Hace poco me encontré con una gran amiga a quien muchas veces había escuchado. Ella, con 18 años, se quedó embarazada y me llegó a contar su historia, pues con mucho miedo me dijo que en su casa iba tener grandes problemas y en fin... tantas cosas que le pueden pasar a una jovencita así por la cabeza.
Me dijo que me lo contaba porque en muchas ocasiones yo había sido el único que le había escuchado. Me dijo que no sabía qué hacer y que incluso el aborto había pasado por su cabeza. Le conté la historia de una persona muy cercana a mí, quien precisamente a los 18 años, se quedó embarazada no de su primer sino de su segundo hijo.
Ella era soltera y aunque ambos niños eran del mismo padre, en aquel momento ella vivía con su mamá y por supuesto que si el primer embarazo fue un golpe para la familia, este sería... bueno, ustedes se lo imaginan.
Ella pudo haber abortado fácilmente y olvidarse del problema. Sin embargo, esta mujer fue valiente y confió en Dios. Aún con sus limitaciones económicas, ese niño nació, creció y esta mujer salió adelante. Más tarde, se casó con el padre de los niños y tuvieron incluso 3 más. Y hoy aquel niño que pudo no haber nacido vive junto con sus 4 hermanos y familia, y Dios tiene un proyecto para cada uno.
Llegados a este punto, mi amiga me interrumpió para decirme que cómo podía estar tan seguro de todo esto y de que las cosas terminaron de esa forma. Además, aquel niño pudo ser uno más y se preguntaba en qué podría ayudarla esa historia. Esta vez yo la interrumpí y le dije lo siguiente:
“Es muy sencillo amiga mía. Aquel niño, hijo de una mujer soltera, que bien pudo haberlo visto como un grave error, ha sido quien muchas veces te ha escuchado y ayudado aún cuando nadie más en tu casa lo hacía y ahora te pide que no le niegues la vida a ese bebé, pues en el futuro alguien puede necesitarlo como tú me buscaste ahora. Si mi madre hubiera abortado, yo no estaría hoy aquí contigo”.
Amigos: la vida es un don que solamente Dios da, por ende, solamente Dios puede pedirlo de vuelta. Si estás en esta situación o conoces a alguien que lo esté, recuerda o dile a esa persona que esa criatura puede descubrir la cura del cáncer, del sida, puede ser un gran artista, un gran presidente o tal vez un sacerdote o una religiosa.
¡Dile SÍ a la vida y comparte ese mensaje con tus amigos!
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