Nombre y elección
Su nombre significa regalo de Yahwéh, lo mismo que
el de Matatías (1 Mach 2,1) y Mateo
(v.). Todos ellos derivan de una dicción hebrea a la que se añade la forma
apocopada del nombre de Yahwéh, resultando Mattityanu (Matatías), que a su vez se abrevia de dos maneras: Mattay (Mateo) y Mattiyctn (Matías). El entronque filológico y el significado de los dos
últimos nombres ocasionó confusión entre los varios individuos de este nombre.
Aparece San Matías en el Nuevo Testamento cuando
entró en el grupo de los Doce (Act
1,21-26). Según los requisitos exigidos en este texto San Matías debió de
ser un discípulo de la primera hora y, en términos generales, seguir, en
compañía de los Doce, las incidencias de la vida y ministerio de Jesús, de
cuyos hechos y doctrinas debía dar testimonio; lo cual da cierta verosimilitud
a la noticia de Eusebio (Hist. Ecl.,
1,12.3: PG 20,117) sobre la posibilidad de que San Matías fuese uno de los
«Setenta» (Le 10,1). Tal vez fue
testigo de la Resurrección de Jesús, y pudo presenciar alguna aparición del
mismo.
A la muerte de Jesús, y a los pocos días de la
Ascensión, S. Pedro reunido con la comunidad cristiana (unas 120 almas) en Jerusalén explicó que, según estaba previsto en
las Escrituras (Ps 69,26), uno de los
Apóstoles había prevaricado (Act 1,17.25),
y que, según el Ps 109,8, otro había de reemplazarle; por tanto, se imponía una
elección. Se propusieron dos nombres: «José, por sobrenombre Barsaba, llamado
Justo, y Matías». Se pronunció una oración dirigida al Señor para que
manifestase su voluntad acerca de elección del nuevo Apóstol, lo mismo que
antaño con la de los Doce primeros (Me
3,13-19, par.), y se dejó al procedimiento de las suertes, corriente ya en
el Antiguo Testamento (cfr. los 7,14.16;
14,2; lo 1,7), la manifestación de dicha voluntad. Ésta fue que la vacante
de Judas la cubriese San Matías.
¿Por qué «era necesario» nombrar uno para el puesto
de judas? Cuando Santiago el Mayor (v.) murió hacia el a. 44 (Act 12,2) no se nombró otro en su
lugar, ni S. Pablo (v.) fue nunca
considerado su sustituto. Los «Doce Apóstoles» (v.) elegidos por Jesús lo son para el presente y para el futuro,
cuando «juzguen (como nuevos «doce»
patriarcas) las doce tribus de Israel» (Mt
19,28; Lc 22,31); y por su número ellos expresan una plenitud que, en este
caso, representa la plenitud del Pueblo de Dios.
Por la primera razón, Santiago al morir no dejó
ninguna vacante, no terminó su apostolado; mientras que la traición de Judas y
su muerte sin arrepentimiento eficaz fueron interpretadas como una deserción,
un «apartarse» (parabáinein; Act 1,25),
un «dejar su lugar desierto» (Act 1,20);
la necesidad de un nuevo Apóstol nacía no de la muerte de Judas sino de su
deserción. Por la segunda razón, era necesario completar el número de «doce».
Actividad de San Matías
Existen tradiciones, a veces contradictorias,
acerca del resto de su vida. Nicéforo Calixto (Hist. Ecl., 11,40: PG 145,865) refiere lo siguiente: «Matías, que
rellenó la docena, atracó en Etiopía primeramente, y después… de haber llevado
las multitudes a Cristo, con ánimo valeroso, recibió la corona del martirio» (cfr. Clemente de Alejandría, Stromata,
IV,9.71: PG 8,1281). Otras leyendas se encuentran en los Actos de Andrés y
Matías.
Se le atribuyen tres escritos apócrifos: a) un
Evangelio de Matías al que se refiere Orígenes: «corre también el evangelio
según Tomás y el según Matías» (Hom. in
Lucam, I: PG 13,1803). Un testimonio de Eusebio (Híst. Ecl., 111,25.6: PG 28,269) alude al mismo y algunos
entienden que habla también de sus actos; b) las Tradiciones de Matías, de las
que Clemente Alejandrino cita tres sentencias (Stromata, 11,9.45: PG 8,981; 4.26: PG 8,1132; VII,13.82: PG 9,513;
cfr. ib. IV,6.35: PG 8,1248 lo que se dice de Zaqueo o «Matías»). Estos dos
escritos tal vez proceden de la primera mitad del s. II; c) Clemente de
Alejandría (Stromata, VII,17.108: PG
9,552) e Hipólito Romano (Refutación,
VII,20.1: PG (Orígenes) 16 (3 parte) 3.302) hablan de «palabras secretas»
que San Matías recibió del Salvador y comunicó a Basílides y otros gnósticos
del s. II.
La investigación no llega a establecer hasta qué
punto estos tres escritos son una sola o diversas obras, ni si es San Matías o
Mateo el «escritor» del Libro de Tomás con sus «secretas palabras» proveniente
de Nag Hamadi (cfr. J. Doresse, Les
livres secrétes des gnostiques d’Égypte, París 1958). En los Acta
Apostolorum ApocrypÍta, 11,1,65-116, editados por M. Bonnet en Leipzig 1891-98 (reimp. 1959), figura en griego Los
Actos de Andrés y Matías en el país de los antropófagos (¿obra del s. VI?).
Se dice que las reliquias de San Matías fueron, por
encargo de S. Elena, llevadas a Tréveris, ciudad de la que es Patrón, y donde
se venera su tumba en la abadía dedicada al Santo. También hay reliquias en
Roma (Santa María Mayor) y en Padua (Santa Justina). Es también Patrón de
los carniceros y de los arquitectos. En otros tiempos fue popular en diversas
zonas de Alemania. Su fiesta se celebra en la Iglesia latina el 14 de mayo; en
la griega, el 9 de agosto. MA
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