Si bien el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL) es un enigma médico, los especialistas aseguran que se puede disminuir su riesgo con una estrategia educacional de alta eficacia, incorporando las prácticas de sueño seguro durante el descanso del bebé.
El SMSL es el diagnóstico por la muerte de un bebé de menos de un año de edad, que no logra ser explicada luego de realizar una investigación minuciosa, en la que se incluyen autopsia, investigación de la escena en que ocurrió la muerte y análisis de los síntomas y enfermedades que el niño pudo presentar antes de fallecer, explica el Dr. Alejandro Jenik (MT 47685), médico del Servicio de Neonatología del Hospital Italiano de San Justo y referente de la especialidad en la Argentina.
El SMSL es la principal causa de muerte de bebés entre un mes y un año de edad. Como la mayoría de los casos se producen mientras el bebé duerme en su cuna, este tipo de muerte recibe a veces el nombre de “muerte en cuna”. Pero hay que aclarar que la cuna no es la causa del SMSL. No obstante, otros aspectos relacionados con el sueño del bebé sí aumentan el riesgo del SMSL.
El Dr. Jenik comparte algunas recomendaciones para disminuir el riesgo de muerte súbita del lactante:
• Acostar al bebé boca arriba. Conviene hacerlo desde que nace, dormir de costado no resulta tan seguro como dormir boca arriba. No hay posibilidades de que los bebés sanos acostados boca arriba puedan aspirar el vómito a los pulmones. A partir de los 5 o 6 meses es normal que los bebés tiendan a darse vuelta. Eso no se debe impedir, ya que a esa edad el riesgo de SMSL disminuye considerablemente, aunque conviene siempre acostarlo boca arriba. Si encuentra al bebé boca abajo, simplemente hay que darlo vuelta.
• No exponerlo al humo del cigarrillo. Fumar durante el embarazo o exponer al bebé nacido al humo del tabaco provoca un aumento de SMSL. Durante el embarazo, los componentes químicos dañinos del cigarrillo pueden interferir con el funcionamiento normal de la placenta al disminuir hasta en un 38% la cantidad de sangre que pasa a través de ella. De esta forma, el feto se ve privado de nutrientes y de oxígeno. La nicotina complica, especialmente, el desarrollo del sistema nervioso central del bebé. El daño es muy difícil de observar debido a que ocurre a nivel celular, pero aunque el consumo sea bajo, el bebé siempre acumula niveles de nicotina mayores que su propia madre.
• No abrigarlo en exceso. Los bebés no deben tener ni mucho frío ni mucho calor. Demasiado calor aumenta el riesgo de SMSL. Si el bebé transpira o tiene la zona abdominal caliente hay que quitarle parte del abrigo. No importa si tiene las menos o los pies fríos, es normal.
• Asegúrese de que la cabeza quede descubierta. Si la cabeza del bebé queda cubierta con la ropa de cama tiene un mayor riesgo de padecer SMSL.
• Evitar el “colecho”. El dormir en la misma cama con los papás no es recomendable ni seguro para el bebé. Éste debe dormir en una cuna al lado de la cama de los papás hasta los seis meses de edad.
• Priorizar la lactancia materna. Ésta protege la salud del bebé y disminuye el riesgo de SMSL.
• Promover el uso del chupete. Existe una fuerte asociación entre la utilización del chupete y la disminución de SMSL, por lo que es bueno ofrecer el chupete al niño durante la noche o la siesta sin obligarlo a que lo acepte.
¿Qué provocaría el SMSL?
“Existe una gran cantidad de evidencia científica que nos permite afirmar que los bebés fallecidos a causa del SMSL nacen con una anormalidad en su cerebro que los ubica en una situación de vulnerabilidad con respecto al SMSL. Varias investigaciones realizadas directamente en víctimas del SMSL revelan que estos bebés poseen una anormalidad en el núcleo arcuatum, región del cerebro que controla la respiración, la frecuencia cardiaca, la termorregulación y los despertares durante el sueño”, describe el Dr. Jenik.
Asimismo, los bebés que nacen con otras anormalidades en su cerebro o en su cuerpo, también serían más vulnerables a una muerte súbita e inesperada. El origen de estas anormalidades podría ser la exposición del feto durante el embarazo a alguna sustancia tóxica o a la falta de algún elemento vital en el ambiente, como suficiente cantidad de oxígeno.
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