Los
hebreos se hacían una idea muy bella y real del misterio de la vida. Así
describe la creación del hombre un viejo relato, muchos siglos anteriores a
Cristo: «El Señor Dios modeló al hombre del barro de la tierra. Luego sopló en
su nariz aliento de vida. Y así el hombre se convirtió en un [ser] viviente».
Es
lo que dice la experiencia. El ser humano es barro. En cualquier momento se
puede desmoronar. ¿Cómo caminar con pies de barro? ¿Cómo mirar la vida con ojos
de barro? ¿Cómo amar con corazón de barro? Sin embargo, este barro ¡vive! En su
interior hay un aliento que le hace vivir. Es el Aliento de Dios. Su Espíritu
vivificador.
Al
final de su evangelio, Juan ha descrito una escena grandiosa. Es el momento
culminante de Jesús resucitado. Según su relato, el nacimiento de la Iglesia es
una «nueva creación». Al enviar a sus discípulos, Jesús «sopla su aliento sobre
ellos y les dice: Recibid el Espíritu Santo».
Sin
el Espíritu de Jesús, la Iglesia es barro sin vida: una comunidad incapaz de
introducir esperanza, consuelo y vida en el mundo. Puede pronunciar palabras
sublimes sin comunicar el aliento de Dios a los corazones. Puede hablar con
seguridad y firmeza sin afianzar la fe de las personas. ¿De dónde va a sacar
esperanza si no es del aliento de Jesús? ¿Cómo va a defenderse de la muerte sin
el Espíritu del Resucitado?
Sin
el Espíritu creador de Jesús podemos terminar viviendo en una Iglesia que se
cierra a toda renovación: no está permitido soñar en grandes novedades; lo más
seguro es una religión estática y controlada, que cambie lo menos posible; lo
que hemos recibido de otros tiempos es también lo mejor para los nuestros;
nuestras generaciones han de celebrar su fe vacilante con el lenguaje y los
ritos de hace muchos siglos. Los caminos están marcados. No hay que preguntarse
por qué.
¿Cómo
no gritar con fuerza?: «¡Ven, Espíritu Santo! ¡Ven a tu Iglesia! ¡Ven a
liberarnos del miedo, la mediocridad y la falta de fe en tu fuerza creadora!»
No hemos de mirar a otros. Hemos de abrir cada uno nuestro propio corazón. JAP
No hay comentarios.:
Publicar un comentario