Un hábito es una costumbre que se forma con un esfuerzo inicial y se pule con el tiempo.
Todos los seres humanos necesitamos formar hábitos que nos permitan ser mejores personas, tener mejores matrimonios y tener vida saludable en todos los aspectos. Veamos tres hábitos fundamentales para establecer en tu matrimonio y una familia saludable.
1-La unidad de un matrimonio desde la perspectiva del Creador debe establecerse sobre fundamentos espirituales. La unidad espiritual en un matrimonio genera un ambiente de estabilidad emocional a pesar de las circunstancias que rodeen la relación. Una buena unidad espiritual es el fundamento imprescindible de una buena relación emocional.
En otras palabras, cuando en un Matrimonio hay una unidad espiritual sólida, tendrán la capacidad de manejar los conflictos y las diferencias de una mejor manera; tendrán mayor tolerancia y serán capaces de perdonarse con más facilidad. Para lograr una buena unidad espiritual, es necesario que establezcan hábitos de vida espiritual como asistir juntos a la iglesia, orar juntos, leer la biblia juntos, y compartir principios bíblicos de vida. Estos hábitos de vida espiritual, les permitirá manejar las circunstancias y los conflictos sin necesidad de enojarse ni ofenderse.
2- El segundo hábito fundamental es el de comunicarse correctamente. Para eso deben crear el hábito de escucharse mutuamente con atención y paciencia. La mayoría de matrimonios no tienen este hábito. Pero es vital para tener una buena relación. Al escucharse con atención y paciencia, van a tener la oportunidad de expresar los sentimientos libre y sinceramente y eso los acercará y fortalecerá la relación emocional de la pareja. Tomar en cuenta la opinión y el criterio del cónyuge es un excelente hábito que les evitará muchas discusiones. Cambie entonces el hábito de gritar y de interrumpir a su cónyuge, por un hábito de escuchar con paciencia y tomar en cuenta sinceramente la opinión de su cónyuge.
3-El tercer hábito de vida matrimonial: alimentar la relación. Es muy importante que como pareja tengan un tiempo a la semana para compartir juntos, en plan “cita”. Salir a cenar, caminar por la playa o un parque tomados de la mano, tomar un helado juntos, etc. Este tiempo deben aprovecharlo para conversar de sueños, proyectos de vida, arte, filosofía, temas espirituales, pero sobretodo de sentimientos mutuos. No usen este tiempo para hablar de otros temas.
Cuando una pareja desarrolla estos tres hábitos de vida, la probabilidad de que tengan una relación saludable es muy alta. Podrán disfrutar de las cosas buenas de la vida y enfrentar las dificultades con más sabiduría. Como todo hábito requiere esfuerzo y perseverancia y en no pocas ocasiones requiere ayuda calificada. Habla con tu cónyuge hoy mismo, pídanse perdón primero y tomen la decisión de establecer nuevos hábitos de vida espiritual y emocional para fortalecer su relación sólidamente. Busquen ayuda capacitada que les enseñe a desarrollar estrategias para lograrlo.
Tu matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado. ¡Cuídalo! LyHF
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