María Doménica Brun Barbantini, Beata
Fundadora, 22 de Mayo
Martirologio Romano: En Lucca, en la región de Toscana, Italia, beata María Dominica Brun Barbantini, religiosa, fundadora de la Congregación de Hermanas Ministras de los Enfermos de San Camilo († 1868).
Fecha de beatificación: 7 de mayo de 1995 por SS. Juan Pablo II.
María Doménica nació el 17 de enero de 1789 en Lucca, a los 12 años perdió el padre y a los 22, después de cinco meses de matrimonio, perdió el marido de paro cerebral.
Volvió todo su amor sobre Lorenzo, el único hijo nacido de tal matrimonio, y además dedicándose a las enfermas en las casas particulares. A los 31 años le murió el hijo de 8 años. Aun viviendo la pérdida en el lleno abandono a la voluntad de Dios, el sufrimiento fue enorme.
Rechazó distintas propuestas de matrimonio y siguió con la actividad de asistencia domiciliaria ya iniciada hace algunos años con otras mujeres: la Pía Unión de las Monjas Oblatas de la Caridad que ella misma había fundado. A los 36 años le murió entre los brazos la mamá diciéndole: ¿Haces todo lo que puedes para Dios y para tu Iglesia?
A los 40 años fundó el instituto de las Hermanas Oblatas Enfermeras bajo la protección de María SS. Dolorosa y con los consejos de Padre Scalabrini, después 2 años el instituto viene agregado a la Orden de los Camilianos con el nombre de Ministras de los Enfermos. La actividad fue enfocada sobre enfermas y niños, pero María Doménica pasaba también mucho tiempo en la formación de sus hijas espirituales y en la oración enfocada sobre el Jesús que sufre. Exhortaba a sí misma y a sus hijas a rezar antes de ir a asistir a las enfermas: “cuando están con los enfermos, recuerdan que están asistiendo a un Dios humanizado y expirante sobre la cruz”.
Los puntos fijos de su vida fueron dos: la caridad heroica para descubrir y servir a Jesús en los enfermos y la transformación del sufrimiento propio en amor hacia el otro. La condición para vivir estas dos actitudes era una profunda humildad y apertura de corazón a los deseos de Dios. María Dominica construyó paz en sí (un corazón unificado en el amor) y alrededor de sí (en la familia, en la comunidad, en la Iglesia), compartiendo esto sobre todo con los enfermos.
El 22 de mayo de 1868 a los 79 años María Doménica murió santamente: ¿Yo tengo que morir así? he pedido siempre al Señor tanto amor y tanto dolor, el dolor no me falta, pero ¿el amor? Muriendo mantuvo en el rostro la misma sonrisa que había habido siempre en vida.
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