En Cantares se nos narra acerca de cómo Salomón con toda la riqueza y la fama que tenía en el pueblo de Israel, conoció a una mujer que llamó mucho su atención y a quien escogió como esposa. Este relato nos muestra cómo, de la misma manera, debemos estar preparados para recibir a esa persona tan especial e importante para nosotros como lo es Jesucristo.
La mujer no sólo esperaba que algún día el rey Salomón bajara hasta donde ella se encontraba, si no que ella lo esperaba con sus vestidos blancos y trabajando, pisaba uvas y no permitía que su vestimenta blanca se manchase, bajaba inmediatamente a la rivera a lavarse y mantenerse limpia y blanca para esperar que algún día llegara el rey.
Así como en esta historia, nosotros debemos tratar de manejarnos de igual manera, lavarnos en la gracia, que es el perdón y la oportunidad que Dios nos da para poder mantenernos puros y limpios cada día. Además de esto, ella se encontraba trabajando arduamente y ese ejemplo es el que debemos seguir, Dios nos quiere encontrar trabajando para Él, cumpliendo la misión que Él nos dio.
El rey Salomón no la desechó ni la hizo menos por estar quemada por el sol y trabajando pisando uvas, al contrario ella provocó en él ternura, amor.
Dios tampoco te desecha, sea cual sea tu posición o el pasado que tengas, tal vez alguien te hizo sentir menos, pero créeme, Él irá hasta donde tú estás y depende de ti cómo lo estarás esperando cuando sea la hora.
“Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa” 1 Pedro 2:4
Es por eso que debemos procurar estar limpios delante de Él cuando nos venga a buscar. TC
No hay comentarios.:
Publicar un comentario