Más de 5 millones de personas murieron en 2015 por diabetes, una enfermedad que afecta a más de 415 millones de pacientes en el mundo y que llegará a los 650 millones para 2040, alertaron expertos internacionales, quienes aseguraron que “dos tercios de los enfermos viven en ciudades, por lo que debemos enfocarnos en cambiar el estilo de vida que llevamos”.
“El estilo de vida urbano es un factor de riesgo en sí mismo para la diabetes, por eso necesitamos ciudades que nos ayuden a llevar vidas más saludables”, afirmó Charlotte Ersboll, vicepresidenta del equipo corporativo del laboratorio danés Novo Nordisk, que organizó recientemente en Copenhague un evento internacional sobre diabetes del que participó Télam como único medio argentino.
La especialista explicó que las ciudades albergan a más de la mitad de la población mundial y que más de las dos terceras partes de las personas con diabetes viven en ellas.
“Aunque no se sabe exactamente por qué algunas personas enferman con diabetes tipo 2, está claro que algunos factores promueven su crecimiento. Si bien algunos no se pueden modificar, como los antecedentes familiares o la edad, sí se puede trabajar sobre el peso corporal y los niveles de actividad física, por ejemplo”, apuntó Ersboll en diálogo con Télam.
Vivir en una ciudad implica en la mayoría de los casos estar expuesto a altos niveles de contaminación, gran concentración de personas, poco tiempo para hacer actividad física o cocinar, lo que lleva a gran parte de la población a alimentarse con comida rápida o precocinada y al sedentarismo.
“La diabetes tipo 2 está influida significativamente por factores de riesgo y determinantes culturales como circunstancias económicas, cuestiones medioambientales, lugar geográfico donde se vive y el propio estado de salud, así como hábitos y costumbres. Ninguna estrategia de prevención será efectiva si no empezamos a tomar en cuenta estos factores que moldean la vida de las personas”, explicó la experta.
La Diabetes Mellitus es una enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas pierde su capacidad de producir o utilizar adecuadamente la insulina, una hormona que permite que el azúcar (glucosa) de los alimentos entre en las células, donde se convierte en energía para que el cuerpo funcione.
La falta de insulina o la dificultad para utilizarla hace que el azúcar que proviene de los alimentos aumente y se acumule en la sangre (hiperglucemia). Con el paso del tiempo, si no se trata o no se controla, el alto nivel de azúcar avanza, provocando daño en varios órganos.
Existen dos tipos de diabetes: la de tipo 1 ocurre cuando el páncreas deja de producir insulina, por lo que las inyecciones son necesarias para sobrevivir. Suele aparecer en niños y jóvenes.
La de tipo 2 afecta hasta al 95 por ciento de los pacientes y ocurre cuando el cuerpo no produce cantidad suficiente o no puede usar bien la insulina y en general se presenta en personas de más de 45 años.
Por último, existe la llamada "diabetes gestacional", que se desarrolla durante el embarazo y generalmente desaparece poco después del parto.
Según datos de la Federación Internacional de Diabetes, 29,6 millones de personas vivían con la enfermedad en 2015 en América del Sur y Central, cifra que se estima ascenderá a 48,8 millones para 2040 en esa región.
En la Argentina, en tanto, se estima que uno de cada 10 adultos vive con diabetes, es decir que casi tres millones de mayores de 18 años tienen diabetes tipo 2, asociada principalmente con el sedentarismo, la mala alimentación y el tabaquismo.
“Estamos sumidos en un tsunami de diabetes”, afirmó por su parte Lars Rebien Sorensen, CEO de Novo Nordisk, quien recordó que en 2015 esa enfermedad implicó una inversión en salud de 673 mil millones de dólares.
Sorensen afirmó que de los 415 millones de enfermos, sólo el 50 por ciento está diagnosticado: “De ese 50 por ciento de pacientes con diagnóstico, sólo la mitad recibe tratamiento y a su vez sólo la mitad de esa mitad alcanza los objetivos deseados”.
“En la actualidad existen tratamientos accesibles y estamos en condiciones de vender insulina por el costo de una taza de café, por lo que la gente no debería morirse por falta de acceso”, aseguró, y recordó que el laboratorio que dirige es el mayor productor de insulina a nivel mundial y que abastece a la mitad del total global de pacientes.
Sorensen afirmó además que “más de 5 millones de personas murieron el año pasado por diabetes, más cantidad que las que murieron por sida (1,5 millones), tuberculosis (1,5 millones) o malaria (0,6 millones)”.
“Si bien estamos trabajando en la insulina oral y buscando constantemente la forma de mejorar la calidad de vida de la gente, necesitamos sensibilizar y concientizar a la población mundial acerca de la gravedad de la situación y de la importancia de cambiar los hábitos y llegar al diagnóstico a tiempo”, aseguró.
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