Tos, mucosidad nasal, piel azulada o muy pálida y temperatura mayor a 38 grados son los principales síntomas de la bronquiolitis, una enfermedad que puede afectar hasta al 70% de los bebés menores de 2 años y cuyos primeros casos empiezan a aparecer en abril y se extienden hasta julio, alertaron los especialistas.
“En abril y hasta el mes de julio inicia la temporada de bronquiolitis, una afección respiratoria que afecta las vías aéreas inferiores o 'bronquiolos' que aqueja especialmente a los más pequeños. De fácil contagio y trasmisión de persona a persona por el contacto directo con secreciones nasales, la bronquiolitis representa un riesgo para la salud pública por el gran número de hospitalizaciones en los bebés de alto riesgo”, explicó el Dr. Colantonio, jefe de Neonatología del Sanatorio Finochietto.
El también coordinador de Neonatología de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina precisó que “dos tercios de los menores de 2 años podrían verse afectados por ese virus”, aunque destacó que “dicha afección no ataca a todos por igual, ya que son los infantes de riesgo los más vulnerables”.
Se considera grupo de riesgo a los bebés nacidos prematuramente de bajo peso, o con ciertas afecciones pulmonares por haber recibido ventilación mecánica por largo tiempo. También forman parte del grupo considerado más vulnerable los niños con cardiopatías congénitas, población que tiene un riesgo entre cuatro y cinco veces mayor de hospitalización por infección respecto de los niños sanos, así como más posibilidades de evolución grave y complicaciones.
Como no existe una vacuna que evite el contagio y para prevenir la trasmisión del virus, los especialistas recomiendan cuidar al bebé siguiendo una serie de hábitos como cumplir el calendario nacional de vacunación -tanto para el niño como para quienes conviven con él-, concurrir a los controles rutinarios con el médico y evitar la contaminación ambiental con humo de cigarrillo.
También se recomienda evitar el hacinamiento, impulsar y mantener la lactancia materna y cuidar la higiene, es decir, mantener limpias las manos de quienes están en contacto con el menor.
En el caso de los niños que forman parte del grupo más vulnerable “es importante cumplir con el esquema completo de inmunización pasiva, que actúa como un escudo para su protección”, recordaron desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), al tiempo que recomendaron “iniciar la profilaxis durante abril, con una aplicación mensual del anticuerpo monoclonal de hasta un máximo de 5 dosis”.
En ese sentido, desde el Ministerio de Salud enfatizaron que “actualmente la inmunización pasiva con el anticuerpo monoclonal específico (Palivizumab) constituye la intervención más importante para reducir la enfermedad grave por virus sincicial respiratorio (VSR) -la causa más frecuente de bronquiolitis- en niños de alto riesgo, debido a la ausencia aún de una vacuna efectiva”.
La inmunización pasiva está incluida en la “Estrategia Integral de Prevención de Infecciones Respiratorias en prematuros de alto riesgo” de la cartera sanitaria y “en niños con cardiopatías congénitas con inestabilidad hemodinámica significativa”, según las recomendaciones consensuadas con las sociedades científicas.
“La inmunidad persiste por un período acotado de tiempo, por lo que es fundamental la aplicación mensual de las dosis para mantener los niveles adecuados de anticuerpos durante la época de mayor circulación viral”, recordaron, y agregaron que “la inmunización pasiva debe acompañarse de todas las demás medidas de prevención”.
“En la población vulnerable diversos estudios demostraron que si se llevan adelante todas esas medidas de forma conjunta disminuye la tasa de hospitalización, los días de oxígeno, la gravedad del cuadro respiratorio y, junto con ello, la mortalidad”, aclaró el Dr. Colantonio.
El especialista detalló que, sobre todo en los meses de mayor circulación viral, se debe estar atento a la aparición de los siguientes síntomas: mucosidad nasal, tos, catarro, respiración más rápida (taquipnea) o ruidosa con silbidos (sibilancias) y hundimiento de las costillas al respirar.
También se debe prestar atención si el niño se agita fácilmente, si tiene dificultad para alimentarse o conciliar el sueño, la piel azulada o muy pálida o temperatura mayor a 38 grados.
“Ante la aparición de los primeros síntomas, como dificultad respiratoria, agitación, dificultad para comer o dormir, es fundamental consultar con el médico”, concluyó el Dr. Colantonio.
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