Lucas describe con acentos trágicos la agonía de
Jesús en medio de las burlas y bromas de quienes lo rodean. Nadie parece
entender su entrega. Nadie ha captado su amor a los últimos. Nadie ha visto en
su rostro la mirada compasiva de Dios al ser humano.
Desde una cierta distancia, las «autoridades»
religiosas y el «pueblo» se burlan de Jesús haciendo «muecas»: «A otros ha
salvado; que se salve a sí mismo, si es el Mesías». Los soldados de Pilato, al
verlo sediento, le ofrecen un vino avinagrado, muy popular entre ellos,
mientras se ríen de él: «Si tú eres rey de los judíos, sálvate a ti mismo». Lo
mismo le dice uno de los delincuentes, crucificado junto a él: «¿No eres el
Mesías? Pues sálvate a ti mismo».
Hasta tres veces repite Lucas la burla: «Sálvate a
ti mismo». ¿Qué «Mesías» puede ser este si no tiene poder para salvarse? ¿Qué
clase de «Rey» puede ser? ¿Cómo va a salvar a su pueblo de la opresión de Roma
si no puede escapar de los cuatro soldados que vigilan su agonía? ¿Cómo va a estar
Dios de su parte si no interviene para liberarlo?
De pronto, en medio de tanta burla, una
invocación: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Es el otro
delincuente, que reconoce la inocencia de Jesús, confiesa su culpa y, lleno de
confianza en el perdón de Dios, solo pide a Jesús que se acuerde él. Jesús le
responde de inmediato: «Hoy estarás conmigo en el paraíso». Ahora están los dos
agonizando, unidos en el desamparo y la impotencia. Pero hoy mismo estarán los
dos juntos disfrutando de la vida del Padre.
¿Qué sería de nosotros si el Enviado de Dios
buscara su propia salvación escapando de esa cruz que lo une para siempre a
todos los crucificados de la historia? ¿Cómo podríamos creer en un Dios que nos
dejara hundidos en nuestro pecado y en nuestra impotencia ante la muerte?
Hay quienes también hoy se burlan del Crucificado.
No saben lo que hacen. Se están burlando del hombre más humano que ha dado la
historia. ¿Cuál es la postura más digna ante ese Crucificado, encarnación
suprema de la cercanía de Dios al sufrimiento del mundo, burlarnos de él o
invocarlo? JAP
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