A lo largo de los últimos 15 años, se construyó un retrato habitual de las fiestas rave o festivales de música electrónica entre jóvenes argentinos: un adolescente que no llegó todavía a los 20 años se pasa horas y horas en la pista bailando, nunca se detiene, habla con todo el mundo y el único artículo que lo acompaña en su coreografía es una botella de agua en la mano. La imagen conduce a un solo término: éxtasis, la denominada "droga del amor", que se erigió como uno de los estupefacientes con mayor crecimiento en el país y aún el día de hoy pocos tienen conocimiento sobre sus efectos en el organismo.
Según datos difundidos por la Sedronar, el consumo de éxtasis en la Argentina creció más de un 1000% entre el 2001 y el 2011. En inicios del siglo XXI, sólo un 0,2 de los argentinos había reconocido haber utilizado la droga, mientras que diez años después, la cifra escaló hasta el 2,1 por ciento. En la mayoría de los casos, el principal peligro de los consumidores se situó en la mezcla con otras sustancias, como antidepresivos, alcohol o cocaína.
Mediante la liberación en abundancia de la sustancia neuronal serotonina, aquellos que consumen la droga (sea en forma de pastilla, o hasta en algunos casos en polvo) encuentran un clima de felicidad abundante, desinhibición, plenitud física prolongada, buen humor y falta de apetito. Sin embargo, durante las horas en que su efecto permanece, el organismo llega a niveles límite de resistencia y puede tener consecuencias fatales. Alteraciones graves en la temperatura corporal, fallos en los riñones y problemas cardíacos pueden ser las consecuencias de una mala dosis.
El éxtasis, nacido en comienzos del siglo XX y popularizado socialmente en el Reino Unido a partir de fines de la década del 70, es una de las pocas drogas denominadas "empatógenas" (o entactógenas), las cuales radican la mayor parte de su efecto en la empatía entre las personas. Para quienes la consumen, sus efectos son compartidos con el otro y resultan demasiado placenteros como para tener en cuenta los peligros a los que se someten.
Ficha técnica:
Clasificación: Droga entactógena. Según la DEA estadounidense, está catalogada en la Categoría I, con un gran potencial de abuso y prohibida para el uso médico.
Términos técnicos: Metilendioximetanfetamina (MDMA), Metilendioxianfetamina (MDA) y Metilendioxietilanfetamina (MDE)
Términos comunes: Éxtasis, Adán, Eva, Molly, X, XTS, Amor.
Efectos en el cuerpo: Incrementa el ritmo cardíaco, la presión sanguínea y la temperatura del cuerpo. Produce una sensación de energía y seguridad (similar a la de las anfetaminas). Suprime el apetito y genera un estado constante de empatía y buenos sentimientos hacia todos los que lo rodean.
Peligros de una sobredosis: Los primeros síntomas pueden ser temblores en los dientes y nerviosismo extremo. Su uso junto a grandes niveles de actividad física en ambientes muy calurosos puede conducir a la muerte, a raíz de una subida desproporcionada de la temperatura, un cuadro grave de hipertensión o fallos en los riñones.
Por qué atrae a los jóvenes
Si un joven acude a una fiesta, hay pocos objetivos que tiene claros de cara al evento: divertirse hasta más no poder y generar buen clima con los otros participantes de la fiesta. Por eso, el éxtasis aparenta ser, en muchas ocasiones, el pasaje hacia ese estado de plenitud y algarabía.
Si bien en la mayoría de discotecas en el mundo, las pastillas que se distribuyen no son puras, la principal droga del éxtasis es el MDMA. Principalmente se toma en pastillas de colores (las hay hasta con formas y dibujos) y su consumo produce un efecto que permanecerá al menos por unas 4 a 6 horas. Una dosis promedio de 100 miligramos es absorbida rápidamente por el tracto gastrointestinal. Por lo tanto, el pico del efecto no tarda más de una hora en aparecer.
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