Se sabe que bailar levanta el
espíritu, y un estudio reciente muestra que los pacientes con enfermedad de
Alzheimer también responden a los movimientos rítmicos. Las clases de baile
aliviaron la agitación en un pequeño grupo de personas con enfermedad de Alzheimer
y otras demencias relacionadas, informaron los investigadores en la revista
Journal of Alzheimer’s Disease.
”Este estudio resalta cómo las
intervenciones basadas en el movimiento, como la danza adaptada, pueden ser una
forma significativa de mejorar el bienestar tanto físico como emocional de los
individuos con demencia”, señaló en un comunicado de prensa el investigador
Rodney Guttmann, catedrático interino de biología de la Universidad de West
Florida (EEUU).
El estudio de 3 meses se llevó
a cabo en The Retreat, un centro de cuidado diurno para adultos del Consejo
sobre el Envejecimiento de West Florida. ”Tuve la suerte de presenciar la
intervención de baile varias veces en persona, y la actividad fue tan bien
organizada y divertida que pude ver que la moral, la comprensión y la capacidad
física de los participantes mejoraban en tiempo real”, dijo el presidente y
director ejecutivo del Consejo sobre el Envejecimiento, Josh Newby, en un
comunicado de prensa.
Para el estudio, el
investigador reclutó a 4 hombres y 12 mujeres con enfermedad de Alzheimer o
demencia relacionada. La mitad de los participantes fueron asignados
aleatoriamente a tomar clases de baile de 1 hora 2 veces por semana durante 3
meses, mientras que la otra mitad participó en actividades sin música como
bingo, rompecabezas, manualidades, cartas y juegos de mesa.
A los del grupo de baile se
les enseñaron seis rutinas diferentes, como el paso de caja y el charlestón,
modificadas para satisfacer sus capacidades físicas. Los pacientes pudieron
bailar de forma segura, sin que ninguno perdiera el equilibrio ni se cayera,
según muestran los resultados. Las sesiones mejoraron el estado de ánimo de los
participantes incluso cuando tomaban descansos, anotaron los investigadores.
”Durante estos períodos de
descanso, los participantes todavía estaban presentes en la habitación y, a
menudo, se les observaba aplaudiendo y golpeando con los pies cuando sonaba
música”, escribieron los investigadores en su artículo.
Las clases de baile también
les dieron a los participantes la oportunidad de mantener activa su memoria.
“También se observó que 6 de los 8 participantes en la danza eran capaces de
recordar los movimientos de danza de al menos 3 danzas aprendidas durante el
periodo de 12 semanas”, añadieron los investigadores.
Los cuidadores informaron
haber visto a su ser querido bailar en diferentes momentos del día fuera de
clase, incluso si no había música. ”Es emocionante ver que una actividad tan
simple proporciona beneficios tangibles tanto para los participantes como para
los cuidadores”, dijo Guttmann.
Sin embargo, el grupo de
participantes era demasiado pequeño y el número de clases demasiado pequeño
para que los investigadores llegaran a conclusiones estadísticamente
significativas sobre los beneficios de la danza para los pacientes con
demencia.
”Los estudios futuros deberían
considerar aumentar la frecuencia de las sesiones de baile por semana y
garantizar un tamaño de muestra adecuado para evaluar los impactos de la
intervención”, concluyó el documento. BP
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