martes, 10 de noviembre de 2015

Ezequiel 37


1 La mano del Señor se posó sobre mí, y el Señor me sacó afuera por medio de su espíritu y me puso en el valle, que estaba lleno de huesos.
2 Luego me hizo pasar a través de ellos en todas las direcciones, y vi que los huesos tendidos en el valle eran muy numerosos y estaban resecos.
3 El Señor me dijo: «Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos?». Yo respondí: «Tú lo sabes, Señor».
4 El me dijo: «Profetiza sobre estos huesos, diciéndoles: Huesos secos, escuchen la palabra del Señor.
5 Así habla el Señor a estos huesos: Yo voy a hacer que un espíritu penetre en ustedes, y vivirán.
6 Pondré nervios en ustedes, haré crecer carne sobre ustedes, los recubriré de piel, les infundiré un espíritu, y vivirán. Así sabrán que yo soy el Señor».
7 Yo profeticé como se me había ordenado, y mientras profetizaba, se produjo un temblor, y los huesos se juntaron unos con otros.
8 Al mirar, vi que los huesos se cubrían de nervios, que brotaba la carne y se recubrían de piel, pero no había espíritu en ellos.
9 Entonces el Señor me dijo: «Convoca proféticamente al espíritu, profetiza, hijo de hombre, Tú dirás al espíritu: Así habla el Señor: Ven, espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos para que revivan».
10 Yo profeticé como él me lo había ordenado, y el espíritu penetró en ellos. Así revivieron y se incorporaron sobre sus pies. Era un ejército inmenso.
11 Luego el Señor me dijo: Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Ellos dicen: «Se han secado nuestros huesos y se ha desvanecido nuestro esperanza. ¡Estamos perdidos!».
12 Por eso, profetiza diciéndoles: Así habla el Señor: Yo voy a abrir las tumbas de ustedes, los haré salir de ellas, y los haré volver, pueblo mío, a la tierra de Israel.
13 Y cuando abra sus tumbas y los haga salir de ellas, ustedes, mi pueblo, sabrán que yo soy el Señor.
14 Yo pondré mi espíritu en ustedes, y vivirán; los estableceré de nuevo en su propio suelo, y así sabrán que yo, el Señor, lo he dicho y lo haré –oráculo del Señor–.
15 La palabra del Señor me llegó en estos términos:
16 Hijo de hombre, toma un trozo de madera y escribe sobre él: «Judá y los israelitas que le están unidos». Toma después otro trozo y escribe: «José, madera de Efraím, y toda la casa de Israel unida a él».
17 Júntalos luego uno con el otro, de manera que formen una sola pieza de madera y sean una sola cosa en tu mano.
18 Y cuando la gente de tu pueblo te pregunte: ¿No vas a explicarnos qué quieres decir con esto?»,
19 Tú les responderás: Así habla el Señor: Yo voy a tomar la madera de José, que está en la mano de Efraím, y a las tribus de Israel unidas a él, y les añadiré la madera de Judá. Así haré de todos ellos un solo trozo de madera, y serán una sola cosa en mi mano.
20 Los trozos de madera sobre los que hayas escrito deberán estar en tu mano, bien a la vista de ellos.
21 Entonces les dirás: Así habla el Señor: Yo voy a tomar a los israelitas de entre las naciones adonde habían ido; los reuniré de todas partes y los llevaré a su propio suelo.
22 Haré de ellos una sola nación en la tierra, en las montañas de Israel, y todos tendrán un solo rey: ya no formarán dos naciones ni estarán más divididos en dos reinos.
23 Ya no volverán a contaminarse con sus ídolos, con sus abominaciones y con todas sus rebeldías. Los salvaré de sus pecados de apostasía y los purificaré: ellos serán mi Pueblo y yo seré su Dios.
24 Mi servidor David reinará sobre ellos y todos ellos tendrán un solo pastor. Observarán mis leyes, cumplirán mis preceptos y los pondrán en práctica.
25 Habitarán en la tierra que di a mi servidor Jacob, donde habitaron sus padres. Allí habitarán para siempre, ellos, sus hijos y sus nietos; y mi servidor David será su príncipe eternamente.
26 Estableceré para ellos una alianza de paz, que será para ellos una alianza eterna. Los instalaré, los multiplicaré y pondré mi Santuario en medio de ellos para siempre.
27 Mi morada estará junto a ellos: yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo.
28 Y cuando mi Santuario esté en medio de ellos para siempre, las naciones sabrán que yo soy el Señor, el que santificó a Israel.

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