viernes, 15 de abril de 2016

II Crónicas 22


1 Los habitantes de Jerusalén proclamaron rey en lugar de Joram a Ocozías, su hijo menor, porque la banda que invadió el campamento con los árabes había asesinado a todos los hijos mayores. Así reinó Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá.
2 Ocozías tenía cuarenta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó un solo año en Jerusalén. Su madre se llamaba Atalía, y era hija de Omrí.
3 El también siguió los caminos de la casa de Ajab, porque su madre lo instigaba a cometer el mal.
4 Hizo lo que es malo a los ojos del Señor, como los de la familia de Ajab, porque después de la muerte de su padre, ellos fueron sus consejeros para ruina de él.
5 Por consejo de ellos, fue con Joram, hijo de Ajab, rey de Israel, a combatir contra Jazael, rey de Aram, en Ramot de Galaad. Los arameos hirieron a Joram,
6 y este volvió a Izreel para hacerse curar de las heridas que le habían infligido en Ramot, en la batalla contra Jazael, rey de Aram. Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá, bajó a Izreel para visitar a Joram, hijo de Ajab, que se encontraba enfermo.
7 Esta visita a Joram estaba dispuesta por Dios para ruina de Ocozías. Porque cuando llegó, salió con Joram a luchar contra Jehú, hijo de Nimsí, a quien el Señor había ungido para extirpar la casa de Ajab.
8 Mientras Jehú hacía justicia con la familia de Ajab, se encontró con los jefes de Judá y con los hijos de los hermanos de Ocozías, que estaban a su servicio, y los mató.
9 Después buscó a Ocozías, y lo capturaron en Samaría, donde se había ocultado. Luego lo llevaron a la presencia de Jehú y lo mataron. Pero le dieron sepultura, porque decían: «Es el hijo de Josafat, el que buscó al Señor de todo corazón». En la familia de Ocozías no quedó nadie capaz de reinar.
10 Atalía, la madre de Ocozías, al ver que había muerto su hijo, comenzó a exterminar todo el linaje real de la tribu de Judá.
11 Pero Josebá, hija del rey, tomó a Joás, hijo de Ocozías, lo sacó de en medio de los hijos del rey que iban a ser masacrados, y lo puso con su nodriza en la sala que servía de dormitorio. Josebá, hija del rey Joram, esposa del sacerdote Iehoiadá y hermana de Ocozías, lo ocultó a los ojos de Atalía y no lo mataron.
12 Así estuvo con ellos seis años en la Casa de Dios, mientras Atalía reinaba sobre el país.

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