crecen profundas en Dios nos ayudarán a soportar los tiempos difíciles. Haz que tus raíces se profundicen más hoy. Pasa tiempo con el Señor... en la Palabra... y de rodillas.
Vivan en Cristo Jesús, el Señor, tal como ustedes lo han recibido, arraigados y edificados en él, apoyándose en la fe que les fue enseñada y dando gracias constantemente. Colosenses 2:6-7
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