lunes, 3 de abril de 2017

04 de Abril - Guillermo de Noto

Guillermo de Noto, Beato
Eremita y Terciario Franciscano, 04 de Abril

Martirologio Romano: En Scicli, lugar de Sicilia, beato Guillermo Cuffitelli, eremita, que, renunciando a la pasión por la caza, pasó cincuenta y siete años en la soledad y en la pobreza. (1404) 
Fecha de beatificación: 9 de abril de 1537 por el Papa Pablo III.
También es conocido como: Guillermo de Scicli

Nacido en Noto (Siracusa) en una fecha no determinada del año 1309, en la noble familia Buccheri, muy joven se introdujo en la corte del rey Federico II de Sicilia, donde durante muchos años ocupó el papel de uno de los escuderos del monarca. 
En 1337 durante una partida de caza en los bosques a las laderas del Etna, Guillermo cabalgaba junto a su rey cuando de un arbusto salió un enorme jabalí que se lanzó hacia el rey. Guillermo rápidamente se interpuso ante la bestia, logrando salvar la vida del Rey, pero no pudo evitar un funesto mordisco que lo dejó moribundo.
Transportado a Catania, una junta de médicos rápidamente convocada por el Rey, no puede hacer nada teniendo en cuenta la gravedad de la herida y la conclusión es que al escudero, lamentable, le quedan tan sólo unas pocas horas de vida. 
Mientras Guillermo está en agonía en un sueño se le apareció la mártir Santa Ágata, quien le dice estas palabras: “Levántate Guillermo, hermano mío, mi hermano, abandona la corte y vete a la soledad, donde Dios hablará a tu corazón”.
Al día siguiente, para sorpresa general de la corte, Guillermo se levantó de la cama en perfecto estado de salud. 
Llevado a la presencia de su soberano, quien lo recibió con alegría, le habló de la visión que tuvo en la noche, y su deseo de llevar vida de ermitaño. El agradecido Rey intenta detener a su escudero, pero dada la firmeza de Guillermo, lo convenció para que acepte al menos un caballo y una bolsa de dinero. 
Parte de Catania para regresar a su terruño natal, Noto, al llegar a un lugar llamado “Primosole” se encontró con un mendigo con quien cambió su ropa, e incluso le da el caballo y la bolsa de dinero que recibió del Rey; a partir de este momento comienza la nueva vida de Guillermo, quien al llegar a Noto ocupa una ermita denominada “Las Celdas” adyacente a la iglesia de Santa María de la Cruz, donde se dedicó a la oración y a servir a los pobres ante el asombro de sus conciudadanos, que le recordaban elegante y poderoso al servicio del rey y ahora lo ven como humilde y modesto ermitaño usando el hábito de los terciarios franciscanos.
En la Las Celdas vivió en completa pobreza y por algunos años en compañía del cohermano Terciario Franciscano San Conrado Confalonieri de Piacenza, que luego vino a ser protector de Noto. Cuando éste, para apartarse todavía más del mundo escogió la localidad llamada Pizzoni, Guillermo recibió de la Madre de Dios la orden de ir a Scicli, en 1345, para renovar el culto a la Madona de la Pietá (Nuestra Señora de la Piedad). Al lado de la iglesita se construyó con sus manos un pequeño eremitorio. Vivió en áspera penitencia y en oración fervorosa y constante, difundiendo la devoción a la Madre Dolorosa y haciendo bien a todos. En 1350 recibió la visita de San Conrado Confalonieri y con él pasó en oración toda la cuaresma. En 1382 amplió la iglesia de Santa María de la Pietá. La devoción a nuestra Señora volvió a florecer. La estima y veneración que los habitantes de Scicli y de las regiones limítrofes tuvieron por el heroico ermitaño fueron tales, que en poco tiempo aquel lugar solitario se convirtió en meta de peregrinaciones frecuentes y fuente de celestiales prodigios.
Fray Guillermo, ermitaño terciario franciscano, vivió en este nuevo eremitorio durante 57 años. Dormía en la dura tierra, se alimentaba de lo que la caridad de los fieles le llevaba en señal de devoción y reconocimiento. Su oración era constante, continua su unión con Dios.
El 4 de abril de 1404, a los noventa y cinco años de edad, se abrieron ante él las puertas del cielo. Las campanas sonaron a fiesta y anunciaron su muerte bienaventurada. Clero y pueblo se dirigieron al eremitorio, donde encontraron al anciano ermitaño con las manos juntas tendido en tierra, rodeado de esplendores celestiales. Parecía absorto en éxtasis. Fue trasladado procesionalmente a Scicli a la iglesia de San Mateo, y sepultado en una urna de mármol.
Cuando el 4 de abril cae en Semana Santa, el calendario litúrgico de la Región Siciliana celebra su memoria el sábado siguiente al Domingo de Pascua.

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