miércoles, 1 de mayo de 2024

VIH/SIDA: los desafíos pendientes de Latinoamérica…

Un informe de ONUSIDA revela que, en general,  los países latinoamericanos han logrado importantes avances en la expansión y acceso al tratamiento del VIH, pero fueron menos los avances en la prevención.
El número de muertes relacionadas con el SIDA ha disminuido un 32% desde 2010, pero el número anual de nuevas infecciones por VIH ha aumentado un 8%. Diez países de la región han visto aumentos en el número de nuevas infecciones desde 2010, indica el análisis.
Existen marcadas disparidades en la prevención del VIH. Las infecciones por VIH disminuyeron un 14% entre las mujeres pero aumentaron un 17% entre los hombres entre 2010-2022. La prevalencia media del VIH entre determinadas poblaciones es significativamente mayor que en la población general, alcanzando el 9,5% entre hombres homosexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres.
Las personas transgénero tiene una prevalencia de infección alta, del 22%. 
En definitiva, a más de 40 años de los primeros casos registrados de lo que con el tiempo se llamaría VIH, la epidemia en Latinoamérica está lejos de su recta final.
En 2023, 2.5 millones de personas vivían con VIH en la región, con 120.000 nuevas infecciones y 37.000 muertes en 2020. El acceso a los tratamientos y a PrEP, la medicina preventiva, siguen siendo un desafío.
Hacia 2005, la región había alcanzado un tasa de acceso al tratamiento del 20%, alta comparada con el 3% en el África Subsahariana. Pero en la última década, el progreso se ha desacelerado, y entre 2010 y 2020, el número de casos ha aumentado en un 21%, en comparación con una baja de 23% a nivel mundial.
Este aumento se concentra en un 50% en áreas urbanas a lo largo de la región. Y hay poblaciones específicas que tienen la mayor carga de infección. Los hombres que tienen sexo con hombres representaron el 44% de las infecciones en 2019. 
La mayor parte de la transmisión se explica por disparidades sociales en las que las intervenciones locales para abordar los factores sociodemográficos y de infraestructura podrían reducir su impacto.
La falta de un diagnóstico oportuno del VIH se debe más a la falta de educación e información sobre el virus, pruebas ofrecidas o la falta de acceso a la atención que a la negación de las personas a acercarse a los servicios de salud.
La mayor dificultad a la que se enfrentan los médicos al ofrecer la prueba del VIH es la necesidad de hablar sobre la actividad y las preferencias sexuales. La integración de la prueba del VIH en la atención de rutina podría reducir esta barrera, reduciendo el estigma que todavía domina la reacción al VIH en la región. HD

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