Cuatro hombres estaban parados en el pasillo de una iglesia. Discutían sobre qué versión bíblica era la mejor.
Uno decía que era la versión Reina Valera citando su bello, elocuente y antiguo lenguaje.
El segundo sugería que la Nueva Versión Internacional, era literal, y le daba confianza, por lo que él sentía compromiso hacia el mensaje más fiel de los textos originales.
El tercer hombre elogiaba a Dios Habla Hoy por su estilo fácil de entender y su forma coloquial.
Luego de haber escuchado los argumentos apasionados de sus amigos, el cuarto hombre dijo con seguridad:
-En realidad, prefiero la traducción de mi jefe.
-¿Qué quieres decir? -le preguntó el primer hombre con incredulidad-. Tu jefe es solo un supervisor de almacenes. Ni siquiera deber haber terminado el instituto.
-Sostengo mi teoría -dijo el cuarto hombre-, mi jefe ha traducido las páginas de la Biblia en su vida. Él ha vivido el mensaje. Y ha sido la traducción más perfecta de la cual yo haya sido testigo.
Todo el conocimiento teológico no puede compararse con una vida vivida a través del amor y marcada con veracidad, gentileza y humildad. Esa en efecto, es la manera de vivir que se enseña en cada traducción de las Escrituras. Un buen ejemplo es el mejor sermón.
Pongan en práctica lo que han aprendido y recibido, lo que han oído y visto en mí, y el Dios de la paz estará con ustedes. Filipenses 4:9
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