Marta Wiecka, Beata
Religiosa, Hija de la Caridad, 30 de Mayo
Martirologio Romano: En Sniatyn, en el Ivano-Frankivsk (Ucrania), beata Marta María Wiecka, virgen. († 1904)
Fecha de beatificación: 24 de mayo de 2008, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI en Aviv, Ucrania, dejando en herencia un “Himno a la Vida” que nos motiva a amar la vida humana y defenderla.
Sor Martha Ana nació el 12 de enero de 1874 en Nowy Wiec, al noroeste de Polonia. La familia Wiecka era de una fe profunda y un arraigado patriotismo. Con otras muchas familias constituyeron la base de la oposición ante la invasión germánica. A la edad de dos años una grave enfermedad tuvo a Marta a las puertas de la muerte. La mejoría radical sucedió tras una oración intensa a la Virgen. Este acontecimiento dejó una gran huella en su vida que se tradujo en relación cercana y filial con la Santísima Virgen.
En el año de 1892 entró en la Compañía de las Hijas de la Caridad en la Provincia de Cracovia. Después del postulantado y noviciado fue enviada al Hospital de Leopoli, un gran hospital donde trabajaban 50 Hermanas. Sor Marta tuvo aquí la oportunidad de hacer fuertes aquellas actitudes que hacen de una enfermera una maestra en humanidad, una mensajera de la fe. Un año después la vemos en el Hospital de Podhajce, pequeña ciudad de 6 000 habitantes donde, al trabajo con los enfermos, se añadía el de los obreros desocupados que venían a buscar un poco de comida. Fue aquí donde emitió los primeros votos ratificando su entrega total a Dios para servirle en los más pobres.
Después de 5 años de trabajo en Podhajce pasó a un hospital en Bosnia. En este lugar sufrió la prueba de la calumnia. Durante este tiempo permaneció atada a la cruz, fuerte en su inocencia. Un día, durante la oración le pareció ver la Cruz de la que surgían rayos y escuchó una voz: “Hija, soporta todas las calumnias y acusaciones. Dentro de poco te llevaré conmigo”. En el año de 1902 fue destinada Sor Marta a Snityn.
Sor Marta amaba mucho su vocación e irradiaba alegría y satisfacción en su entrega a los pobres. Siempre tenía una sonrisa sincera en su rostro, sabía establecer empatía con sus pacientes a los que aliviaba de sus sufrimientos físicos y morales. De forma discreta y callada les ayudaba en la preparación para la confesión, les instruía sobre la doctrina de la fe, les ayudaba a ver sus problemas en coherencia con una visión cristiana de la vida.
Sor Marta tenía encomendada la sección de infecciosos y el peligro de contagio era continuo. En el cuarto de aislados había muerto una mujer de un tifus maligno, era necesario proceder a una cuidadosa desinfección. La tarea fue confiada a un empleado del hospital. Sor Marta tomó la determinación de ser ella quien hiciera ese trabajo. Unos días después se empezaron a notar los síntomas del contagio. Sor Marta murió serena y confiada en las manos de Dios Padre el 30 de mayo de 1904.
Las Hijas de la caridad salieron del Hospital de Snytin en 1920 pero los fieles del lugar cuidan y veneran la tumba de Sor Marta. La gente peregrina hacia ella y sostiene que ha sido escuchada y consolada por su intercesión en asuntos muy difíciles. Flores frescas, pañuelos ucranianos colgados en los brazos de la cruz y muchísimas velas encendidas son las características de la tumba de Sor Marta Ana.
Los devotos solicitaron insistentemente que se iniciase el proceso de su canonización que fue posible por los numerosos testimonios recogidos sobre las gracias obtenidas por la intercesión de sor Marta. El 20 de diciembre de 2004, el Papa Juan Pablo II promulgó el decreto sobre la heroicidad de sus virtudes y el 6 de junio de 2007 el Papa Benedicto XVI autorizó su beatificación.
La vida de Sor Marta fue corta, sólo 30 años fueron suficientes para alcanzar la santidad. Fue una auténtica Hija de la Caridad. Su entrega total al Señor y a los pobres fue testimonio atrayente para quienes vivían junto a ella. Sirvió a Jesucristo en los enfermos, con el estilo vicenciano de la humildad, la sencillez y la caridad.
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