Los niños y las niñas son como esponjitas, absorben lo bueno como lo malo. Para ellos todo es natural y es aprendizaje, depende de nosotros guiarlos a lo bueno.
Hoy en día la tecnología es tanta, y está al alcance de nuestros hijos todo el día, por lo que necesitamos saber utilizarla en beneficio de ellos y de la familia. Cuando no ponemos límites, ni orientamos lo que hacen durante el día dejamos que lo bueno se convierta en malo.
Los niños pasan mucho tiempo frente al televisor y es ahí cuando más aprenden. No es que sea malo que vean televisión pero si hay que vigilar que están viendo en primer lugar y cuánto tiempo. Luego tomar tiempo para sentarnos y comentar el programa, siendo una conversación de dos y tratar de que no se convierta en que todo es malo y no debes verlo porque “yo digo”.
Explicar qué por el lenguaje, la violencia, las mentiras, etc., no te gusta, además siempre ver que se puede aprender de positivo.
Si hablamos claro y conciso, ellos se sentirán grandes y sobretodo escuchemos su punto de vista. No estamos para obligar, sin explicar razones, es importante hablar como con un adulto.
Cómo son esponjitas que adquieren todo lo que hay a su alrededor, entonces busquemos programas que sean educativos, compremos juegos educacionales de computadora, libros de historias, todo aquello que haga que su mente trabaje.
Pero no sólo dejemos que esta tecnología envuelva a nuestros niños, también motivemos al conocimiento de Dios, el mejor aprendizaje que puede existir. Que aprendan de Dios será bien fácil por su edad, pero por favor no caigas en legalismo, de que todo es malo y todo es pecado, porque cuando nos sucede esto, empujamos a nuestros niños a hacer lo que no queremos, puede ser por curiosidad, por enojo, rebeldía… ACdeC
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