lunes, 31 de agosto de 2015

Jeremías 18


1 Palabra que llegó a Jeremías de parte del Señor, en estos términos:
2 «Baja ahora mismo al taller del alfarero, y allí te haré oír mis palabras».
3 Yo bajé al taller del alfarero, mientras él trabajaba en el torno.
4 Y cuando la vasija que estaba haciendo le salía mal, como suele pasar con la arcilla en manos del alfarero, él volvía a hacer otra, según le parecía mejor.
5 Entonces la palabra del Señor me llegó en estos términos:
6 ¿No puedo yo tratarlos a ustedes, casa de Israel, como ese alfarero? –Oráculo del Señor–. Sí, como la arcilla en la mano del alfarero, así están ustedes en mi mano, casa de Israel.
7 A veces yo hablo, con respecto a una nación o a un reino, de arrancar, derribar y perder;
8 Pero la nación de la que hablé se convierte de su maldad, entonces me arrepiento del mal que había pensado infligirle.
9 Otras veces hablo, con respecto a una nación o a un reino, de edificar y plantar;
10 pero si esa nación hace lo malo a mis ojos, sin escuchar mi voz, entonces me arrepiento del bien que había prometido hacerle.
11 Y ahora, habla en estos términos a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén: Así habla el Señor: Miren que yo fabrico contra ustedes una desgracia y medito contra ustedes un proyecto, Vuelvan de su mal camino, enmienden su conducta y sus acciones.
12 Pero ellos dirán: «¡Es inútil! Queremos seguir nuestros propios designios, obraremos cada uno según los impulsos de nuestro corazón obstinado y perverso».
13 Por eso, así habla el Señor: Pregunten entre las naciones: ¿Quién ha oído nada igual? Ha cometido la cosa más horrible la virgen de Israel,
14 ¿Abandona las cuestas rocosas la nieve del Líbano? ¿Se agotan las aguas de las montañas frescas y fluyentes?
15 ¡Mi pueblo, en cambio, se ha olvidado de mí! Ellos queman incienso a la Nada y han tropezado en sus caminos, en los senderos antiguos, para ir por sendas desviadas, por un camino sin trazar.
16 Así han hecho de su país una devastación, un motivo de burla perpetua. Todo el que pase por allí se quedará pasmado y moverá la cabeza.
17 Yo los dispersaré como el viento del este delante del enemigo: yo les mostraré la espalda, no el rostro, en el día de su ruina.
18 Ellos dijeron: «¡Vengan, tramemos un plan contra Jeremías, porque no le faltará la instrucción al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra al profeta! Vengan, inventemos algún cargo contra él, y no prestemos atención a sus palabras».
19 ¡Préstame atención, Señor, y oye la voz de los que me acusan!
20 ¿Acaso se devuelve mal por bien para que me hayan cavado una fosa? Recuerda que yo me presenté delante de ti para hablar en favor de ellos, para apartar de ellos tu furor.
21 Por eso, entrega sus hijos al hambre y déjalos a merced de la espada. ¡Que sus mujeres se queden sin hijos y sin marido, que sus hombres mueran víctimas de la peste, que sus jóvenes caigan bajo la espada en el combate!
22 ¡Que se oiga el clamor que sale de sus casas, cuando mandes de repente salteadores contra ellos! Porque han cavado una fosa para atraparme y han ocultado trampas bajo mis pies.
23 Pero tú, Señor, conoces bien sus planes asesinos contra mí. ¡No les perdones su iniquidad, que su pecado no se borre de tu vista! ¡Qué tropiecen delante de ti, y en el tiempo de tu ira, obra contra ellos!

Descubierto


Se sospechaba que hacía mucho tiempo un empleado postal estaba robando sellos.
Los investigadores escribieron unas palabras al dorso de unas hojas de sellos con tinta especial y las metieron con las otras hojas en el lugar donde trabajaba el sospechoso. Más tarde las encontraron en posesión del empleado. Éste insistió en que había comprado las hojas de sellos.
– ¿Estás seguro? ¿Estas hojas también?- Le dijeron los investigadores, y pasaron una brocha húmeda por las hojas haciendo aparecer en grandes letras rojas lo que había escrito en ellas: “Robado de Correos”. El culpable tuvo que confesar.
Hay mucha gente que cree que, al igual que el empleado de correo, nunca nadie sabrá lo que hace, confían tanto en sus capacidades y habilidades que en lugar de arrepentirse tratan de perfeccionar su técnica del engaño.
No faltan quienes llevan una doble vida, tratando de agradar a todos, mostrándose compasivos y misericordiosos, tratando de ser un ejemplo de personas piadosas, buscando que la gente los admire o los siga; sin embargo, tienen tanta maldad en el corazón que sus palabras y actitudes pueden ser sumamente hirientes con otros si éstos no cumplen sus propósitos o no estuvieran de acuerdo con ellos. No se hacen problema de mentir, engañar, robar, traicionar ni de cometer ningún otro pecado.
Lo cierto es que aunque las cosas malas parezcan bien ocultas y pareciera que esas personas saldrán victoriosas, eso no sucederá. En Jeremías 17:10 se nos revela una gran verdad: “Pero yo, el Señor, investigo todos los corazones y examino las intenciones secretas. A todos les doy la debida recompensa, según lo merecen sus acciones”.
Dios ve todo lo que hacemos y conoce los secretos de nuestros corazones, no hay nada que pueda ocultarse y Él nos recompensará a todos de acuerdo a nuestros hechos. Tarde o temprano nuestras acciones, buenas y malas, saldrán a luz y tendremos que hacernos responsables por nuestros actos.
Que en todo tiempo podamos vivir tranquila y reposadamente, sabiendo que nuestro actuar público y privado es acepto a los ojos de Dios, que todo lo que hicimos fue de corazón y no como una simple pantalla.
Todos cometemos errores pero lejos de encubrir nuestros pecados, que nuestra oración humilde y sincera de todos los días sea como el Salmo 139: 23-24: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan. Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda y guíame por el camino de la vida eterna”.
No dejes pasar un instante más sin confesarle a Dios tus pecados y esfuérzate por vivir íntegramente, recuerda que todo sale a luz. AMFI

Evangelio del Martes 01 de Septiembre

Día Litúrgico: Martes XXII (B) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 4,31-37): En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces: «¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios». Jesús entonces le conminó diciendo: «Cállate, y sal de él». Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: «¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen». Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.

«Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad»

Comentario: Rev. D. Joan BLADÉ i Piñol (Barcelona, España)

Hoy vemos cómo la actividad de enseñar fue para Jesús la misión central de su vida pública. Pero la predicación de Jesús era muy distinta a la de los otros maestros y esto hacía que la gente se extrañara y se admirara. Ciertamente, aunque el Señor no había estudiado (cf. Jn 7,15), desconcertaba con sus enseñanzas, porque «hablaba con autoridad» (Lc 4,32). Su estilo de hablar tenía la autoridad de quien se sabe el “Santo de Dios”.
Precisamente, aquella autoridad de su hablar era lo que daba fuerza a su lenguaje. Utilizaba imágenes vivas y concretas, sin silogismos ni definiciones; palabras e imágenes que extraía de la misma naturaleza cuando no de la Sagrada Escritura. No hay duda de que Jesús era buen observador, hombre cercano a las situaciones humanas: al mismo tiempo que le vemos enseñando, también lo contemplamos cerca de las gentes haciéndoles el bien (con curaciones de enfermedades, con expulsiones de demonios, etc.). Leía en el libro de la vida de cada día experiencias que le servían después para enseñar. Aunque este material era tan elemental y “rudimentario”, la palabra del Señor era siempre profunda, inquietante, radicalmente nueva, definitiva.
La cosa más grande del hablar de Jesucristo era el compaginar la autoridad divina con la más increíble sencillez humana. Autoridad y sencillez eran posibles en Jesús gracias al conocimiento que tenía del Padre y su relación de amorosa obediencia con Él (cf. Mt 11,25-27). Es esta relación con el Padre lo que explica la armonía única entre la grandeza y la humildad. La autoridad de su hablar no se ajustaba a los parámetros humanos; no había competencia, ni intereses personales o afán de lucirse. Era una autoridad que se manifestaba tanto en la sublimidad de la palabra o de la acción como en la humildad y sencillez. No hubo en sus labios ni la alabanza personal, ni la altivez, ni gritos. Mansedumbre, dulzura, comprensión, paz, serenidad, misericordia, verdad, luz, justicia... fueron el aroma que rodeaba la autoridad de sus enseñanzas.

31 de Agosto - Dominguito del Val

Dominguito del Val, Santo
Acólito. Mártir. Patrono de los monaguillos, 31 de Agosto

Por el año 1250 el rey Alfonso el sabio escribió: "Hemos oído decir que algunos seres muy crueles, el Viernes Santo, en recuerdo de la Pasión de Nuestro Señor, roban algún niño cristiano y lo crucifican". Esto fue lo que hicieron con Santo Dominguito del Val. 
Nació este niño en Zaragoza, España, y por sus especiales cualidades de gran piedad y pureza y por su hermosa voz, fue admitido como acólito y cantor de la catedral. Cada día iba de su casa al templo a ayudar a misa, a aprender cantos y a estudiar en la escuela parroquial. En su viaje de ida y vuelta tenía que pasar por entre un barrio de estrechas callejuelas, y algunos de quienes allí habitaban se disgustaban mucho cuando Domingo y sus compañeros cantaban canciones a Cristo por las calles, al pasar por allí.
Y dice las antiguas tradiciones que un adivino anunció que si echaban a las aguas del río el corazón de un cristiano y una hostia consagrada, todos los seguidores de Cristo que bebieran de esas aguas morirían. Entonces algunos de aquellos fanáticos valiéndose de tretas consiguieron una hostia consagrada. Luego fueron donde un hombre muy pobre que estaba pasando mucha hambre y le ofrecieron una bolsa de oro si les entregaba el corazón de un niño cristiano, pero lo que les dio ese hombre, a cambio de la bolsa de oro, fue el corazón de un cerdo (el cual es muy parecido al del ser humano) a cambio de la bolsa de oro. 
Y siguen diciendo las crónicas que aquellos fanáticos echaron el corazón del cerdo y la santa hostia consagrada, al río que pasaba por la ciudad, y que a los pocos días se produjo una terrible epidemia entre los cerdos de los alrededores y muchos murieron. Y con esto se dieron cuenta los criminales de que el hombre del corazón los había engañado. Entonces se propusieron conseguir ellos personalmente el corazón de un niño cristiano para no equivocarse. 
Ya habían obtenido de manos de un sacristán una santa Hostia consagrada, y entonces el Viernes Santo se propusieron sacrificar a un niño repitiendo los tormentos con los cuales en otro tiempo otros crueles hombres mataron a Jesucristo. 
Y pasaba Dominguito del Val con su sotana de acólito y de pequeño cantor por enfrente de una de aquellas casas, cuando de pronto, sin tener tiempo ni siquiera de lanzar un grito, unas manotas grandes lo toman por el cuello y le cubren el rostro con un manto, tapándole la boca con una tela para que no pueda pronunciar palabra. 
Temblando de pavor por lo que le pueda suceder, siente que lo llevan ante un "tribunal". Le preguntan si persiste en querer seguir siendo seguidor de Cristo, y él exclama que sí, que prefiere la muerte antes que ser traidor a la religión de Nuestro Señor Jesús. Entonces le declaran sentencia a muerte, y así con sus vestidos de acólito y cantor lo crucifican.
Le sacaron el corazón y enviaron a uno de los del grupo para que se fuera con la Hostia Consagrada y el corazón del niño y los arrojara al río para que todos los cristianos que de allí bebieran se murieran. Pero no imaginaban lo que ahora les iba a suceder. 
El que llevaba los dos tesoros para echarlos al río, para que nadie sospechara de él, dispuso entrar a un templo y simular que estaba rezando. Y he aquí que de rodillas allí en una banca, abrió el libro donde llevaba la Santa Hostia. Pero unas señoras que estaban allí cerca vieron con admiración que de aquel libro salían resplandores. Se imaginaron que ese hombre debería ser un santo y fuero a comunicar el prodigio a los sacerdotes. Llegaron estos y le pidieron que les mostrara el libro y allí encontraron la Hostia Consagrada. Luego llamaron a las autoridades y estas al revisarlo le encontraron el corazón del niño. 
Aquel bandido al verse descubierto se llenó de pavor y propuso que si no lo mataban denunciaría a todos los que habían cometido el crimen. Y así lo hizo. Las autoridades fueron a la casa de los asesinos y los apresaron a todos, y murieron en la horca semejantes criminales (menos el que los denunció, que pagó su pecado con cadena perpetua). 
Y desde entonces Dominguito del Val ha sido invocado como patrono de los acólitos o monaguillos y de los pequeños cantores (modernamente se le invoca junto a otro Patrono de estos niños que es Santo Domingo Savio que también fue pequeño cantor y monaguillo).
En estas líneas hemos narrado la historia - leyenda de este santo, sin mencionar razas o creencias de los asesinos, pues siempre es justo que el culpable cargue con su culpa, pero esta no puede ser cargada por aquellos que no son culpables, o lo que es lo mismo: es posible que una persona cargue con la culpa pero aquella no puede ser endosada a todo un pueblo.
Usualmente se identifica a los mentalizadores del martirio de Dominguito de Val como miembros del pueblo judío, no existe ningún dato que confirme esta creencia. El pueblo católico no debe aceptar insinuaciones xenofóbicas de ningún tipo y mucho menos con los miembros del pueblo en el que nacieron Jesús, la Virgen María y todos los Apóstoles, odiar a los hijos de Israel sería no amar a Cristo y a su Iglesia.
Los cristianos debemos amar a todos los pueblos y naciones, repetimos lo dicho ya: es posible que una persona cargue con la culpa pero aquella no puede ser endosada a todo un pueblo.

domingo, 30 de agosto de 2015

Jeremías 17


1 El pecado de Judá está escrito con un buril de hierro, está grabado con punta de diamante sobre la tabla de su corazón y sobre los cuernos de sus altares,
2 como testimonio contra ellos. Sus altares y sus postes sagrados están junto a cada árbol frondoso, sobre las colinas elevadas,
3 en las montañas y en campo abierto. Tu riqueza, todos tus tesoros los entregaré como botín, gratuitamente, por todos tus pecados, en todo tu territorio.
4 Tendrás que desprenderte de tu herencia, la que yo te había dado, haré que sirvas a tus enemigos en un país que no conocías, porque el fuego de mi ira que ustedes encendieron arderá para siempre.
5 Así habla el Señor: ¡Maldito el hombre que confía en el hombre y busca su apoyo en la carne, mientras su corazón se aparta del Señor!
6 El es como un matorral en la estepa que no ve llegar la felicidad; habita en la aridez del desierto, en una tierra salobre e inhóspita.
7 ¡Bendito el hombre que confía en el Señor y en él tiene puesta su confianza!
8 El es como un árbol plantado al borde de las aguas, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme cuando llega el calor y su follaje se mantiene frondoso; no se inquieta en un año de sequía y nunca deja de dar fruto.
9 Nada más tortuoso que el corazón humano y no tiene arreglo: ¿quién puede penetrarlo?
10 Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino las entrañas, para dar a cada uno según su conducta, según el fruto de sus acciones.
11 Perdiz que empolla huevos sin haberlos puesto es el que adquiere riqueza injustamente: en la mitad de sus días tiene que abandonarla y, al final, resulta un insensato.
12 ¡Trono de gloria, exaltado desde el comienzo, es el lugar de nuestro Santuario!
13 Tú, Señor, eres la esperanza de Israel: todos los que te abandonan quedarán confundidos, los que se apartan de ti serán escritos en el polvo, porque han abandonado el manantial de agua viva.
14 ¡Sáname, Señor, y quedaré sano, sálvame y estaré a salvo, porque tú eres mi alabanza!
15 Mira cómo me dicen: «¿Dónde está la palabra del Señor? ¡Que se cumpla!».
16 Pero yo no te instigué a mandar una desgracia ni he deseado el día irreparable. Tú lo sabes: lo que salía de mi boca está patente delante de tu rostro.
17 No seas para mí un motivo de terror, tú, mi refugio en el día de la desgracia.
18 ¡Que se avergüencen mis perseguidores, y no yo; que se aterroricen ellos, y no yo! Atrae sobre ellos un día de desgracia, quiébralo con un doble quebranto.
19 Así me habló el Señor: Ve, párate en la puerta del Pueblo, por donde entran y salen los reyes de Judá, y en todas las puertas de Jerusalén,
20 y diles: ¡Escuchen la palabra del Señor, reyes de Judá y Judá todo entero, y todos ustedes, habitantes de Jerusalén que entran por estas puertas!
21 Así habla el Señor: Cuídense bien, por su propia vida, de llevar una carga en día sábado y de introducirla por las puertas de Jerusalén.
22 No saquen ninguna carga de sus casas en día sábado, ni hagan ningún trabajo. Santifiquen el día sábado, como yo les ordené a sus padres.
23 Pero ellos no escucharon ni inclinaron su oído, sino que se negaron obstinadamente a escuchar y aprender la lección.
24 Si ustedes me escuchan verdaderamente –oráculo del Señor– y no introducen ninguna carga por las puertas de esta ciudad en día sábado; si santifican el día sábado no haciendo ningún trabajo,
25 entonces, por las puertas de esta ciudad, entrarán reyes que se sientan en el trono de David; entrarán montados en carros y caballos, ellos y sus príncipes, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén. Esta ciudad será habitada para siempre,
26 y de las ciudades de Judá y de los alrededores de Jerusalén, de la Sefelá, de la Montaña y del Négueb, se traerán holocaustos y sacrificios, oblaciones e incienso, y se traerá el sacrificio de alabanza a la Casa del Señor.
27 Pero si ustedes no escuchan mi orden de santificar el día sábado, y de no llevar cargas cuando entran por las puertas de Jerusalén en día sábado, entonces yo encenderé en sus puertas un fuego que devorará los palacios de Jerusalén, y no se extinguirá.

Confiar en la Providencia de Dios


El mundo está lleno de emergencias: en la economía y en la política, en la familia y en la educación, en el clima y en la agricultura. Emergencias y más emergencias, incluso en el propio hogar: no hay dinero para llegar a final de mes, o ya no queda aceite en el coche...
Ante tantas emergencias, hay que ponerse a trabajar. No tiene sentido sentarse pasivamente ante lo que ocurre, ni vivir en quejas amargas. Dios nos ha dado una mente para pensar y ver de frente los problemas, y una voluntad para decidir: ¡manos a la obra!
Pero por más que nos lancemos frenéticamente a arreglar el mundo cercano o el mundo lejano, por más que luchemos para frenar el calentamiento global o la corrupción local de los políticos, no podemos olvidar una de las enseñanzas fundamentales de la Biblia: “Si el Señor no construye la casa, en vano se afanan los constructores; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas” Salmo 127,1
Por eso, a la hora de afrontar tantos problemas, urgentes, dramáticos, necesitamos primero rezar para analizarlos correctamente, para tener un corazón prudente y decidido, y para alcanzar la necesaria fortaleza que nos permita romper miedos y ponernos a trabajar.
Luego, necesitamos recordar que los resultados no están en nuestras manos. Hay cosas que haremos mejor, otras habrá que corregirlas de inmediato. Pero una mejora en el mundo, un avance del bien, sólo será posible desde la acción de Dios.
Muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo ya no piensan en la providencia divina. No creen que Dios, realmente, esté activo en el mundo y en la historia. En realidad, sólo tiene sentido el esfuerzo por el bien y la justicia desde la esperanza, desde la certeza, de que Dios existe y actúa continuamente.
Dios es un Padre, y un Padre vela por sus hijos. Da la lluvia y el sol, protege y levanta. Cura y perdona. Camina a nuestro lado. También cuando decidimos alejarnos y pecamos, sabe esperar y ofrece señales para que volvamos a Él.
Sólo cuando nos dejemos abrazar por Dios y confiemos, descubriremos lo mucho que hizo en el pasado y lo mucho que hace en el presente. Mejor aún: seremos capaces de reconocer que ya hizo lo único importante: darnos a su Hijo, fundar su Iglesia, ofrecernos el Reino, abrirnos las puertas del cielo.
Todo lo demás pasa. Solo el Amor queda. La providencia es el modo concreto con el que el Amor interviene, a veces de modo sorprendente, en este mundo de hijos necesitados de una esperanza, una misericordia y un consuelo que sólo puede venir de un Padre bueno y cariñoso. FP

Evangelio del Lunes 31 de Agosto

Día Litúrgico: Lunes XXII (B) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 4,16-30): En aquel tiempo, Jesús se fue a Nazaret, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor».
Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en Él. Comenzó, pues, a decirles: «Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír». Y todos daban testimonio de Él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?». Él les dijo: «Seguramente me vais a decir el refrán: ‘Médico, cúrate a ti mismo’. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo también aquí en tu patria». Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria. Os digo de verdad: muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país; y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio».
Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero Él, pasando por medio de ellos, se marchó.

«Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír»

Comentario: Rev. D. David AMADO i Fernández (Barcelona, España)

Hoy, «se cumple esta escritura que acabáis de oír» (Lc 4,21). Con estas palabras, Jesús comenta en la sinagoga de Nazaret un texto del profeta Isaías: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido» (Lc 4,18). Estas palabras tienen un sentido que sobrepasa el concreto momento histórico en que fueron pronunciadas. El Espíritu Santo habita en plenitud en Jesucristo, y es Él quien lo envía a los creyentes.
Pero, además, todas las palabras del Evangelio tienen una actualidad eterna. Son eternas porque han sido pronunciadas por el Eterno, y son actuales porque Dios hace que se cumplan en todos los tiempos. Cuando escuchamos la Palabra de Dios, hemos de recibirla no como un discurso humano, sino como una Palabra que tiene un poder transformador en nosotros. Dios no habla a nuestros oídos, sino a nuestro corazón. Todo lo que dice está profundamente lleno de sentido y de amor. La Palabra de Dios es una fuente inextinguible de vida: «Es más lo que dejamos que lo que captamos, tal como ocurre con los sedientos que beben en una fuente» (San Efrén). Sus palabras salen del corazón de Dios. Y, de ese corazón, del seno de la Trinidad, vino Jesús —la Palabra del Padre— a los hombres.
Por eso, cada día, cuando escuchamos el Evangelio, hemos de poder decir como María: «Hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38); a lo que Dios nos responderá: «Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír». Ahora bien, para que la Palabra sea eficaz en nosotros hay que desprenderse de todo prejuicio. Los contemporáneos de Jesús no le comprendieron, porque lo miraban sólo con ojos humanos: «¿No es este el hijo de José?» (Lc 4,22). Veían la humanidad de Cristo, pero no advirtieron su divinidad. Siempre que escuchemos la Palabra de Dios, más allá del estilo literario, de la belleza de las expresiones o de la singularidad de la situación, hemos de saber que es Dios quien nos habla.

Embarazo: peligros de los tratamientos de belleza


Al momento de comenzar un tratamiento estético, las embarazadas deben tomar diferentes recaudos, ya que existen numerosas contraindicaciones con respecto a los efectos que pueden tener en el feto. 
En general, la mayoría de los tratamientos no se permiten en el embarazo. Si bien no hay estudios científicos que demuestren su inocuidad, ante la duda se contraindican. Por el contrario hay otros verdaderamente probados que generan peligros durante la etapa del desarrollo de un bebé, por lo cual la prohibición posee un aval científico. 
La Dra. Irene Bermejo, miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología, explicó que “cuando llega una embarazada, lo principal, siempre es respetar el criterio del obstetra, que en general son absolutamente cuidadosos”. 
“Una embarazada debe tener cuidado cuando compra un producto de belleza como cualquier persona. Como profesional uno trata de no agredirlas, de no ponerlas en situación de dañar la piel. Hay que recordar que el embarazo es un proceso inflamatorio. Las embarazadas están mucho más sensibles, con mayor apertura hacia los eccemas y alergias”, agregó. 
Antes de comenzar cualquier tratamiento siempre es recomendable dialogar con el obstetra y que incluya entre los estudios de rutina los análisis necesarios para conocer si la embarazada tiene diabetes gestacional o si padece toxemia o preeclampsia. Tampoco deben hacerse tratamientos quienes tengan presión sanguínea alta, hipertensión o problemas en los riñones o la vejiga. Además, una de las medidas preventivas más utilizadas es la de esperar hasta el segundo semestre para realizar cualquier tipo de tratamiento. 

Lo que está permitido 
Los masajes son siempre una buena manera para comenzar un tratamiento de belleza. La mayoría de los centros de estética o especializados los utilizan, ya que -realizados por profesionales- no tienen contraindicaciones. Pueden ser antiestrés, en el cuello o los hombros, las piernas, la cabeza y los pies. 
“Las embarazadas pueden hacer varios tipos de tratamiento de belleza, salvo tratamientos láser y tener cuidado con algunos componentes de productos cosméticos. Pueden hacerse limpieza de cutis, peeling o aplicarse cremas de belleza con ácido glicólico”, aseguró la especialista. 
Tinturas: Solo aquellas que están exentas de amoníaco y luego del período de organogénesis (formación del bebé), es decir posterior a la semana 12 de embarazo. El mito de la prohibición absoluta se remonta a que hace un tiempo todas las tinturas eran realizadas con amoníaco y éste se absorbe a través de los vasos sanguíneos del cuero cabelludo, luego se distribuye por la circulación general, atraviesa la placenta y es tóxico para el bebé. 
Drenaje linfático manual: Esta técnica se realiza con las manos a través de movimientos muy suaves, lentos y repetitivos que favorecen la circulación de la linfa, mejorando así cuadros edematosos, inflamaciones y retenciones de líquidos orgánico. Solo debe hacerse luego de la semana 12 de gestación, salvo que la mujer tenga alguna patología crónica como várices importantes o alteración de la circulación linfática. 

Tratamientos peligrosos 
• Masajes reductores: A pesar de que sí están permitidos los masajes descontracturantes, no así los reductores debido a que las cremas que se utilizan están contraindicadas en la gestación. 
• Luz Pulsada: Se utiliza para resolver algunos problemas del cutis como pelos superfluos, manchas obscuras, angioma o arañitas y envejecimiento de la piel. “No se puede hacer luz pulsada o cualquier tratamiento con láser por precaución. No hay todavía estudios contundentes contra estas técnicas o que pueda provocar algo en el bebé, pero tampoco hay que aseguren que son totalmente seguros”, dijo la Dra. Bermejo. 
• Alisado definitivo: No está permitido, ya que el formol es tóxico. En teoría no entra en contacto con el cuero cabelludo, pero la inhalación de sus vapores o cualquier accidente por derrame serían riesgosos para el bebé. 
• Depilación definitiva: La depilación definitiva no está permitida durante la gestación ya que no hay estudios serios que demuestren la inocuidad del láser sobre el feto. 
• Cremas anti estrías: Están contraindicadas, ya que en general derivados del retinol y del ácido salicílico, ambas sustancias riesgosas para el bebé. 

Sustancias dañinas 
• Ácido retinoico o retinol: Se encuentra en diversos tipos de crema, desde rejuvenecedoras, para sacar manchas de la piel, en las de peeling químico o acné, entre otras. “Está prohibido en los tres primeros meses de embarazo por las dudas que haya una absorción. Está estudiado que este derivado de la vitamina A tomado por boca puede provocar malformación, por eso se lo evita, pero no hay nada demostrado que la crema con retinoico pueda dar las mismas malformaciones", explicó. 
• Petrolato: Son productos derivados del petróleo, se obtienen a partir de residuos de la destilación del aceite que queda después de la evaporación del mismo. “Hay estudios que marcan que los derivados del petróleo son cancerígenos. En ese sentido, la recomendación no es solo para embarazadas, sino para cualquier mujer que se pone cremas”. 
• Parabenos: Son conservantes muy habituales en los productos cosméticos como el maquillaje, las cremas hidratantes, gamas capilares y de afeitado. En las etiquetas figuran, generalmente en inglés, como methylparaben, propylparaben, butylparaben o benzylparaben. 
“Es recomendable que la mujer, embarazada o no, conozca los componentes de cualquier producto que entra en contacto con su piel. De esta manera, se pueden evitar problemas a futuro”, finalizó la Dra. Bermejo.

30 de Agosto - Fiacrio

Fiacrio, Santo
Eremita, 30 de Agosto

Martirologio Romano: En Breuil, en la región de Meaux (Francia), san Fiacrio, eremita, que, oriundo de Irlanda, llevó una vida solitaria. (c.670)
Etimológicamente: Fiacrio = orante, que reza, es de origen celta.

No se sabe mucho de este monje de origen irlandés; era un asceta del S.VII, del que una única fuente el Martirologio Jeronimiano no anterior al siglo X - lo menciona como posible Obispo y Confesor, festejando el 30 de agosto como su día de nacimiento a la casa del Padre, fecha asignada mucho más tarde también por el Martirologio Romano pero recordándolo sólo como Confesor. El Martirologio Irlandés lo ignora por completo; siendo el Martirologio di Gorman, cerca del 1170, el primero en recordarlo.
En vida del Obispo Farone de Meaux, muerto en el año 670, se cuenta que éste le donó a un hombre llamado Fefrus (nuestro futuro san Fiacrio) un terreno en la zona de Breuil. Fiacrio construye allí un monasterio. 
Como suele suceder con los hombres de Dios, su fama de santidad se extendió por las zonas aledañas, y más allá también, por lo que muchos peregrinos iban a visitarlo y pedir su consejo. Nuestro santo deseando atender adecuadamente a todos esos visitantes decidió construir un lugar que sirviera para atender a los peregrinos por un tiempo limitado, este tipo de casas eran llamadas hospitales, por la hospitalidad con que se cuidaba a los peregrinos, allí no sólo descansaban del viaje sino que eran curados de cualquier enfermedad o herida que pudieran tener. 
Para poder cumplir mejor esta labor, Fiacrio pidió al obispo que le concediera más terreno donde plantaría un huerto y así alimentar con sus frutos a los que acudían, el obispo aceptó y sólo le puso como condición que el tamaño del terreno sería aquel que él pudiera demarcar por un foso cavado en un día, tarea que el asceta llevó a cabo y en el solar resultante creó un vergel donde cultivar legumbres para los pobres, plantas medicinales para los enfermos y flores para el oratorio, por ello posteriormente sería designado como el patrono de los horticultores. 
Con el tiempo, junto a este lugar nació una pequeña ciudad a la que se llamó Saint Fiacrio-en-Brie, en homenaje a nuestro santo. 
A su muerte, sus reliquias pasaron en 1568 a conservarse en la Catedral de Meaux, en donde aún estarían.

sábado, 29 de agosto de 2015

Jeremías 16


1 La palabra del Señor me llegó en estos términos:
2 No tomes para ti una mujer ni tengas hijos e hijas en este lugar.
3 Porque así habla el Señor acerca de los hijos y de las hijas que han nacido en este lugar, de las madres que los dan a luz y de los padres que los engendran en este país:
4 Ellos morirán de una muerte horrible y no serán llorados ni sepultados: se convertirán en estiércol sobre la superficie del suelo; serán exterminados por la espada y el hambre, y sus cadáveres serán pasto de las aves del cielo y de los animales de la tierra.
5 Más aún, así habla el Señor: No entres en una casa donde hay un banquete fúnebre; no vayas a lamentarte ni te conduelas con ellos. Porque yo he retirado de este pueblo mi paz, la fidelidad y la compasión –oráculo del Señor–.
6 Grandes y pequeños morirán en este país; no serán enterrados ni llorados, y nadie se hará incisiones ni se rapará la cabeza por ellos.
7 No se partirá el pan para el que está de duelo, con el fin de consolarlo por el muerto, ni se le hará beber la copa del consuelo, por su padre o por madre.
8 No entres en la casa donde hay un festejo, para sentarte a la mesa con ellos a comer y beber.
9 Porque así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Yo haré desaparecer de este lugar, ante los ojos de ustedes y en sus propios días, el grito de alegría y el grito de júbilo, el canto del esposo y el canto de la esposa.
10 Cuando tú anuncies a este pueblo todas estas cosas, ellos te dirán: «¿Por qué el Señor nos amenaza con esta calamidad tan grande? ¿Cuál es nuestra iniquidad, cuál es el pecado que hemos cometido contra el Señor, nuestro Dios?».
11 Entonces tú les responderás: Es porque los padres de ustedes me han abandonado –oráculo del Señor– y han ido detrás de otros dioses, los han servido y se han postrado delante de ellos; me han abandonado a mí y no han observado mi Ley.
12 En cuanto a ustedes, han obrado peor que sus padres: cada uno sigue los impulsos de su corazón obstinado y perverso, sin escucharme a mí.
13 Pero yo los arrojaré de esta tierra, a un país que ni ustedes ni sus padres han conocido, y allí servirán a otros dioses día y noche, porque no les tendré compasión.
14 Por eso, llegarán los días –oráculo del Señor– en que no se dirá más: «Por la vida del Señor que hizo subir a los israelitas del país de Egipto»,
15 sino más bien: «Por la vida del Señor que hizo subir a los israelitas del país del Norte y de todos los países adonde los había expulsado». Yo los haré volver a este suelo, que había dado a sus padres.
16 Yo voy a enviar numerosos pescadores –oráculo del Señor– y ellos los pescarán; después de esto, enviaré numerosos cazadores que los cazarán por todas las montañas y colinas, y hasta en las hendiduras de las rocas.
17 Porque yo tengo los ojos fijos sobre todos sus caminos; ellos no se me ocultan, y su iniquidad no puede esconderse a mis ojos.
18 Yo les pagaré el doble por su iniquidad y su pecado, porque ellos han profanado mi país con los cadáveres de sus ídolos y han llenado mi herencia con sus abominaciones.
19 Señor, mi fuerza y mi fortaleza, mi refugio en el día de la angustia, hacia ti vendrán las naciones desde los confines de la tierra, y dirán: «Sólo mentira heredaron nuestros padres, algo inútil, que no sirve para nada».
20 ¿Puede el hombre fabricarse dioses? ¡Pero ellos no son dioses!
21 Por eso, yo les haré conocer, esta vez sí que les haré conocer mi mano y mi poder, y así sabrán que mi nombre es «Señor».

Abortar ¿es un derecho?


El que el aborto es un delito resulta claro cuando vemos lo que ocurre en cada aborto con ojos claros y con una inteligencia honesta: una madre decide, o es obligada, a eliminar a su hijo.
El aborto, por lo tanto, nunca podrá ser un “derecho”. Porque un derecho existe cuando hay que tutelar y promover algunas dimensiones básicas de un ser humano. Y porque el primer derecho para que camine entre nosotros un ser humano es el derecho a la vida.
Por eso resulta absurdo invocar y hablar de “derechos humanos” para pedir que una mujer pueda tener en su país o en el extranjero la posibilidad de un aborto “seguro” y “legal”. Ningún aborto es “seguro”, porque asesinar nunca será una “seguridad” para la víctima. A la vez, una ley deja de ser “ley”, es decir, deja de ser un principio regulador de derechos y deberes en la vida social, cuando con esa ley se permite eliminar la vida de seres humanos inocentes.
El hecho de que tres mujeres irlandesas hayan recurrido en 2005 al Tribunal Europeo de derechos humanos para defender su “derecho” a abortar en Irlanda sin tener que salir al extranjero para hacerlo, y que el Tribunal haya aceptado el caso y haya pedido en el año 2008 más información para estudiarlo, es, simplemente, absurdo y contradictorio. Por tres motivos fundamentales:
El primero: que existan mujeres, asesoradas por abogados o grupos sociales, que consideren el aborto como un derecho, cuando se trata de un crimen.
El segundo: que haya numerosos países, algunos que se autodeclaran como “civilizados”, “progresistas” o, incluso, “promotores” de los derechos humanos, donde el aborto sea legal, es decir, donde miles de hijos sean eliminados cada año.
El tercero: que una corte o tribunal creado para tutelar los derechos humanos acoja una petición tan absurda y la estudie, cuando lo único que debería hacer es trabajar según su propia naturaleza: la de garantizar los derechos fundamentales, especialmente de los sujetos más débiles, los hijos antes de nacer.
Sólo si reconocemos y denunciamos una situación tan absurda y los males que se esconden detrás de todas las propuestas e iniciativas a favor del aborto seremos capaces de avanzar, realmente, en la tutela de los derechos humanos. De este modo, podremos construir un mundo donde todas las madres y todos los hijos puedan ser ayudados en el camino maravilloso de la vida humana. FP

Evangelio del Domingo 30 de Agosto

Día Litúrgico: Domingo XXII (B) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mc 7,1-8.14-15.21-23): En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén, y vieron que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas. Es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos, y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas. Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: «¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?». Él les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres’. Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres».
Llamó otra vez a la gente y les dijo: «Oídme todos y entended. Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre».

«Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres»

Comentario: Rev. D. Josep Lluís SOCÍAS i Bruguera (Badalona, Barcelona, España)

Hoy, la Palabra del Señor nos ayuda a discernir que por encima de las costumbres humanas están los Mandamientos de Dios. De hecho, con el paso del tiempo, es fácil que distorsionemos los consejos evangélicos y, dándonos o no cuenta, substituimos los Mandamientos o bien los ahogamos con una exagerada meticulosidad: «Al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas...» (Mc 7,4). Es por esto que la gente sencilla, con un sentido común popular, no hicieron caso a los doctores de la Ley ni a los fariseos, que sobreponían especulaciones humanas a la Palabra de Dios. Jesús aplica la denuncia profética de Isaías contra los religiosamente hipócritas: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí» (Mc 7,6).
En estos últimos años, Juan Pablo II, al pedir perdón en nombre de la Iglesia por todas las cosas negativas que sus hijos habían hecho a lo largo de la historia, lo ha manifestado en el sentido de que «nos habíamos separado del Evangelio».
«Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre» (Mc 7,15), nos dice Jesús. Sólo lo que sale del corazón del hombre, desde la interioridad consciente de la persona humana, nos puede hacer malos. Esta malicia es la que daña a toda la Humanidad y a uno mismo. La religiosidad no consiste precisamente en lavarse las manos (¡recordemos a Pilatos que entrega a Jesucristo a la muerte!), sino mantener puro el corazón.
Dicho de una manera positiva, es lo que santa Teresa del Niño Jesús nos dice en sus Manuscritos biográficos: «Cuando contemplaba el cuerpo místico de Cristo (...) comprendí que la Iglesia tiene un corazón (...) encendido de amor». De un corazón que ama surgen las obras bien hechas que ayudan en concreto a quien lo necesita «Porque tuve hambre, y me disteis de comer...» (Mt 25,35).

¿Cuál es el perfil de un gigoló estafador y su víctima?


Muchas mujeres han pasado por la experiencia de encontrar “al amor de su vida”. Se trata de un hombre seductor; comprensivo; amable y que entiende lo que le pasa y siente.
Todo transcurre como un sueño, y al poco tiempo de conocerse, ya están viviendo juntos. Rápidamente “el encanto se termina” y con ello también la dulzura del sujeto el cual la mujer se había enamorado.

¿Cuándo se rompe el idilio? 
Todo se termina cuando comienza a aparecer la personalidad real del individuo, “el gigoló estafador”, que es totalmente distinto a lo que mostró en un primer momento, -dulce y encantador- que lo utilizó con el único fin de que la mujer se enamore y confíe en él para poder tener el control sobre ella y poder estafarla económicamente. 
Algunas de las características más significativas que describen la personalidad de estos individuos son: 
- manipulador: utiliza diferentes estrategias como victimizarse, criticar, amenazar y hacer sentir culpable al otro para poder conseguir lo que quiere. 
- mentiroso: sabiendo que lo que está diciendo es falso, resulta convincente, por eso espera que los otros le crean. 
- fascinación: son de generar encanto sobre los demás, lo cual lo aprovechan para manipular a la víctima de turno. 
- seductor: utiliza la seducción con el fin de de influir en el otro para modificar su opinión y o comportamiento, para su propio beneficio. 
- Intuitivo: tienen una gran intuición para percibir las necesidades del otro, con el fin de tener el control de la víctima y estafarla económicamente. 

¿Se arrepienten de sus actos? 
El “gigoló estafador” no siente culpa ni arrepentimiento de lo que hace. Al reducir al otro al lugar de cosa, no se involucra afectivamente, lo que lo hablita para realizar cualquier acto atroz, sin culpa. Es un error creer que el psicópata vaya a pensar en el otro, ya que las conductas de humillación y hostigamiento salen solas, de manera espontánea. En lo único que piensa es en satisfacer sus propias necesidades. 
Se trata de una personalidad diferente, que tiene una lógica interna de funcionamiento distinta a la mayoría de las personas. Es consciente de las acciones que realiza, ya que están dirigidas a cumplir su propio plan. 

¿Cómo son las mujeres que se involucran con un gigoló? 
Por lo general son mujeres que realizan elecciones negativas, producto de emociones disfuncionales, -soledad; vacío; miedo al abandono- además de interpretaciones erróneas que la persona hace de la realidad. Esto la lleva a elegir parejas desde “su mundo interior”, y en consecuencia, NO le permite realizar una evaluación objetiva acerca de cómo es el otro y tampoco puede escuchar lo que los amigos y familiares le dicen acerca de por qué NO le conviene la nueva pareja. 

Algunas de las características que presentan las mujeres que establecen relaciones patológicas son: 
- baja autoestima 
- dependencia emocional 
- sensación de soledad 
Muchas mujeres no pueden desprenderse de parejas que las hacen sufrir y que además las estafan económicamente, y, si bien dicha relación les hace mal, es más tolerable dicho sufrimiento, que el sentimiento de soledad y abandono por estar solas y sin pareja. Estas mujeres padecen generalmente de dependencia emocional, que las lleva a tolerar distintas humillaciones, por no poder estar solas. 

¿Cómo se puede ayudar? 
La mejor manera es pedir ayuda, hablando con la familia y amigos sobre la situación que la persona está viviendo, como así también buscar ayuda terapéutica para poder salir de la relación patológica. 
Además, la psicoterapia la va a ayudar también a que pueda realizar elecciones de pareja saludable. Lic. Santiago Gómez - Psicólogo

29 de Agosto - Eufrasia Eluvathingal del Sagrado Corazón de Jesús

Eufrasia Eluvathingal del Sagrado Corazón de Jesús, Santa
Carmelita Hindú, 29 de Agosto

Martirologio Romano: En el convento carmelita de Ollur, India, Santa Eufrasia Eluvathingal del Sagrado Corazón, religiosa profesa de la Congregación de las Hermanas de la Madre del Carmelo († 1952)
Fecha de canonización: 23 de noviembre de 2014 por el Papa Francisco.

Nació el 17 de octubre de 1877 en la aldea de Kattoor (India), en la parroquia de Edathuruthy, que formaba parte del entonces vicariato de Trichur (posteriormente pasó a ser diócesis y fue dividida) y que actualmente pertenece a la diócesis de Irinjalakuda. Era hija de Antony y Kunjethy de Eluvathingal Cherpukaran. Fue bautizada con el nombre de Rose.
Desde pequeña, por influencia de su madre, mujer muy piadosa, comenzó a ejercitarse en las virtudes. A la edad de nueve años consagró a Dios su virginidad.
Contra la voluntad de su padre, a la edad de doce años ingresó en el internado de las religiosas de la Congregación de la Madre del Carmen de Koonammavu.
Después de la reorganización de los vicariatos apostólicos, realizada en el año 1896, el 9 de mayo de 1897 las religiosas y las aspirantes del vicariato de Trichur se trasladaron de Koonammavu a Ambazhakkad.
Al día siguiente, Rose recibió el velo y se convirtió en postulante con el nombre de Eufrasia del Sagrado Corazón de Jesús. El 10 de enero de 1898 tomó el hábito en la Congregación de la Madre del Carmen, el primer instituto femenino surgido en la Iglesia siro-malabar: fue fundada el 13 de febrero de 1866 en Koonammavu, en el Estado de Kerala, por San Kuriakose Elías Chavara y el padre Leopoldo Beccaro, de la Orden de los Carmelitas Descalzos, entonces delegado carmelita en Kerala, como tercera orden de los Carmelitas Descalzos. Desde el año 1967 es de derecho pontificio.
El 24 de mayo de 1900, con ocasión de la fundación del convento de Santa María en Ollur -distante 5 kilómetros de la ciudad de Trichur-, sor Eufrasia emitió los votos perpetuos. En ese convento vivió durante 48 años.
En 1904 fue nombrada maestra de novicias. Siguió desempeñando este cargo hasta que fue nombrada superiora, en el año 1913.
Por su profundo espíritu de oración la gente la llamaba “madre orante”. Alcanzó una unión muy profunda con el Señor, especialmente en la sagrada Eucaristía. Sus hermanas carmelitas la llamaban “sagrario móvil”. Pasaba muchas horas ante el sagrario en la capilla del convento, olvidada de sí misma y de todo lo que la rodeaba.
En una carta a su director espiritual expresa la sed que sentía de adorar, amar y consolar a Cristo en la Eucaristía: “Dado que aquí la mayor riqueza, la santa misa, no se celebra a menudo, experimento un gran dolor interior y siento un gran deseo de suplir esa ausencia. Tengo una gran hambre y una gran sed de hacer algo al respecto” (3 de julio de 1902).
Fue un gran apóstol de la Eucaristía. Se esforzaba por hacer que todos amaran, adoraran y consolaran a Jesús en el santísimo Sacramento.
También tenía una devoción especial a Cristo crucificado. Besaba con frecuencia el crucifijo y hablaba interiormente con él, apretándolo contra su pecho. El sufrimiento, la pasión y el dolor de Cristo provocaban un gran dolor en su corazón.
Asimismo, profesaba una filial devoción a la Virgen María, a la que sentía como su verdadera madre. Era especialmente devota del santo rosario. Solía rezar los quince misterios, meditando en la vida de nuestro Señor y de su Madre María.
Llevó una vida muy sencilla y austera, realizando numerosos actos de penitencia y mortificación. Comía una sola vez al día, evitando la carne, el pescado, los huevos y la leche.
Conjugaba perfectamente en su vida la acción y la contemplación. Su amor a Dios se manifestaba en la compasión y el amor a las personas que se dirigían a ella para que las ayudara en sus dificultades económicas o problemas familiares, o para pedirle oraciones a fin de curar de una enfermedad, obtener un empleo o superar un examen. Sabían que ella intercedería ante la Madre de Dios y que sus plegarias siempre eran escuchadas. Era un modelo ejemplar de caridad. La madre Eufrasia, que había ofrecido su vida como sacrificio de amor a Dios, murió el 29 de agosto de 1952.

viernes, 28 de agosto de 2015

Jeremías 15


1 El Señor me dijo: Aunque Moisés y Samuel se presentaran delante de mí, yo no me conmovería de este pueblo. ¡Échalos fuera de mi presencia y que se vayan!
2 Y si ellos te dicen: «¿A dónde iremos?», tú les responderás: ¡El destinado a la muerte, a la muerte, el destinado a la espada, a la espada, el destinado al hambre, al hambre, el destinado al cautiverio, al cautiverio!
3 Yo mandaré contra ellos cuatro clases de castigos –oráculo del Señor–: la espada para matar, los perros para arrastrar, los pájaros del cielo y las fieras de la tierra para devorar y destruir.
4 Haré de ellos el espanto de todos los reinos de la tierra, a causa de Manasés, hijo de Ezequías, rey de Judá, por todo lo que él hizo en Jerusalén.
5 ¿Quién tendrá piedad de ti, Jerusalén, y quién se condolerá por ti? ¿Quién se apartará de su camino para averiguar cómo estás?
6 Fuiste tú la que me rechazaste –oráculo del Señor–, la que te volviste atrás. Entonces, yo extendí mi mano y te destruí, cansado de tenerte compasión.
7 Yo los aventé con la horquilla por las ciudades del país. Dejé sin hijos a mi pueblo, lo hice perecer, porque no se apartaban de sus caminos.
8 Hice a sus viudas más numerosas que la arena de los mares; hice venir sobre las madres de los jóvenes guerreros; un devastador en pleno mediodía; hice caer de repente sobre ellas la angustia y el pánico.
9 Desfallece la que dio a luz siete veces, está a punto de expirar; su sol se ha puesto en pleno día, quedó avergonzada y confundida. Al resto de ellos los entregaré a la espada delante de sus enemigos –oráculo del Señor–.
10 ¡Qué desgracia, madre mía, que me hayas dado a luz, a mí, un hombre discutido y controvertido por todo el país! Yo no di ni recibí nada prestado, pero todos me maldicen.
11 ¡Que así sea, Señor, si no te he servido bien, si en el tiempo de la desgracia y de la angustia, no intervine ante ti por mi enemigo! ¡Tú lo sabes!
12 ¿Se puede quebrar el hierro, el hierro del Norte, y el bronce?
13 Tu riqueza y tus tesoros los entregaré como botín, gratuitamente, por todos tus pecados, en todo tu territorio.
14 Haré que sirvas a tus enemigos en un país que no conocías, porque un fuego se encendió en mis narices y arde contra ustedes.
15 Señor, acuérdate de mí, tómame en cuenta, y véngame de mis perseguidores; no dejes que me arrebaten, abusando de tu paciencia: mira que soporto injurias por tu causa.
16 Cuando se presentaban tus palabras, yo las devoraba, tus palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón, porque yo soy llamado con tu Nombre, Señor, Dios de los ejércitos.
17 Yo no me senté a disfrutar en la reunión de los que se divierten; forzado por tu mano, me mantuve apartado, porque tú me habías llenado de indignación.
18 ¿Por qué es incesante mi dolor, por qué mi llaga es incurable, se resiste a sanar? ¿Serás para mí como un arroyo engañoso, de aguas inconstantes?
19 Por eso, así habla el Señor: Si tú vuelves, yo te haré volver, tú estarás de pie delante de mí, si separas lo precioso de la escoria, tú serás mi portavoz. Ellos se volverán hacia ti, pero tú no te volverás hacia ellos.
20 Yo te pondré frente a este pueblo como una muralla de bronce inexpugnable. Te combatirán, pero no podrán contra ti, porque yo estoy contigo para salvarte y librarte –oráculo del Señor–.
21 Yo te libraré de la mano de los malvados y te rescataré del poder de los violentos.

Las historias de las misiones


Hay bastantes movimientos críticos contra el modo en que se desarrollaron las misiones. Parece que la Iglesia lleva con esto un lastre importante.
Pienso que ha habido con esto muchos juicios sumarios y apresurados que no responden a la verdad de la historia. No pretendo disculpar los fallos, grandes o pequeños, que seguro que habrá habido a lo largo de todos estos siglos de trabajo en las misiones de tantísimas personas en tantísimos lugares del mundo. Pero hay cada vez más estudios históricos serios sobre este tema, y las nuevas investigaciones dejan al descubierto que la fe, y la propia Iglesia, realizaron una gran tarea de servicio y de protección de las personas y de la cultura frente al impulso de aplastamiento que muchas veces tuvieron los conquistadores o las potencias coloniales.
En el caso concreto de América Latina, el papa Pablo III y sus sucesores intercedieron con firmeza a favor de los derechos de los indígenas, y dictaron disposiciones jurídicas bien claras. La Corona española también promulgó leyes que protegían los derechos de los nativos, y fue en aquel siglo de oro español cuando los teólogos y canonistas católicos dieron origen a la idea de los derechos humanos. Todo aquello constituyó un auténtico valladar contra el exterminio de las poblaciones indígenas, tristemente habitual en otro tipo de colonizaciones.
Esa ingente actividad misionera se transformó en un gran movimiento defensor de la dignidad y los derechos del hombre. Y si los indígenas acogieron enseguida el cristianismo fue en gran parte porque comprendieron su enorme fuerza protectora y su valor liberador (liberador también del culto que muchos de ellos habían tenido hasta entonces). Los obispos, sacerdotes y misioneros se convirtieron en los principales defensores con que podían contar los débiles y los oprimidos. Y de modo semejante a como había sucedido en la Edad Media en la vieja Europa, actuaron también como educadores, como fundadores de universidades, como desbrozadores de terrenos baldíos, como estudiosos de aquellas culturas indígenas, como promotores de formas de vida que no concluyeran con el exterminio de una raza por otra, sino con el mestizaje. Si las etnias y las culturas indígenas no desaparecieron fue debido a esa fecunda labor que hizo prevalecer los principios cristianos sobre la codicia de los conquistadores. AA

Evangelio del Sábado 29 de Agosto

Día Litúrgico: Sábado XXI (B) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mc 6,17-29): En aquel tiempo, Herodes había enviado a prender a Juan y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, con quien Herodes se había casado. Porque Juan decía a Herodes: «No te está permitido tener la mujer de tu hermano». Herodías le aborrecía y quería matarle, pero no podía, pues Herodes temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía; y al oírle, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con gusto. 
Y llegó el día oportuno, cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea. Entró la hija de la misma Herodías, danzó, y gustó mucho a Herodes y a los comensales. El rey, entonces, dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré». Y le juró: «Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino». Salió la muchacha y preguntó a su madre: «¿Qué voy a pedir?». Y ella le dijo: «La cabeza de Juan el Bautista». Entrando al punto apresuradamente adonde estaba el rey, le pidió: «Quiero que ahora mismo me des, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista».El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los comensales. Y al instante mandó el rey a uno de su guardia, con orden de traerle la cabeza de Juan. Se fue y le decapitó en la cárcel y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre. Al enterarse sus discípulos, vinieron a recoger el cadáver y le dieron sepultura.

«Juan decía a Herodes: ‘No te está permitido tener la mujer de tu hermano’»

Comentario: Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM (Barcelona, España)

Hoy recordamos el martirio de san Juan Bautista, el Precursor del Mesías. Toda la vida del Bautista gira en torno a la Persona de Jesús, de manera que sin Él, la existencia y la tarea del Precursor del Mesías no tendría sentido.
Ya, desde las entrañas de su madre, siente la proximidad del Salvador. El abrazo de María y de Isabel, dos futuras madres, abrió el diálogo de los dos niños: el Salvador santificaba a Juan, y éste saltaba de entusiasmo dentro del vientre de su madre.
En su misión de Precursor mantuvo este entusiasmo -que etimológicamente significa "estar lleno de Dios"-, le preparó los caminos, le allanó las rutas, le rebajó las cimas, lo anunció ya presente, y lo señaló con el dedo como el Mesías: «He ahí el Cordero de Dios» (Jn 1,36).
Al atardecer de su existencia, Juan, al predicar la libertad mesiánica a quienes estaban cautivos de sus vicios, es encarcelado: «Juan decía a Herodes: ‘No te está permitido tener la mujer de tu hermano’» (Mc 6,18). La muerte del Bautista es el testimonio martirial centrado en la persona de Jesús. Fue su Precursor en la vida, y también le precede ahora en la muerte cruel.
San Beda nos dice que «está encerrado, en la tiniebla de una mazmorra, aquel que había venido a dar testimonio de la Luz, y había merecido de la boca del mismo Cristo (…) ser denominado "antorcha ardiente y luminosa". Fue bautizado con su propia sangre aquél a quien antes le fue concedido bautizar al Redentor del mundo».
Ojalá que la fiesta del Martirio de san Juan Bautista nos entusiasme, en el sentido etimológico del término, y, así, llenos de Dios, también demos testimonio de nuestra fe en Jesús con valentía. Que nuestra vida cristiana también gire en torno a la Persona de Jesús, lo cual le dará su pleno sentido.

28 de Agosto - Moisés el Etíope

Moisés el Etíope, Santo
Mártir, 28 de Agosto

Martirologio Romano: En Egipto, san Moisés Etíope. Después de haber sido un conocido ladrón, se hizo anacoreta, convirtió a muchos de los suyos y los llevó con él al monasterio (c. 400).
Etimología: Moisés = salvado de las aguas. Viene de la lengua hebrea.
Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.

Moisés, que era originario de Etiopía, fue el más pintoresco de los Padres del Desierto. En sus primeros años era criado o esclavo de un cortesano egipcio. Su amo se vio obligado a despedirle a causa de la inmoralidad en la que vivía y de los robos que había cometido.
Entonces, Moisés se hizo bandolero. Era un hombre de gran estatura y ferocidad. Pronto organizó una banda y se convirtió en el terror de la región, durante muchos años recorrieron, (él y su banda), las márgenes del Nilo robando y saqueando a las caravanas y navíos. Tras despojar a sus víctimas, a menudo las asesinaba para que no los denunciasen. 
Desgraciadamente no sabemos cómo se convirtió. Tal vez fue a refugiarse entre los solitarios del desierto cuando huía de la justicia, y el ejemplo de éstos acabó por conquistarle. El hecho es que se hizo monje en el monasterio de Petra, en el desierto de Esquela. 
Un día, cuatro bandoleros asaltaron su celda. Moisés luchó con ellos y los venció. En seguida los ató, se los echó a la espalda, los llevó a la iglesia, los echó por tierra y dijo a los monjes, que no cabían en sí de sorpresa: "La regla no me permite hacer daño a nadie. ¿Qué vamos a hacer de estos hombres?" Según se cuenta, los bandoleros se arrepintieron y tomaron el hábito. 
Pero el pobre Moisés no conseguía vencer sus violentas pasiones y, para lograrlo, fue un día a consultar a San Isidoro. El abad le condujo al amanecer a la terraza del monasterio y le dijo: "Mira: la luz vence muy lentamente a las tinieblas. Lo mismo sucede en el alma." Moisés fue venciéndose poco a poco, a fuerza del rudo trabajo manual, de caridad fraterna, de severa mortificación y de perseverante oración. Llegó a ser tan dueño de sí mismo, que Teófilo, arzobispo de Alejandría, le ordenó sacerdote. 
Después de la ordenación, cuando se hallaba todavía revestido del alba, el arzobispo le dijo: "Ya lo veis, padre Moisés, el hombre negro se ha trasformado en blanco. San Moisés replicó sonriendo: "Sólo exteriormente. Dios sabe cuán negra tengo el alma todavía".
Cuando los berberiscos se aproximaban a atacar el monasterio, San Moisés prohibió a sus monjes que se defendiesen y les mandó huir, diciendo: "El que a hierro mata a hierro muere". El santo se quedó en el monasterio con otros siete monjes. Sólo uno de ellos escapó con vida. San Moisés tenía entonces setenta y cinco años. Fue sepultado en el monasterio llamado Dair al-Baramus, que todavía existe.
Es Patrón del continente africano.