1 Y Tobit dijo: «¡Bendito sea Dios, que vive
eternamente, y bendito sea su reino!
2 Porque Él castiga y tiene compasión, hace bajar
hasta el Abismo y hace subir de la gran Perdición, sin que nadie escape de su
mano.
3 ¡Celébrenlo ustedes, israelitas, delante de todas
las naciones! Porque Él los ha dispersado en medio de ellas,
4 pero allí les ha mostrado su grandeza. Exáltenlo
ante todos los vivientes porque él es nuestro Señor, nuestro Dios y nuestro
Padre, él es Dios por todos los siglos.
5 Él los castiga por sus iniquidades, pero tendrá
compasión de todos ustedes, y los congregará de entre todas las naciones por
donde han sido dispersados.
6 Si vuelven a Él de todo corazón y con toda el
alma, practicando la verdad en su presencia, Él se volverá a ustedes y no les
ocultará más su rostro.
7 Miren lo que ha hecho con ustedes y celébrenlo en
alta voz. Bendigan al Señor de la justicia y glorifiquen al Rey de los siglos.
8 Yo lo celebro en el país del destierro, y
manifiesto su fuerza y su grandeza a un pueblo pecador. ¡Conviértanse,
pecadores, y practiquen la justicia en su presencia! ¡Quién sabe si Él no les
será favorable y tendrá misericordia de ustedes!
9 Yo glorifico a mi Dios, el Rey del cielo, y mi
alma proclama gozosamente su grandeza.
10 Que todos lo celebren en Jerusalén: Jerusalén,
Ciudad santa, Dios te castigó por las obras de tus hijos, pero volverá a
compadecerse de los hijos de los justos.
11 Alaba dignamente al Señor y bendice el Rey de
los siglos, para que su Templo sea reconstruido con alegría,
12 para que Dios alegre en ti a todos los
desterrados y muestre su amor a todos los desdichados, por los siglos de los
siglos.
13 Brillará una luz resplandeciente hasta los
confines de la tierra; pueblos numerosos llegarán a ti desde lejos, y los
habitantes de todos los extremos de la tierra vendrán hacia tu santo Nombre,
con las manos llenas de ofrendas para el Rey del Cielo. Todas las generaciones
manifestarán en ti su alegría, y el nombre de la ciudad elegida permanecerá
para siempre.
14 ¡Malditos sean los que te insulten, malditos los
que te destruyan, los que derriben tus murallas, los que echen por tierra tus
torres y los que incendien tus casas! Pero ¡benditos para siempre los que te
edifiquen!
15 Entonces tú te alegrarás y te regocijarás por
los hijos de los justos, porque todos ellos serán congregados y bendecirán al
Señor de los siglos. ¡Felices los que te aman, felices los que se alegran por
tu paz!
16 ¡Felices los que se afligieron por tus
desgracias, porque se alegrarán en ti y verán para siempre toda tu felicidad!
¡Bendice, alma mía, al Señor, el gran Rey,
17 porque Jerusalén será reconstruida, y también su
Templo por todos los siglos! ¡Feliz de mí, si queda alguien de mi descendencia
para ver tu gloria y celebrar al Rey del cielo! Las puertas de Jerusalén serán
hechas de zafiro y esmeralda, y todos sus muros, de piedras preciosas; las
torres de Jerusalén serán construidas de oro, y sus baluartes, de oro puro. Las
calles de Jerusalén serán pavimentadas de rubíes y de piedras de Ofir;
18 las puertas de Jerusalén resonarán con cantos de
alegría; y todas sus casas dirán: ¡Aleluya! ¡Bendito sea el Dios de Israel! Y
los elegidos bendecirán el Nombre santo, por los siglos de los siglos».
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