Durante el invierno existe un aumento significativo de las infecciones del tracto respiratorio. El motivo de dicho incremento es lo que se denomina “aumento de la circulación viral” porque estos diminutos microorganismos encuentran en esta época del año condiciones excepcionales para su persistencia en suspensión en el aire y para la propagación de persona a persona. La Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) explica todo sobre estas dolencias, como reconocerlas, prevenirlas y tratarlas.
¿Por qué nos resfriamos tanto todo el año?
El aparato respiratorio está expuesto a un gran número de elementos en suspensión que incluyen virus y otros microorganismos presentes en el aire que respiramos. Las vías aéreas poseen poderosos mecanismos de vigilancia y protección que evitan que suframos muchas más infecciones. Teniendo en cuenta estos hechos, los no menos de 5 o 6 episodios de infecciones virales que sufrimos por año las personas expuestas, resultan en realidad pocos en relación al riesgo corrido.
¿Qué sucede cuando la infección sobrepasa nuestras defensas?
Los virus, cuando sobrepasan los mecanismos de inmunidad, se adhieren a la superficie de las células del tracto respiratorio y penetran las membranas celulares, y así desencadenan procesos de inflamación que pueden culminar con la muerte celular, pero también con intensos procesos defensivos que producen lesión celular, incremento de secreciones, molestias locales y tos irritativa. En ocasiones, si los procesos de defensa no funcionan adecuadamente, pueden producirse infecciones más graves y complejas ocasionadas por otro tipo de microorganismos, las bacterias.
La mayoría de los cuadros comienzan por la vía aérea superior (nariz, faringe, laringe, oído medio) y pueden extenderse a la vía aérea inferior y afectar tráquea, bronquios y ocasionalmente el propio tejido pulmonar, configurando cuadros infecciosos conocidos como neumonías.
¿Cuáles son los síntomas de estas infecciones?
La presentación clínica es variable, los signos van desde rinitis, odinofagia o disfonía, en las afecciones de la vía aérea superior, a la tos irritativa o productiva, la expectoración o el dolor torácico, representativos de procesos de la vía aérea inferior, entre los síntomas locales. Asimismo, aparecen síntomas generales como fiebre, cefalea y mialgias. Las personas que contraen influenza pueden presentar algunos o todos estos signos y síntomas.
¿Cómo se puede prevenir la gripe o influenza?
A través de la inmunización. La vacuna de uso habitual contra la influenza se elabora con virus muertos a partir de tejido embrionario de huevo. Contienen cepas de influenza A y B. Las cepas que componen la vacuna en Argentina son las recomendadas por la Organización Mundial de la Salud de acuerdo con las cepas que se estima serán responsables del brote en la próxima temporada. Es de esperar que cada año haya una variación en las características antigénicas de estas cepas virales que obligan a cambios en la composición de la propia vacuna.
La inmunización contra la influenza debe repetirse todos los años. La indicación recomendada por el calendario en nuestro país comprende a los niños entre 6 meses y 5 años de edad y a los mayores de 65 años. Además, incluye a las embarazadas y puérperas, y a los portadores de enfermedades pulmonares, cardíacas, renales, hepáticas, cáncer, diabetes e infección por VIH de cualquier edad.
¿Existe alguna otra vacuna útil para prevenir infecciones respiratorias graves en adultos y niños?
Existe la vacuna contra el neumococo. Este agente es la bacteria que más comúnmente produce neumonía en niños y adultos. Existen dos tipos de inmunización antineumocóccica, que se diferencian por el número de cepas que las componen y por su capacidad para prevenir el desarrollo de neumonías y de otras infecciones invasoras. La vacuna no conjugada contiene 23 cepas, si bien es capaz de prevenir infecciones invasivas su capacidad para generar defensa contra la infección en otras infecciones es discutida; la vacuna conjugada de uso extendido los últimos años es la 13 valente conjugada, esta es más efectiva para producir inmunidad, y a diferencia de lo ocurrido con la vacuna no-conjugada, ha demostrado su capacidad para prevenir tanto la infección invasiva como la no invasiva.
¿Es frecuente que las vacunas produzcan gripe u otras complicaciones?
Las vacunas son muy bien toleradas. Ocasionalmente la inmunización contra la influenza puede ocasionar algún leve malestar en el cuerpo que raramente interfiere con las actividades de la persona y dolor leve en el sitio de inyección. Otros eventos adversos son extremadamente infrecuentes. La vacuna contra el neumococo como reflejo de la reacción inflamatoria que acompaña al desarrollo local de su efecto inmune produce algún dolor que cede en pocos días. Dr. Carlos M. Luna
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