viernes, 29 de abril de 2016

30 de Abril - Paulina von Mallinckrodt

Paulina von Mallinckrodt, Beata
Fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Caridad Cristiana, 30 de Abril

Cuando la monja Paulina Von Mallinckrodt llego el 5 de diciembre de 1879  a   Puerto Montt ya había vivido intensamente las contradicciones de su  tiempo. Paulina von Mallinckrodt von Hartmann nace en Minden, Wesfalia,  el 3 de Junio de 1817, sus progenitores eran miembros de nobles  familias alemanas, su padre Detmar von Mallinckrodt llego a hacer  Consejero de Estado. El 21 de agosto de 1849, día de su Toma de Hábito,  en la Iglesia de Busdorf, en Paderborn, Alemania, funda la “Congregación  de las Hermanas de la Caridad Cristiana, Hijas de la Bienaventurada  Virgen María de la Inmaculada Concepción”.
En 1871 el canciller Von Bismark emprende una lucha contra las  autoridades de la iglesia católica a través del kulturkampf, que eran un  conjunto de leyes dictadas por el ministro prusiano de culto y que  tenían como objetivo potenciar la influencia del estado sobre la  iglesia. La dura lucha que emprende contra esta medida esta monja es por  medio de su hermano el diputado Hermann Von Mallinckrodt que critica en  el parlamento las “disposiciones dictatoriales de la revolución  cultural de Prusia” y por cartas dirigidas incluso al emperador  Guillermo I donde defiende la legalidad de su institución por el derecho  de corporación que el rey Federico Guillermo I le concedió a su  congregación y que todas las religiosas rindieron el examen estatal  requerido ya que fueron expulsadas del ejercicio del magisterio, esto  llevo a la madre Paulina a buscar otros horizontes fuera de su tierra. 
En 1876 después que el Papa Pio IX le concediera una audiencia en Roma,  conoció al embajador chileno en Colonia encontrando nuevos campo de  acción para su institución en Chile. Después de solicitar a la  Congregatio Episcopum et Regularium, que es la autoridad competente para  las misiones de Sudamérica, pide permiso para fundar una Provincia  Sudamericana y abrir un noviciado en Ancud, lo que se hace realidad en  1874. El 4 de diciembre de ese año llegaron dos religiosas de la  inmaculada Concepción a Puerto Montt. El 2 de enero de 1875 llegan un  grupos de monjas que establecen la congregación, fundando un asilo de  huérfano (Casa San José), un colegio (Inmaculada Concepción) y atender a  los enfermos en el primer hospital en la ciudad. 
El 4 de octubre de 1879 después de ser elegida superiora general de su  orden religiosa emprende un viaje hacia América desde el puerto de  Burdeos, Francia, en el vapor “Potosí” para conocer la realidad de su  congregación en esas lejanas tierras, la acompañan las Hermanas  Chrysóstoma Speth-Zwiefalten,  Thais Eickmeier y  Remigia Lesemeister, que están destinadas a Chile. En la tarde del 5 de  diciembre llega a la playa de Puerto Montt siendo recibida por sus  hermanas de congregación con gran emoción. 
Paulina Von Mallinckrodt así describe en una carta la situación de su  congregación en la ciudad: “En Puerto Montt, las hermanas atienden un hospital, una escuela para  niñas y un gran orfanato. Además, las hermanas trabajan en agricultura,  pues tienen treinta animales vacunos entre bueyes, vacas y terneros;  catorce ovejas; gallinas, patos, gansos, palomas; dos caballos, un  perro, siete gatos y una colmena de abejas…”. 
En las cuatro semanas que estuvo en nuestra ciudad le tocó la navidad  que lo describe alegremente a sus parientes de Boddeken: “EL pesebre con el niño Jesús está en medio de las más hermosas flores, y  el altar luce, igualmente, el más espléndido adorno floral. Hermosos se  ven los huertos y mesas de los comedores, con zanahorias, arvejas,  papas nuevas, frutillas, cerezas y grosellas…”. 
Al partir en un vapor que lo dejaría en Valparaíso, quedo un grato  recuerdo de su visita. Poco después producto de una fuerte pulmonía  fallecería en Paderborn el 30 de abril de 1881 esta soñadora de su fe.

Oremos
Señor Dios todopoderoso, que nos has revelado que el amor a Dios y al prójimo es el compendio de toda tu ley, haz que, imitando la caridad de la Beata Paulina von Mallinckrod, seamos contados un día entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

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