sábado, 30 de abril de 2016

Cuando sea grande quiero ser...


Es frecuente escuchar a los niños decir qué les gustaría ser en su adultez. Pero, ¿de dónde proviene este deseo? 
La fuente de donde surgen estas manifestaciones es diversa: 
- Culturales: el nivel socio cultural al cual el niño tiene acceso. 
- Familiares: las ocupaciones que observa en las figuras significativas de su entorno cercano, la satisfacción o insatisfacción que observa en ellos respecto de la tarea que realizan. 
- Personales: las competencias naturales del niño. 
Estos comentarios hablan de la diversidad, la imaginación, y la riqueza de la mente de los niños en desarrollo. Pero también pueden ser indicadores de la fuerte influencia que reciben, a veces de la confusión que les genera el futuro, o de una actitud de aplanamiento para ser aceptados con las elecciones que hacen sus pares. 
Es bueno considerar que estas manifestaciones son diferentes según el momento evolutivo en que se encuentran. Suelen representar una proyección al futuro más que elecciones definitivas.

¿Esta clase de inquietudes surgen sólo de los niños? 
Sin duda es un intercambio entre dos necesidades, entre dos interlocutores. Las personas desde el nacimiento hasta la muerte construimos nuestra identidad, es un largo proceso que se inicia tempranamente. Es por este motivo que siendo adultos encontramos en nuestros hijos el reflejo de aquello que nos impulsa a seguir. El riesgo es forzar al niño más que sugerir alternativas favoreciendo el proceso de elección. 
Jorge Luis Borges decía “… desde mi niñez se consideraba de manera tácita que yo cumpliría el destino literario que las circunstancias habían negado a mi padre. Era algo que se daba por descontado (y las convicciones son más importantes que las cosas que meramente se dicen). Se esperaba que yo fuera escritor…” 
El proceso de elección es un fenómeno complejo: hay muchos elementos en juego, y muchos interjuegos entre los elementos que lo componen. Actualmente se observa una relación importante con la realidad virtual a la cual los niños tienen acceso. Esto agrega un elemento diferente de elección. 
El interjuego se da entre las habilidades naturales y/o adquiridas del niño y la expectativa de los adultos, o lo que el niño supone que mas coincide con lo que él cree que sus padres quieren. 
El riesgo es que los padres quieran que sea lo que no pudieron ser o que interfieran u obstaculicen el proceso de construcción de la identidad del niño. La tarea de ser padres y madres exige un dialogo abierto entre los deseos de los padres y los del niño. 

Mandatos familiares
No es unilineal, es interesante el proceso en los estudios realizados con familias numerosas: un mismo mensaje, escuchado por diferentes hijos es tomado de modo diferente. Algo que para uno representa un mandato ineludible, para otro, es un comentario al pasar, casi olvidado. Por otro lado, no para todas las personas los menajes de los padres son vividos como algo necesariamente negativo. En algunas experiencias, es un ordenador que permite marcar un rumbo en la vida. Muchas personas manifiestan de adultos tener problemas emocionales porque sintieron que les falto una guía, un mandato que marcara un rumbo en algo que vivían. Otros manifiestan que pueden hacer lo que quieren aunque coincida con lo que los padres quieran. Suele ser un indicador que terminó la adolescencia. 
La variable que entra en juego es el temperamento del niño. Para algunos niños la presencia del padre se impone evidenciando la inseguridad y la pequeñez que sienten frente a esa figura. 
En Cartas al padre, Franz Kafka dice “… En aquella época yo hubiera necesitado algún estimulo por tu parte. Estaba ya aplastado por tu mera corporeidad. Me acuerdo por ejemplo de cómo muchas veces nos desvestíamos juntos en una cabina, yo flaco, enclenque, esmirriado, tú fuerte, alto, ancho; ya en la cabina mi aspecto me parecía lastimoso, y no solo delante de ti sino del mundo entero, pues tú eras para mí la medida de todas las cosas. Pero cuando salíamos de la cabina delante de la gente, yo de tu mano, un pequeño esqueleto inseguro, descalzo sobre las planchas de madera con miedo al agua, incapaz de imitar los movimientos natatorios que tú con buena intención pero en realidad para mi gran oprobio me enseñabas todo el tiempo, entonces estaba completamente desesperado, y todas mis malas experiencias en todos los terrenos venían a coincidir maravillosamente en tales momentos….” 

Cómo aprovechar el deseo infantil 
Para aprovechar creativamente el deseo infantil necesitamos estar sin apuros, aunque solo dispongamos de 5 minutos, esos 5 minutos estar totalmente con él. Como padres, trasmitimos valores y podemos estar sensibles a los intereses del niño. Compartir nuestro trabajo puede ser una buena experiencia para el niño, siempre que para nosotros sea una fuente de gratificación o de desafío a superar más que la evidencia de frustración, desesperanza, o un camino sin salida. Recordemos que si los trajimos al mundo, somos responsables también de ayudarlos en el complejo proceso de construcción de una identidad saludable, más que resentida. Nuestra tarea es también una responsabilidad social. 

Recomendaciones 
-Dejarse sorprender por la manera que tiene el niño coincida o no con la propia expectativa. 
- Apoyarlo aunque no coincida con lo que hubiéramos elegido como padres. 
- Pedir ayuda cuando nos sentimos abrumados por la labor que la vida nos presenta cotidianamente en la crianza de nuestros hijos. Dra. Edith Vega

01 de Mayo - Peregrino

Peregrino, Santo
Fraile Servita, 01 de Mayo

Patrón de los enfermos de Cáncer y SIDA. Fecha canonización: 1726 por Benedicto XIII Nacionalidad: italiana. Nacido de familia acomodada. Pasó una juventud mundana, y participó activamente en la política de su país. Tuvo al comienzo una fuerte postura anticatólica. Sin embargo, durante una rebelión popular, él golpeó al embajador papal de paz, el Santo Philip Benizi. El Santo Philip con calma giró la otra mejilla, rezó por la juventud, y Peregrino se convirtió.
Cuenta la tradición que él recibió una visión de Nuestra Señora en la que le dijo ir a Siena, Italia, y allí unirse a la Orden de los Frailes Servitas. Después de una empeñosa educación teológica y su ordenación, la orden lo asignó a cumplir labores a su ciudad natal. Él sirvió y trabajó ahí tanto como le fue posible, en el silencio completo, en la soledad, y con el asombroso ofrecimiento penitente de no sentarse durante 30 años. Lo conocían como un ferviente predicador, un orador excelente, y como confesor era conocido como el más apacible y comprensivo.
Fue fundador de una casa de la orden de los servitas en Forli, Italia. Ahí se descubrió que padecía de cáncer. Un cáncer que se extendía en todo su pie. Peregrino fue programado para una amputación. La noche antes de la operación, él se la pasó en oración; aquella noche recibió una visión de Cristo que lo curó con un toque. La mañana siguiente, Peregrino fue encontrado completamente curado.

Oremos
Oh Dios, que diste a San Peregrino un ángel como compañero, la Madre de Dios como su maestra, y Jesús como médico para su enfermedad; te suplicamos nos concedas por los méritos de este santo, que mientras vivamos en este mundo amemos intensamente a nuestro Ángel de la Guarda, a la Virgen Santísima, y a nuestro Salvador, y luego en el Cielo les bendigamos para siempre. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Así sea.

Esdras 1


1 En el primer año de Ciro, rey de Persia, para que se cumpliera la palabra del Señor pronunciada por Jeremías, el Señor despertó el espíritu de Ciro, rey de Persia, y este mandó proclamar de viva voz y pro escrito en todo su reino:
2 «Así habla Ciro, rey de Persia: El Señor, el Dios del cielo, ha puesto en mis manos todos los reinos de la tierra, y me ha encargado que le edifique una Casa en Jerusalén, de Judá.
3 Si alguno de ustedes pertenece a ese pueblo, que su Dios lo acompañe y suba a Jerusalén, de Judá, para reconstruir la Casa del Señor, el Dios de Israel, el Dios que está en Jerusalén.
4 Que la población de cada lugar ayude a todos los que queden de ese pueblo, en cualquier parte donde residan, proporcionándoles plata, oro, bienes y ganado, como así también otras ofrendas voluntarias para la Casa del Dios que está en Jerusalén».
5 Entonces los jefes de familia de Judá y de Benjamín, los sacerdotes y los levitas, y todos los que se sintieron movidos por Dios, se pusieron en camino para ir a reconstruir la Casa del Señor que está en Jerusalén.
6 Sus vecinos les proporcionaron toda clase de ayuda: plata, oro, bienes, ganado y gran cantidad de objetos preciosos, además de toda clase de ofrendas voluntarias.
7 El rey Ciro mandó tomar los utensilios de la Casa del Señor que Nabucodonosor había llevado desde Jerusalén y había depositado en el templo de su dios.
8 Ciro, rey de Persia, los puso en manos del tesorero Mitrídates, y este los contó para entregárselos a Sesbasar, el jefe de Judá.
9 El inventario fue el siguiente: copas de oro para la ofrenda: 30; de plata: 1.000; cuchillos: 29;

10 vasos de oro: 30; de plata: 410; otros utensilios: 1.000. 11 Total de los utensilios de oro y plata: 5.400. Todo esto se lo llevó Sesbasar, cuando se permitió a los deportados subir de Babilonia a Jerusalén.

Ni magia buena ni mala, ni negra ni blanca


Vivimos en estos tiempos una sutil influencia de elementos mágicos, tanto en nuestros niños como en nosotros mismos. Libros y películas nos plantean una batalla entre el bien y el mal, donde los buenos usan magias buenas y los malos usan magias malas. También vemos una invasión de métodos que buscan el fortalecimiento del yo, como el control mental, reiki, y tantas otras formas de poner al hombre en el centro de un poder que sube hasta niveles que permiten o la sanación, o la profecía, o la influencia sobre los demás. Y muchas veces esto es realizado por gente que manifiesta creer en Dios y profesar una fe cristiana activa. ¿Es esto correcto? ¿Acaso no está clara la respuesta?
No se puede servir a dos señores, o se está con Dios, o contra Dios.
Todo poder que trasciende del nivel estrictamente humano, de aquello que puede ser hecho o conocido por el hombre con los medios que Dios le da, ingresa en el terreno de lo sobrenatural. Y el mundo sobrenatural es una puerta abierta tanto a lo Celestial como a lo que pertenece al reino de la oscuridad. Dios manifiesta Su Presencia sobrenatural o en la vida de un santo, o a través de apariciones o manifestaciones místicas: estos casos son reconocidos por la iglesia, y son muy evidentes los buenos frutos que producen. Pero es Dios el que decide otorgar la gracia, no es el hombre el que con su habilidad, inteligencia o esfuerzo logra acceder al mundo sobrenatural. Cuando algo viene de Dios, nunca es la persona la que tiene el mérito, sólo es un instrumento del Señor.
De este modo, todo intento de acceder al mundo sobrenatural a través de los propios esfuerzos o progresos, no es más que un intento de acceder a la oscuridad. Es que para llegar a Dios debemos negarnos a nosotros mismos, vaciarnos, reconocer que somos nada. Si creemos que tenemos poderes, o que tenemos un don que nos permite profetizar o sanar, estamos simplemente atribuyéndonos a nosotros mismos poderes que solo Dios posee, o que sólo Dios da. Y ya sabemos que tratar de ser Dios, es imitar al maligno, también conocido como el mono de Dios, Su imitador.
El mundo actual promueve distintas formas de adivinaciones, horóscopos, péndulos, rabdomancia, elevaciones mediante disciplinas de meditación, y tantas otras formas de jugar a ser Dios. Y por supuesto, no existen magias buenas o magias malas, la magia es mala y punto. ¡No ofendamos a Dios! El hombre debe humildemente confiar en el Padre que nos cuida y provee todo aquello que nos hace bien, o que necesitamos para purificar nuestra alma, para hacerla digna de llegar a Él.
Cuidemos a nuestros niños y a nosotros mismos. Alejemos las malas enseñanzas de nuestro entorno, no permitamos que nos acostumbren a vivir con naturalidad en un medio que ofende a Dios.
¡Jesús está vivo! Reconozcamos en Él a la única fuente de poder y amor, y a Su amorosa Madre como Intercesora, con sus santos y sus ángeles formando el ejército Celestial.
Lo demás, simplemente no es de Dios, todo lo contrario: lo ofende gravemente. OS

Evangelio del Domingo 01 de Mayo

Día Litúrgico: Domingo VI (C) de Pascua

Texto del Evangelio (Jn 14,23-29): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado. Os he dicho estas cosas estando entre vosotros. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho. Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Habéis oído que os he dicho: ‘Me voy y volveré a vosotros’. Si me amarais, os alegraríais de que me fuera al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Y os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis».

«Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él»

Comentario: Rev. D. Francesc CATARINEU i Vilageliu (Sabadell, Barcelona, España)

Hoy, antes de celebrar la Ascensión y Pentecostés, releemos todavía las palabras del llamado sermón de la Última Cena, en las que debemos ver diversas maneras de presentar un único mensaje, ya que todo brota de la unión de Cristo con el Padre y de la voluntad de Dios de asociarnos a este misterio de amor.
A Santa Teresita del Niño Jesús un día le ofrecieron diversos regalos para que eligiera, y ella —con una gran decisión aun a pesar de su corta edad— dijo: «Lo elijo todo». Ya de mayor entendió que este elegirlo todo se había de concretar en querer ser el amor en la Iglesia, pues un cuerpo sin amor no tendría sentido. Dios es este misterio de amor, un amor concreto, personal, hecho carne en el Hijo Jesús que llega a darlo todo: Él mismo, su vida y sus hechos son el máximo y más claro mensaje de Dios.
Es de este amor que lo abarca todo de donde nace la “paz”. Ésta es hoy una palabra añorada: queremos paz y todo son alarmas y violencias. Sólo conseguiremos la paz si nos volvemos hacia Jesús, ya que es Él quien nos la da como fruto de su amor total. Pero no nos la da como el mundo lo hace (cf. Jn 14,27), pues la paz de Jesús no es la quietud y la despreocupación, sino todo lo contrario: la solidaridad que se hace fraternidad, la capacidad de mirarnos y de mirar a los otros con ojos nuevos como hace el Señor, y así perdonarnos. De ahí nace una gran serenidad que nos hace ver las cosas tal como son, y no como aparecen. Siguiendo por este camino llegaremos a ser felices.
«El Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho» (Jn 14,26). En estos últimos días de Pascua pidamos abrirnos al Espíritu: le hemos recibido al ser bautizados y confirmados, pero es necesario que —como ulterior don— rebrote en nosotros y nos haga llegar allá donde no osaríamos.

viernes, 29 de abril de 2016

30 de Abril - Paulina von Mallinckrodt

Paulina von Mallinckrodt, Beata
Fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Caridad Cristiana, 30 de Abril

Cuando la monja Paulina Von Mallinckrodt llego el 5 de diciembre de 1879  a   Puerto Montt ya había vivido intensamente las contradicciones de su  tiempo. Paulina von Mallinckrodt von Hartmann nace en Minden, Wesfalia,  el 3 de Junio de 1817, sus progenitores eran miembros de nobles  familias alemanas, su padre Detmar von Mallinckrodt llego a hacer  Consejero de Estado. El 21 de agosto de 1849, día de su Toma de Hábito,  en la Iglesia de Busdorf, en Paderborn, Alemania, funda la “Congregación  de las Hermanas de la Caridad Cristiana, Hijas de la Bienaventurada  Virgen María de la Inmaculada Concepción”.
En 1871 el canciller Von Bismark emprende una lucha contra las  autoridades de la iglesia católica a través del kulturkampf, que eran un  conjunto de leyes dictadas por el ministro prusiano de culto y que  tenían como objetivo potenciar la influencia del estado sobre la  iglesia. La dura lucha que emprende contra esta medida esta monja es por  medio de su hermano el diputado Hermann Von Mallinckrodt que critica en  el parlamento las “disposiciones dictatoriales de la revolución  cultural de Prusia” y por cartas dirigidas incluso al emperador  Guillermo I donde defiende la legalidad de su institución por el derecho  de corporación que el rey Federico Guillermo I le concedió a su  congregación y que todas las religiosas rindieron el examen estatal  requerido ya que fueron expulsadas del ejercicio del magisterio, esto  llevo a la madre Paulina a buscar otros horizontes fuera de su tierra. 
En 1876 después que el Papa Pio IX le concediera una audiencia en Roma,  conoció al embajador chileno en Colonia encontrando nuevos campo de  acción para su institución en Chile. Después de solicitar a la  Congregatio Episcopum et Regularium, que es la autoridad competente para  las misiones de Sudamérica, pide permiso para fundar una Provincia  Sudamericana y abrir un noviciado en Ancud, lo que se hace realidad en  1874. El 4 de diciembre de ese año llegaron dos religiosas de la  inmaculada Concepción a Puerto Montt. El 2 de enero de 1875 llegan un  grupos de monjas que establecen la congregación, fundando un asilo de  huérfano (Casa San José), un colegio (Inmaculada Concepción) y atender a  los enfermos en el primer hospital en la ciudad. 
El 4 de octubre de 1879 después de ser elegida superiora general de su  orden religiosa emprende un viaje hacia América desde el puerto de  Burdeos, Francia, en el vapor “Potosí” para conocer la realidad de su  congregación en esas lejanas tierras, la acompañan las Hermanas  Chrysóstoma Speth-Zwiefalten,  Thais Eickmeier y  Remigia Lesemeister, que están destinadas a Chile. En la tarde del 5 de  diciembre llega a la playa de Puerto Montt siendo recibida por sus  hermanas de congregación con gran emoción. 
Paulina Von Mallinckrodt así describe en una carta la situación de su  congregación en la ciudad: “En Puerto Montt, las hermanas atienden un hospital, una escuela para  niñas y un gran orfanato. Además, las hermanas trabajan en agricultura,  pues tienen treinta animales vacunos entre bueyes, vacas y terneros;  catorce ovejas; gallinas, patos, gansos, palomas; dos caballos, un  perro, siete gatos y una colmena de abejas…”. 
En las cuatro semanas que estuvo en nuestra ciudad le tocó la navidad  que lo describe alegremente a sus parientes de Boddeken: “EL pesebre con el niño Jesús está en medio de las más hermosas flores, y  el altar luce, igualmente, el más espléndido adorno floral. Hermosos se  ven los huertos y mesas de los comedores, con zanahorias, arvejas,  papas nuevas, frutillas, cerezas y grosellas…”. 
Al partir en un vapor que lo dejaría en Valparaíso, quedo un grato  recuerdo de su visita. Poco después producto de una fuerte pulmonía  fallecería en Paderborn el 30 de abril de 1881 esta soñadora de su fe.

Oremos
Señor Dios todopoderoso, que nos has revelado que el amor a Dios y al prójimo es el compendio de toda tu ley, haz que, imitando la caridad de la Beata Paulina von Mallinckrod, seamos contados un día entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

II Crónicas 36


1 Pueblo del país tomó entonces a Joacaz, hijo de Josías, y lo proclamó rey en Jerusalén en lugar de su padre.
2 Joacaz tenía veintitrés años cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén.
3 El rey de Egipto lo destituyó para que no reinara en Jerusalén, e impuso al país un tributo de cien talentos de plata y un talento de oro.
4 el rey de Egipto designó a Eliaquim, hermano de Joacaz, rey de Judá y de Jerusalén, y le cambió su nombre por el de Joaquím. A su hermano Joacaz, Necao lo tomó prisionero y se lo llevó a Egipto.
5 Joaquím tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén. Hizo lo que es malo a los ojos del Señor, su Dios.
6 Nabucodonosor, rey de Babilonia, subió a atacarlo y lo sujetó con doble cadena de bronce, para conducirlo a Babilonia.
7 Nabucodonosor llevó también a Babilonia parte de los objetos de Casa del Señor y los puso en su palacio de Babilonia.
8 El resto de los hechos de Joaquím, las abominaciones que cometió y todo lo que recayó sobre él está escrito en el Libro de los reyes de Israel y de Judá. Su hijo Joaquím reinó en lugar de él.
9 Joaquín tenía dieciocho años cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses y diez días en Jerusalén. Hizo lo que es malo a los ojos del Señor.
10 Al comienzo del año, el rey Nabucodonosor mandó que lo llevaran prisionero a Babilonia, junto con los objetos preciosos de la Casa del Señor, y proclamó rey de Judá y de Jerusalén a su pariente Sedecías.
11 Sedecías tenía veintiún años cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén.
12 Hizo lo que es malo a los ojos del Señor, su Dios, y no quiso humillarse delante del profeta Jeremías, que hablaba de parte del Señor.
13 Incluso, se rebeló contra el rey Nabucodonosor, que le había hecho jurar fidelidad delante de Dios. Él se obstinó y endureció su corazón, en lugar de volverse al Señor, el Dios de Israel.
14 De la misma manera, todos los jefes de Judá, los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, imitando todas las abominaciones de los paganos, y contaminaron el Templo que el Señor se había consagrado en Jerusalén.
15 El Señor, el Dios de sus padres, les llamó la atención constantemente por medio de sus mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo y de su Morada.
16 Pero ellos escarnecían a los mensajeros de Dios, despreciaban sus palabras y ponían en ridículo a sus profetas, hasta que la ira del Señor contra su pueblo subió a tal punto, que ya no hubo más remedio.
17 Entonces Dios hizo subir contra ellos al rey de los caldeos, y este hizo morir por la espada a sus jóvenes en el interior de su Santuario, sin perdonar a nadie, ni joven ni virgen, ni anciano ni hombre encanecido: los entregó a todos en sus manos.
18 Todos los objetos de la Casa de Dios, grandes y pequeños, los tesoros de la Casa del Señor, y los tesoros del rey y de sus jefes, todo se lo llevó a Babilonia.
19 Ellos quemaron la Casa de Dios, demolieron las murallas de Jerusalén, prendieron fuego a todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos.
20 Nabucodonosor deportó a Babilonia a los que habían escapado de la espada y estos se convirtieron en esclavos del rey y de sus hijos hasta el advenimiento del reino persa.
21 Así se cumplió la palabra del Señor, pronunciada por Jeremías: «La tierra descansó durante todo el tiempo de la desolación, hasta pagar la deuda de todos sus sábados, hasta que se cumplieron setenta años».
22 En el primer año del reinado de Ciro, rey de Persia, para se cumpliera la palabra del Señor pronunciada por Jeremías, el Señor despertó el espíritu de Ciro, el rey de Persia, y este mandó proclamar de vida voz y por escrito en todo su reino:

23 «Así habla Ciro, rey de Persia: El Señor, el Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra y él me ha encargado que le edifique una Casa en Jerusalén, de Judá. Si alguno de ustedes pertenece a ese pueblo, ¡que el Señor, su Dios, lo acompañe y que suba...!».

Ambientalismo y aborto


El movimiento ambientalista y ecologista trabaja por mantener un mundo “habitable” y por defender la biodiversidad del planeta.
Son objetivos hermosos y buenos, pues la vida no puede continuar si dañamos gravemente el ambiente, y porque en cierto modo la compleja interdependencia entre las especies exige un serio compromiso por evitar la extinción de formas de vida que resultan imprescindibles para el bien del conjunto.
Puede surgir entonces la pregunta: ¿tiene algo que ver el ambientalismo con el aborto? En otras palabras, ¿existiría un cierto deber de los ambientalistas para impedir el aborto de millones de seres humanos?
La respuesta es positiva si pensamos que cada ser humano tiene una dignidad intrínseca y un valor excepcional, no sólo en cuanto ser vivo, sino en cuanto ser espiritual.
Probarlo, desde luego, exigiría un pequeño tratado de antropología. De forma breve, es bueno reconocer que sólo los seres humanos son capaces de planear y estudiar formas concretas (esperamos que eficaces) para defender la limpieza de los ríos y los mares, para proteger a las especies en peligro de extinción, para crear parques naturales, para estudiar el complejo mundo de los distintos ecosistemas terrestres.
Esas (y otras muchas actividades) son posibles porque existen en el hombre unas capacidades superiores, una inteligencia y una voluntad, que le permiten pensar, reflexionar, buscar el bien, conocer la verdad, comprometerse en la lucha por causas justas.
Si el ser humano es capaz de realizar semejantes actos, tiene una dimensión superior, espiritual, que lo convierte en digno, en particular, en distinto entre los demás seres vivos. Ello no significa que el hombre pueda vivir como un depredador que tiene permiso para destruir a placer, sino que precisamente en cuanto ser espiritual y “superior”, es responsable de sus actos, ante los demás, ante las generaciones futuras, ante sí mismo, y ante Dios.
Por lo mismo, los defensores del ambiente no pueden dejar de lado el drama de miles de seres humanos que permiten y que provocan la muerte de otros miles de seres humanos: los hijos antes de nacer. La defensa de la vida de animales y plantas, y la tutela del ambiente, deben ir de la mano del esfuerzo por evitar que se cometan millones de abortos en el planeta.
Igualmente, los defensores de la vida, los que buscan erradicar el aborto, no pueden dejar de lado la tarea de cuidar el ambiente en el que vivimos, de conservar el don de la Tierra con sus riquezas y sus equilibrios más o menos complejos.
Amar la vida de los seres humanos lleva no sólo a luchar para extirpar leyes que permiten el aborto y clínicas que lo realizan como un negocio rutinario. Trabajar para que cada hijo pueda nacer y ser respetado en su integridad física y en sus necesidades básicas también nos lleva a evitar comportamientos que contaminan el ambiente, que destruyen formas de vida sumamente importantes para el planeta.
¿Es posible una alianza entre el ambientalismo y los grupos pro vida? Para algunos quizá no, porque no faltan entre los ambientalistas quienes ven con indiferencia el aborto, si es que no llegan a aceptarlo y a promoverlo como “camino” para mejorar la suerte del ambiente y evitar un “exceso” de seres humanos. Pero si existe buena voluntad, el verdadero defensor del ambiente no puede olvidar que el trabajo por un aire limpio y un agua fresca necesita estar acompañado por la defensa de la vida de cada ser humano, en cuanto dotado de un alma espiritual y en cuanto parte integrante de la biodiversidad.
Si el ambiente es importante lo es en mayor medida cada uno de los seres humanos que empezamos a vivir un día en el seno materno y que hoy caminamos en un mundo necesitado de decisiones sabias y bien ponderadas que permitan “salvar” el planeta.
En ese sentido, el verdadero pro vida también será un sano ecologista, y el verdadero ecologista será un decidido defensor de la vida de cada hijo, que vale mucho más que las ballenas y las focas, y que da sentido a los esfuerzos para que también mañana las nuevas generaciones puedan disfrutar de colibrís y de pingüinos y, sobre todo, de hombres y mujeres amados y respetados en su dignidad, desde los primeros momentos de su existencia terrena en el seno materno. FP

Evangelio del Sábado 30 de Abril

Día Litúrgico: Sábado V (C) de Pascua

Texto del Evangelio (Jn 15,18-21): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo. Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; si han guardado mi Palabra, también la vuestra guardarán. Pero todo esto os lo harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado».

«Todo esto os lo harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado»

Comentario: Rev. D. Ferran JARABO i Carbonell (Agullana, Girona, España)

Hoy, el Evangelio contrapone el mundo con los seguidores de Cristo. El mundo representa todo aquello de pecado que encontramos en nuestra vida. Una de las características del seguidor de Jesús es, pues, la lucha contra el mal y el pecado que se encuentra en el interior de cada hombre y en el mundo. Por esto, Jesús resucitado es luz, luz que ilumina las tinieblas del mundo. Karol Wojtyla nos exhortaba a «que esta luz nos haga fuertes y capaces de aceptar y amar la entera Verdad de Cristo, de amarla más cuanto más la contradice el mundo».
Ni el cristiano, ni la Iglesia pueden seguir las modas o los criterios del mundo. El criterio único, definitivo e ineludible es Cristo. No es Jesús quien se ha de adaptar al mundo en el que vivimos; somos nosotros quienes hemos de transformar nuestras vidas en Jesús. «Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre». Esto nos ha de hacer pensar. Cuando nuestra sociedad secularizada pide ciertos cambios o licencias a los cristianos y a la Iglesia, simplemente nos está pidiendo que nos alejemos de Dios. El cristiano tiene que mantenerse fiel a Cristo y a su mensaje. Dice san Ireneo: «Dios no tiene necesidad de nada; pero el hombre tiene necesidad de estar en comunión con Dios. Y la gloria del hombre está en perseverar y mantenerse en el servicio de Dios».
Esta fidelidad puede traer muchas veces la persecución: «Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros» (Jn 15,20). No hemos de tener miedo de la persecución; más bien hemos de temer no buscar con suficiente deseo cumplir la voluntad del Señor. ¡Seamos valientes y proclamemos sin miedo a Cristo resucitado, luz y alegría de los cristianos! ¡Dejemos que el Espíritu Santo nos transforme para ser capaces de comunicar esto al mundo!

jueves, 28 de abril de 2016

29 de abril - Pedro de Verona

Pedro de Verona, Santo
Mártir, 29 de abril

San Pedro de Verona renunció desde su infancia a los errores de los cátaros. Las promesas y amenazas de sus padres fueron impotentes para hacerlo vacilar en la constancia de su fe. Entró en la orden de Santo Domingo, y vivió en ella con tanta inocencia que se asegura que jamás cometió ningún pecado mortal. Ardientemente pedía a Dios la corona del martirio. Sus deseos fueron escuchados. Nombrado inquisidor de la fe, se atrajo el odio de los herejes, y uno de ellos, que lo acechó en el camino de Como a Milán, le hendió la cabeza con un mandoble de espada, en 1252. 

MEDITACIÓN SOBRE LA VIDA Y MUERTE DEL PECADOR  
I. El pecador vive en tinieblas y en ceguera. Las pasiones oscurecen en él las luces de la razón y de la fe. No consulta como a regla de su conducta, sino su placer, su interés y los deseos de su corazón desordenado. Si siguiese las luces de la razón, ¿se expondría acaso a suplicios eternos por placeres tan breves y tan vanos? ¿Si se comportase según las luces de la fe, buscaría por ventura con tanto afán las riquezas, que son tan grande obstáculo para la salvación de muchos?
II. El pecador recobra en el momento de la muerte estas hermosas luces de la razón y de la fe que durante su vida se habían oscurecido. Entonces la razón le hace ver cuán insensato fue en trabajar toda la vida para amontonar riquezas perecederas, para hacerse de amigos que no quieren o no pueden socorrerlo. La fe le representa, en todo su horror, los suplicios del infierno en los cuales no quiso pensar cuando gozaba de perfecta salud. Despabilase entonces del profundo adormecimiento en el que vivió; abre los ojos a esta horrible realidad que no quiso prever.
III. En esta diferencia que existe entre la muerte y la vida del pecador, hay sin embargo un punto en que concuerdan: ha vivido como impío, muere como impío. Los santos mueren santamente, porque han vivido santamente; los malvados perseveran en el crimen en el momento de la muerte porque en él perseveraron durante la vida. ¿Quieres saber cómo morirás? Mira cómo vives.
La constancia - Orad por las órdenes religiosas.

ORACIÓN
Dios omnipotente, haced benignamente que imitemos con un celo digno de Vos la fe del bienaventurado Pedro, vuestro mártir, quien, por la propagación de esta misma fe, mereció recibir la palma del martirio.

II Crónicas 35


1 Josías celebró en Jerusalén la Pascua del Señor, e inmolaron la víctima pascual el día catorce del primer mes.
2 Restableció a los sacerdotes en sus funciones y los animó a dedicarse enteramente al servicio de la Casa del Señor.
3 Luego dijo a los levitas que instruían a todo Israel y estaban consagrados al Señor: «Pongan el Arca santa en el Templo que edificó Salomón, hijo de David, rey de Israel: ya no tendrán que llevarla sobre los hombros. Ahora sirvan al Señor, su Dios, y a su pueblo Israel.
4 Agrúpense por familias, según sus clases, conforme a lo que establecieron por escrito David, rey de Israel, y su hijo Salomón.
5 Ocupen el sitio que les corresponde en el Santuario, según los grupos de las familias de sus hermanos, la gente del pueblo, de manera que a cada familia le corresponda una sección de los levitas.
6 Inmolen la Pascua, santifíquense y prepárenla para sus hermanos, a fin de que ellos puedan celebrarla según la palabra del Señor transmitida por Moisés».
7 Josías entregó para la gente del pueblo ganado menor –corderos y cabritos –en número de treinta mil, como víctimas pascuales para todos los que se encontraban allí, y dio además tres mil bueyes. Todo esto provenía de los bienes del rey.
8 También sus jefes entregaron ofrendas voluntarias para el pueblo, los sacerdotes y los levitas. Jilquías, Zacarías y Iejiel, mayordomos de la Casa de Dios, dieron a los sacerdotes dos mil seiscientas víctimas pascuales y trescientos bueyes.
9 Conanías, Semaías y Netanel, sus hermanos, y Jasabías, Ieiel y Iozabad, jefe de los levitas, dieron a estos, cinco mil víctimas pascuales y quinientos bueyes.
10 Una vez organizado el servicio, los sacerdotes ocuparon sus puestos, lo mismo que los levitas, Según sus clases, conforme a la orden del rey.
11 Luego se inmoló la Pascua, y los sacerdotes hacían la aspersión con la sangre recibida de manos de los levitas, mientras estos desollaban las víctimas.
12 Además, cuando daban su parte a los grupos de familias de la gente del pueblo, separaban lo que se debía ofrecer al Señor en holocausto, como está escrito en el libro de Moisés. E hicieron lo mismo con los bueyes.
13 Después asaron al fuego la víctima pascual, como está establecido, cocinaron las otras ofrendas consagradas, en ollas, cacerolas y fuentes, y las repartieron rápidamente entre toda la gente del pueblo.
14 Luego prepararon la Pascua para ellos y para los sacerdotes, porque los sacerdotes, hijos de Aarón, habían estado ocupados en ofrecer los holocaustos y las grasas hasta la noche: por eso los levitas prepararon la Pascua para sí mismos y para los sacerdotes, hijos de Aarón.
15 Los cantores, hijos de Asaf, estaban en sus puestos, según las prescripciones de David y de Asaf, de Hemán y de Iedutún, el vidente del rey; y también los porteros ocupaban cada uno su puesto: ninguno de ellos tuvo necesidad de apartarse de su servicio, porque sus hermanos, los levitas, les prepararon la Pascua.
16 Así se organizó aquel día todo el servicio del Señor, para celebrar la Pascua y ofrecer los holocaustos sobre el altar del Señor, según la orden del rey Josías.
17 Los israelitas que se encontraban allí celebraron la Pascua en aquella ocasión, y también la fiesta de los Ácimos durante siete días.
18 Nunca se había celebrado en Israel una Pascua como esta desde los días del profeta Samuel; ninguno de los reyes de Israel había celebrado una Pascua como la que celebró Josías con los sacerdotes y los levitas, con todo Judá, con los israelitas allí presentes y con los habitantes de Jerusalén.
19 Fue el año dieciocho del reinado de Josías cuando se celebró esta Pascua.
20 Después de todo esto, cuando Josías ya había reorganizado el culto del Templo, subió Necao, rey de Egipto, para combatir en Carquemís, junto al río Eufrates. Josías le salió al paso,
21 pero Necao le envió mensajeros para decirle: «¿Qué hay entre nosotros, rey de Judá? Ahora no vengo contra ti, sino contra una dinastía que me hace la guerra. Dios me ha dicho que me apure. No te opongas a Dios, que está conmigo, no sea que él te destruya».
22 Pero Josías no cedió, y se obstinó en combatirlo. Sin escuchar las palabras de Necao, que procedían de la boca de Dios, fue a presentarle batalla en la llanura de Meguido.
23 Los arqueros dispararon contra el rey Josías, y este dijo a sus servidores: «Sáquenme, porque estoy gravemente herido».
24 Sus servidores lo sacaron de su carro de guerra, lo subieron a otro carro y lo llevaron a Jerusalén, donde murió. El fue sepultado en los sepulcros de sus padres, y todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por Josías.
25 Jeremías compuso una lamentación sobre Josías, y todos los cantores y cantoras han hablado de él en sus cantos fúnebres hasta el día de hoy. Estos cantos se hicieron tradicionales en Israel y ahora están escritos en las Lamentaciones.
26 El resto de los hechos del rey Josías, sus obras de piedad, acordes con lo que prescribe la Ley del Señor,

27 y todo lo que él hizo, desde el comienzo hasta el fin, está escrito en el Libro de los reyes de Israel y de Judá.

¿Qué tipo de persona quiero ser?


Cuando alguien se plantea qué tipo de persona quiere ser, y cómo lograrlo, se enfrenta a cuestiones importantes.
Su acierto en el vivir estará muy ligado a no eludir esas preguntas. No basta con pensar un poco en ellas, pues muchas personas fracasan en su vida -escribió Tomás Moro- no por haberse negado a pensar en esas cuestiones, sino por haber pensado poco en ellas.
—Entonces, ¿hay que estar planteándose continuamente cómo se debe ser?
Continuamente quizá no, porque acabaría por ser algo enfermizo. Pero si eludimos de modo habitual esas preguntas sobre el sentido de nuestra vida, o si escondemos zonas de nuestra vida a la luz de esas cuestiones fundamentales, estaríamos acotando en nosotros una especie de área de autoengaño.
—Pero aunque pienses en eso, no es fácil aclararse en lo que debes hacer.
A veces puede haber dudas, pero lo habitual es que el contraste entre el bien y el mal acabe apareciendo con claridad para quien busca con rectitud. No se trata, como es lógico, de dividir la humanidad entre santos y demonios; la cuestión es dejarse guiar o no por la honestidad. Además, también se aprende de los errores.
—Pero hay una fuerte presión del ambiente, y a veces casi parece que ser bueno equivale a ser tonto.
A veces puede parecerlo, y efectivamente la presión del ambiente tiene mucha fuerza. Ya lo decía Chesterton: “¡Es tan sencillo, tan fácil y agradable entregarse en las manos del conformismo...; y tan duro, en cambio, atreverse a ser lo que se es, y a creer lo que se cree, por la fidelidad a nuestra propia alma...!”.
Por naturaleza, todo hombre busca el bien. El innato deseo humano de felicidad nos lleva hacia él. El mal en sí es algo negativo, y no puede, por tanto, ejercer atracción ninguna sobre el hombre. Lo que sucede es que el mal no suele presentarse químicamente puro, sino mezclado con cosas buenas, y nos atrae por los destellos de bien que lo recubren. Pero también en esto se demuestra la inteligencia, pues, al fin y al cabo, la manera más inteligente de utilizar la inteligencia es ser éticamente bueno.
Tenemos el mal pegado al cuerpo, y la lucha contra él no es nada sencilla. Por eso no debemos menospreciar ninguna ayuda. Y la de Dios es importante. AA

Evangelio del Viernes 29 de Abril

Día Litúrgico: Viernes V (C) de Pascua

Texto del Evangelio (Jn 15,12-17): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Éste es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros».

«Éste es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado»

Comentario: Rev. D. Carles ELÍAS i Cao (Barcelona, España)

Hoy, el Señor nos invita al amor fraterno: «Que os améis los unos a los otros como yo os he amado» (Jn 15,12), es decir, como me habéis visto hacer a mí y como todavía me veréis hacer. Jesús te habla como a un amigo, pues te ha dicho que el Padre te llama, que quiere que seas apóstol, y que te destine a dar fruto, un fruto que se manifiesta en el amor. San Juan Crisóstomo afirma: «Si el amor estuviera esparcido por todas partes, nacería de él una infinidad de bienes».
Amar es dar la vida. Lo saben los esposos que, porque se aman, hacen una donación recíproca de su vida y asumen la responsabilidad de ser padres, aceptando también la abnegación y el sacrificio de su tiempo y de su ser a favor de aquellos que han de cuidar, proteger, educar y formar como personas. Lo saben los misioneros que dan su vida por el Evangelio, con un mismo espíritu cristiano de sacrificio y de abnegación. Y lo saben religiosos, sacerdotes y obispos, lo sabe todo discípulo de Jesús que se compromete con el Salvador.
Jesús te ha dicho un poco antes cuál es el requisito del amor, de dar fruto: «si el grano de trigo no cae en tierra y muere queda él solo; pero si muere da mucho fruto» (Jn 12,24). Jesús te invita a perder tu vida, a que se la entregues a Él sin miedo, a morir a ti mismo para poder amar a tu hermano con el amor de Cristo, con amor sobrenatural. Jesús te invita a llegar a un amor operante, bienhechor y concreto; así lo entendió el apóstol Santiago cuando dijo: «Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: ‘Id en paz, calentaos y hartaos’, pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta» (2,15-17).

miércoles, 27 de abril de 2016

Nanopartícula actúa como “Caballo de Troya” contra el asma


Como si se tratara de un “Caballo de Troya”, un equipo de científicos usó una nanopartícula biodegradable para tratar el asma, una tecnología que podría emplearse también contra alergias alimentarias, por ejemplo a los maníes. 
En un nuevo enfoque para tratar el asma y las alergias, la nanopartícula oculta en su interior un alérgeno pero su aspecto externo no es amenazador, por lo que es capaz de convencer al sistema inmunitario para que no la ataque, según un estudio de la Northwestern University, en EEUU. 
El estudio, que publica la revista PNAS, indica que de esta manera se suprime a largo plazo la reacción alérgica que se produce en las vías aéreas ante un agente extraño y así se previenen los ataques de asma. Esta tecnología, según los expertos, puede también emplearse en las alergias causadas por los alimentos y, de hecho, la nanopartícula está siendo ya probada en un modelo con ratones alérgicos a los cacahuetes, que es similar a la que sufren los humanos. 
El autor principal del estudio, Stephen Miller, explicó que este descubrimiento “supone una forma a largo plazo novedosa, segura y eficaz para tratar y potencialmente 'curar' a pacientes que sufren alergias respiratoria y alimenticias que pueden amenazar su vida”. 
Esta es la primera vez que este método para crear tolerancia en el sistema inmunitario se emplea en alergias, aunque ya se está usando en test preclínicos para enfermedades autoinmunes, entre ellas la esclerosis múltiple, además de para las dolencias celíacas. 
Se trata de “un tratamiento universal” pues dependiendo de la alergia que se quiera eliminar es posible cargar la nanopartícula con polen de ambrosía o con proteína de maní, según explicó el experto. La nanopartícula que se convertirá en caballo de Troya para 'engañar' al sistema humanitario y librarse de su ataque está compuesta de un biopoímero llamado PLGA -aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos- que incluye ácido láctico y ácido glocólico. 
Cuando la nanopartícula cargada con el alérgeno se inyecta en el torrente sanguíneo de un ratón su sistema inmunitario no reacciona pues la partícula parece un desecho inocuo el cual es eliminado por un macrófago -un tipo de glóbulo blanco que fagocita el material extraño en el cuerpo-. 
“La célula aspiradora (en referencia al macrófago) presenta el alérgeno o el antígeno al sistema inmunitario diciendo: 'no os preocupéis esto es de aquí'”, por lo que este detiene su ataque y se normaliza, explicó Miller. 
Durante el experimento los roedores fueron tratados para ser alérgicos a la proteína de la cáscara de huevo, por lo que ya tenían en la sangre anticuerpos y cuando volvieron a exponerlos a esta tuvieron una reacción alérgica parecida al asma. Sin embargo, tras ser inyectarles la nanopartícula no presentaron ninguna respuesta alérgica.

28 de Abril - Luquesio y Buonadonna de Poggibonsi

Luquesio y Buonadonna de Poggibonsi, Beatos
Esposos y Terciarios Franciscanos, 28 de Abril

Martirologio Romano: En Poggibonsi, en la región de Toscana, beato Luquesio, que, primero ávido de riquezas, al convertirse vistió el hábito de la Tercera Orden Regular de la Penitencia de San Francisco, vendió todos sus bienes, los repartió entre los pobres y sirvió a Dios y al prójimo con espíritu evangélico, humildad y pobreza.

Luquesio nació en Gaggiano, caserío del Chianti. Siempre había deseado seguir la carrera de las armas y era del partido de los Güelfos. Pero después de haber participado en las luchas políticas a sus propias expensas, decidió retirarse y se trasladó a Poggibonsi (Siena), donde comenzó a ejercer el comercio con lo cual recuperó su holgura económica perdida en las lides políticas. Casado, era muy consciente de que una mujer es muy buena si no malgasta la hacienda. Pero poco a poco, de avaro que era, comenzó a ser generoso y fue acercándose paulatinamente a las prácticas piadosas, al igual que su mujer.
Ambos esposos eran bien diferentes de lo que habían sido de jóvenes. En aquel tiempo pasó por la región San Francisco, a quien Luquesio conocía ya como hijo de su colega Pedro de Bernardone, pero luego logró conocerlo también como santo y lo alojó gustoso en su casa. Impresionados por su espíritu de pobreza y sencillez, él y su esposa Buonadonna fueron a preguntarle a San Francisco cómo podían ellos, casados y con hijos, seguir el camino del Evangelio y poder tener una regla como ya les había dado a los Hermanos y a las Hermanas. Debía ser una norma de vida cuya observancia sirviera para imitar a aquellos que se habían consagrado a Dios.
Con tal fin Francisco venía pensando ya de tiempo atrás en una institución que agrupase bajo una regla de vida también a los laicos casados y trabajadores, que por lo mismo no podían observar completamente los tres votos de castidad, pobreza y obediencia.
Lo que en última instancia lo llevó a concretar esta idea fue la petición de los dos esposos de Poggibonsi. Señaló a Luquesio y a su mujer un vestido semejante al de los Hermanos. Más tarde les envió la regla de la llamada «Tercera Orden Franciscana», definida como «medula del santo Evangelio». Los terciarios franciscanos se difundieron rápidamente y de manera sorprendente, puede decirse que en los siglos sucesivos muchos en Europa fueron terciarios franciscanos. En Italia, entre las glorias de la Tercera Orden se cuentan Giotto de Bondone, Dante Alighieri y Cristóbal Colón.
La tradición según la cual los dos esposos de Poggibonsi fueron los dos primeros terciarios franciscanos no es segura. Pero ellos fueron los primeros en alcanzar la gloria del altar porque en Poggibonsi el culto a los beatos Luquesio y Buonadonna comenzó inmediatamente después de su muerte.
Muchos episodios, prodigiosos o edificantes se narran acerca del resto de su vida, que ciertamente se desarrolló santamente, en busca de una perfección siempre creciente, siguiendo cada vez más estrictamente la regla dada por San Francisco para la Tercera Orden. Luquesio y Buonadonna fueron los primeros en practicarla, como medio de honestidad, de paz y de amor en la tierra, y de eterna bienaventuranza en el cielo. El 28 de abril 1260 Luquesio y Buonadonna, unidos por el amor en la tierra, fueron llamados juntos para ser parte de la Iglesia celestial. Inocencio XII en 1694 concedió oficio y misa en su honor.

II Crónicas 34


1 Josías tenía ocho años cuando comenzó a reinar, y reinó treinta y un años en Jerusalén.
2 Hizo lo que es recto a los ojos del Señor y siguió los caminos de su padre David, sin apartarse ni a la derecha ni a la izquierda.
3 En el octavo año de su reinado, cuando todavía era joven, comenzó a buscar al Dios de su padre David, y en el año duodécimo comenzó a purificar a Judá y Jerusalén de los lugares altos, de los postes sagrados y de los ídolos esculpidos o de metal fundido.
4 Fueron derribados en su presencia los altares de los Baales, e hizo pedazos los incensarios que había encima de ellos; destrozó los postes sagrados y los ídolos esculpidos o de metal fundido, los redujo a polvo, y lo esparció sobre las tumbas de los que les habían ofrecido sacrificios.
5 Quemó los huesos de los sacerdotes sobre sus altares, y así purificó a Jerusalén y a Judá.
6 En las ciudades de Manasés, de Efraím, de Simeón, e incluso de Neftalí, en todas sus plazas,
7 derribó los altares, destruyó los postes sagrados y los ídolos hasta reducirlos a polvo, y destrozó todos los incensarios en todo el país de Israel. Luego regresó a Jerusalén.
8 El año decimoctavo de su reinado, una vez que purificó el país y la Casa, Josías envió a Safán, hijo de Asalías, y a Ioáj, hijo de Ioajaz, el archivista, a reparar la Casa del Señor, su Dios.
9 Ellos se presentaron a Jilquías, el sumo sacerdote, y le entregaron el dinero recaudado para la Casa de Dios, que los levitas guardianes del umbral habían recogido de Manasés, de Efraím y de todo el resto de Israel, de todo Judá y Benjamín, y de los habitantes de Jerusalén.
10 Luego ese dinero se puso en manos de los que dirigían los trabajos, de los encargados de supervisar la Casa del Señor, y ellos lo entregaron a los que ejecutaban las obras que se hacían en la Casa del Señor, para restaurar y reparar el edificio.
11 También se lo dieron a los carpinteros y albañiles, a fin de comprar piedras talladas y madera para el armazón y las vigas de las construcciones, que los reyes de Judá habían dejado deteriorarse.
12 Estos hombres realizaban su trabajo a conciencia. Como encargados al frente de ellos estaban los levitas Iájat y Abdías, de los hijos de Merarí, y Zacarías y Mesulam, de los hijos de Quehat, que dirigían las obras. Los levitas, que sabían tocar instrumentos musicales,
13 acompañaban a los que llevaban las cargas y dirigían a todos los obreros, cualquiera fuera su oficio. Otros levitas eran escriba, inspectores y porteros.
14 Mientras retiraban el dinero recaudado para la Casa del Señor, el sacerdote Jilquías encontró el libro de la Ley promulgada por Moisés.
15 Entonces Jilquías tomó la palabra y dijo a Safán, el secretario: «He encontrado el libro de la Ley en la Casa del Señor». Jilquías entregó el libro a Safán,
16 y este se lo llevó al rey, cuando fue a darle cuenta, diciendo: «Tus servidores hicieron todo lo que les habías encomendado:
17 han volcado la plata que se encontraba en la Casa del Señor y se le entregaron a los encargados y a los que ejecutan los trabajos».
18 Luego el secretario Safán anunció al rey: «Jilquías, el sacerdote, me ha dado un libro». Y Safán lo leyó delante del rey.
19 Cuando el rey oyó las palabras de la Ley, rasgó sus vestiduras,
20 y dio esta orden a Jilquías, a Ajicam, hijo de Safán, a Abdón, hijo de Micá, a Safán, el secretario, y a Asaías, el servidor del rey:
21 «Vayan a consultar al Señor por mí y por el resto de Israel y de Judá, acerca de las palabras del libro que ha sido encontrado. Porque es grande el furor del Señor que se ha derramado sobre nosotros, ya que nuestros padres no han observados la palabra del Señor y no han obrado conforme a todo lo que está escrito en este libro».
22 Jilquías y los que habían sido designados por el rey fueron a ver a la profetisa Julda, esposa de Salúm, hijo de Tocat, hijo de Jasrá, el encargado del vestuario. Ella habitaba en Jerusalén, en el barrio nuevo. Y una vez que le expusieron el caso,
23 les dijo: «Así habla el Señor, el Dios de Israel: Díganle al hombre que los ha enviado:
24 Así habla el Señor: Yo voy a traer una desgracia sobre este lugar y sobre sus habitantes, cumpliendo así todas las maldiciones escritas en el libro que han leído ante el rey de Judá.
25 Porque me han abandonado y han quemado incienso a otros dioses, provocando mi indignación con todas las obras de sus manos, mi furor se derramará sobre este lugar, y no se extinguirá.
26 Pero al rey de Judá que los envía a consultar al Señor, le dirán: Así habla el Señor, el Dios de Israel: En lo que respecta a las palabras que tú has escuchado...
27 Porque tu corazón se ha conmovido y te has humillado delante de Dios al oír sus palabras contra este lugar y contra sus habitantes; porque te has humillado delante de mí, has rasgado tus vestiduras y has llorado en mi presencia, también yo he escuchado –oráculo del Señor–.
28 Yo voy a reunirte con tus padres: serás sepultado en paz y tus ojos no verán nada de la desgracia que atraeré sobre este lugar». Ellos llevaron la respuesta al rey.
29 El rey mandó reunir a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén.
30 Luego subió a la Casa del Señor, acompañado de todos los hombres de Judá y de los habitantes de Jerusalén –los sacerdotes, los levitas y todo el pueblo, desde el más grande al más pequeño– y les leyó todas las palabras del libro de la Alianza, que había sido hallado en la Casa del Señor.
31 Después, de pie sobre su estrado, el rey selló delante del Señor la alianza que obliga a seguir al Señor y a observar sus mandamientos, sus testimonios y sus preceptos, de todo corazón y con toda el ama, poniendo en práctica las palabras de la alianza escritas en aquel libro.
32 El hizo que se comprometieran todos los que se encontraban en Jerusalén y en Benjamín, y los habitantes de Jerusalén obraron conforme a la alianza de Dios, el Dios de sus padres.

33 Josías hizo desaparecer todas las abominaciones de los territorios pertenecientes a los israelitas, y obligó a todos los que se encontraban en Israel a servir al Señor, su Dios. Durante toda su vida, ellos no dejaron de seguir al Señor, el Dios de sus padres.

El amor perfecto según Jesús


Dios es amor, según lo expresa la misma Biblia, por ende podemos decir que la mejor fuente para saber cómo debería ser expresado este sentimiento de forma perfecta, es sin dudas Dios, Jesús o las mismas escrituras.
Sobre todo en una sociedad como en la que estamos hoy en día, es muy necesario tener a mano algún buen consejo sobre cómo debemos comportarnos con aquellas personas que decimos amar o también que debemos comprender como amor, para tener en cuenta a la hora que alguien dice amarnos.
Dios desea que las personas tengan buenas relaciones unas con otras, dejando de lado el rencor, la envidia, los prejuicios y otras tantas actitudes que tenemos muy a menudo.
Para poder explicarlo sin dejar ningún tipo de dudas, en la Biblia se expresa muy bien qué es el amor según Dios; podemos leerlo en 1 de Corintios 13 en donde leemos que el mismo no convive con el egoísmo, ni con la envidia, que se debe gozar en la verdad y la justicia, que todo lo espera, todo lo cree, todo lo soporta y sobre todas las cosas, nunca deja de ser.
Así mismo, podemos leer a lo largo de los versículos de todo el capítulo, diferentes aspectos sobre el amor verdadero o el amor que Dios planeó para nosotros.

Evangelio del Jueves 28 de Abril

Día Litúrgico: Jueves V (C) de Pascua

Texto del Evangelio (Jn 15,9-11): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado».

«Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros»

Comentario: Rev. D. Lluís RAVENTÓS i Artés (Tarragona, España)

Hoy escuchamos nuevamente la íntima confidencia que Jesús nos hizo el Jueves Santo: «Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros» (Jn 15,9). El amor del Padre al Hijo es inmenso, tierno, entrañable. Lo leemos en el libro de los Proverbios, cuando afirma que, mucho antes de comenzar las obras, «yo estaba allí, como arquitecto, y era yo todos los días su delicia, jugando en su presencia en todo tiempo» (Prov. 8,30). Así nos ama a nosotros y, anunciándolo proféticamente en el mismo libro, añade que «jugando por el orbe de su tierra, mis delicias están con los hijos de los hombres» (Prov. 8,31).
El Padre ama al Hijo, y Jesús no deja de decírnoslo: «El que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a Él» (Jn 8,29). El Padre lo ha proclamado bien alto en el Jordán, cuando escuchamos: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me he complacido» (Mc 1,11) y, más tarde, en el Tabor: «Éste es mi Hijo amado, escuchadle» (Mc 9,7).
Jesús ha respondido, «Abbá», ¡papá! Ahora nos revela, «como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros». Y, ¿qué haremos nosotros? Pues mantenernos en su amor, observar sus mandamientos, amar la Voluntad del Padre. ¿No es éste el ejemplo que Él nos da?: «Yo hago siempre lo que le agrada a Él».
Pero nosotros, que somos débiles, inconstantes, cobardes y —por qué no decirlo— incluso, malos, ¿perderemos, pues, para siempre su amistad? ¡No, Él no permitirá que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas! Pero si alguna vez nos apartásemos de sus mandamientos, pidámosle la gracia de volver corriendo como el hijo pródigo a la casa del Padre y de acudir al sacramento de la Penitencia para recibir el perdón de nuestros pecados. «Yo también os he amado —nos dice Jesús—. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado» (Jn 15,9.11).

martes, 26 de abril de 2016

27 de Abril - María Antonia Bandrés y Elósegui

María Antonia Bandrés y Elósegui, Beata
Religiosa de la Congregación de las Hijas de Jesús, 27 de Abril

Martirologio Romano: En Salamanca, en España, beata María Antonia Bandrés y Elósegui, virgen de la Congregación de Hijas de Jesús, que concluyó en breve tiempo su vida consagrada a Dios, con ánimo sereno y sin descorazonarse († 1919).

Nace en Tolosa (España) un 6 de marzo de 1898. Su papá se llamaba Ramón Bandrés y su mamá Teresa Elósegui. Fue la segunda hija de los quince que tuvo el matrimonio.
Antonita sentía un amor entrañable hacia sus padres y hermanos, esto hizo que le costara mucho afectivamente la separación de los mismos al ingresar al noviciado, por eso se le escuchó decir: “Sólo por Dios los he dejado”.
En aquel hogar se vivía la fe y la caridad cristiana. Doña Teresa era una mujer ejemplar y santa, que supo ayudar a sus hijos a crecer en todo, pero especialmente en el amor a Dios, a María y a los más pobres y necesitados.
Su salud era un poco débil. Sus padres tuvieron con ella cuidados especiales. La debilidad y el excesivo celo de los suyos, ayudaron a acentuar en aquella niña un carácter sensible hasta la susceptibilidad, que en los primeros años llegó a preocupar a doña Teresa: “¡Qué chiquilla más fastidiosa! ¡Cuánto vas a sufrir con ese carácter!”. Y sufrió sí, pero sin que la sonrisa, aunque teñida a veces de melancolía, se borrara de sus labios.
Cursó sus estudios en el colegio de San José (Tolosa), el mismo fue fundado por la Madre Cándida y allí mismo conoció a la encantadora Antonita, todavía casi niña. Cautivada por su mirada profunda y transparente, profetizó la Madre Cándida: “Tú serás Hija de Jesús”.
Sin duda estas palabras se grabaron con anhelo de respuesta fiel en su corazón, que ya quería ser sólo de Jesús. El amor a la Virgen, que había germinado en los brazos de su madre, floreció espléndido en el colegio, ya que el mismo está marcado por la advocación de la Virgen del Amor Hermoso. Y María Antonia Bandrés fue congregante mariana por méritos de conducta y aplicación.

Su amor a los pobres y necesitados
Con ellos compartía de niña sus ahorros y todo lo que tenía, pero supo siempre hacer las obras de misericordia con sencillez y naturalidad para que nadie se sintiera herido. Para Antonita seguir a Jesucristo y estar cerca de los pobres eran una misma cosa. Lo había aprendido de sus padres que le enseñaron que el amor a los otros era un deber. Primero los visitaba con su madre, luego –catorce o quince años– iba a su encuentro sólo con la sencillez y humildad que la caracterizaban.
A veces cuando el lugar o la persona visitada podían suponer algún riesgo, le acompañaba Francisca, una empleada de la casa, cómplice en la caridad y en el silencio con que María Antonia actuaba en estas situaciones difíciles: Aquella viejecita de la chabola, que respondía con gritos y mal humor a su ternura; el marido amenazante, que se calmaba sólo cuando “la señorita” lo esperaba en su propia casa para evitar el terror de los niños; las obreras del sindicato, para quienes ella era “distinta de las demás, aunque todas buenas”; lugares, personas en los que el paso de María Antonia dejó huella.

Su llamada
La llamada a ser Hija de Jesús encontró su corazón bien dispuesto. La decisión estaba tomada. El realizarla costaría mucho, pero había de llegar a término seguro: “Es preciso llegar a la cumbre”. E inició María Antonia aquella subida, que nunca tuvo retrocesos. Las piedras del camino fueron hiriendo sus pies sin que jamás se detuviera a vendar las heridas. Era natural sufrir por Jesús, “que tanto sufrió por nosotros”. Tener algo que ofrecerle, era una compensación a sus deseos de darse toda, porque “de hacerlo, hacerlo entero”.
Movida por un impulso del Espíritu Santo, ofreció a Dios su vida por quien había sido su padrino de bautismo, el querido tío Antón. Él le manifestó su desacuerdo cuando ella se marchó al Noviciado, por tener una postura más agnóstica, pero comprendió luego el gesto misericordioso de su ahijada y descubrió tras él la misericordia del Padre, que lo acogió en sus brazos en un día de gracia y de perdón, bajo la mirada maternal de la Virgen de Aránzazu. Para sus últimos instantes, le estaban reservadas las gracias de la paz y la consolación verdaderas: “¿Esto es morir? ¡Qué dulce es morir en la vida religiosa! Siento que la Virgen está a mi lado, que Jesús me ama y yo lo amo…”
Entro al Reino Celestial el 27 de abril de 1919, y fue beatificada por S.S. Juan Pablo II el 12 de mayo de 1996.