Etimológicamente significa “perla”. Viene de la lengua griega. Dice Jeremías: “El Señor dijo a Jeremías: Antes de formarte en el vientre te escogí, antes de salir del seno materno te consagre”.
Margarita fue una viuda del siglo XV. A los diez años, durante un paseo que daba por el bosque contemplando su belleza, la sobrina del rey Renato de Sicilia, duque de Angio y Lorena, se escondió con algunas amigas para entregarse a la vida eremítica. A tan corta edad, ya había leído la vida de los santos Padres que habían vivido en el desierto. Y se quedaba admirada de su perfección y de su santidad.
En 1463 era todavía una chica adolescente. Sufrió un golpe muy grande cuando supo que su tío había muerto. Se volvió a Lorena, y contrajo matrimonio con el duque de Alençon.
La vida de la pareja no fue nada fácil al principio por motivos extraños a su intimidad. Eran los tiempos de la Guerra de los Cien Años. Su marido murió combatiendo en ella. Margarita se quedó viuda a los 32 años, y con tres hijos. Se entregó a su labor educativa sin la intromisión de sus parientes. Una vez que ya los había educado y criado, quiso librarse del peso del ducado que había llevado durante 22 años.
Se retiró al castillo de Essai. Lo convirtió en su monasterio particular. Después llegó a ser monasterio de las Clarisas. Tan abnegada y sacrificada llevó su vida de monja que el mismo obispo le llamó la atención para dejara la penitencia exagerada. Murió en el año 1521.
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