viernes, 8 de julio de 2016

No hay que temer


Temía estar solo, hasta que… aprendí a quererme a mí mismo.
Temía fracasar… hasta que… me di cuenta que, únicamente fracaso si no lo intento.
Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que… me di cuenta que, de todos modos opinarían de mi.
Temía me rechazaran, hasta que… entendí que debía tener fe en mí mismo.
Temía al dolor, hasta que… aprendí que éste es necesario para crecer.
Temía a la verdad, hasta que… descubrí la fealdad de las mentiras.
Temía a la muerte, hasta que… aprendí que no es el final, sino más bien el comienzo.
Temí al odio, hasta que… me di cuenta que no es otra cosa más que “IGNORANCIA”.
Temía al ridículo, hasta que… aprendí a reírme de mi mismo.
Temía hacerme viejo, hasta que… comprendí que ganaba sabiduría día a día.
Temía al pasado, hasta que… comprendí que no podía herirme más.
Temía a la oscuridad, hasta que… vi la belleza de la luz de una estrella.
Temía al cambio, hasta que… vi que aún la mariposa más hermosa, necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar.
Hagamos que nuestras vidas en cada día tengan más vida, y si nos sentimos desfallecer… no olvidemos que al final… siempre hay algo más…

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