“Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; Derramad delante de él vuestro corazón: Dios es nuestro amparo. Salmo 62:8
La fe es la regla de vital para la vida espiritual; hoy debo tener fe en Dios para mis asuntos terrestres así como también para mis asuntos celestiales. Es esencial para mí aprender a confiar en Dios para el abastecimiento de todas mis necesidades diarias. Yo no estoy en esta tierra para ser ocioso, sino para demostrar en los diarios desafíos de la vida cuanto confío en Dios.
Satanás es el padre de la ociosidad, pero Dios es el Padre del trabajo y del trabajo confiado. No Estoy en esta tierra para ser imprudente, sino para demostrar mi confianza y mi espera en él de una manera responsable. Estoy para confiar simple y enteramente en el Señor en todo momento.
Hoy no dejaré de encomendar mi vida en absoluta confianza en Dios en relación a las cosas temporales y serviré al Señor con honradez, el que confía en las cosas terrenales o simplemente en la gente navegará sin rumbo como una embarcación arrojada por el viento de la inconstancia, pero el que confía en el Señor es como una embarcación impulsada por el vapor, cortando las olas con firmeza, desafiando el viento y marcando la vía directa hacía el asilo esperado. Hoy quiero esperar en el Señor siendo así una persona de principios internos que nunca inclina su paso según la sabiduría mundana.
Si hoy decido esperar en el Señor y derramar delante de él mi corazón, la caminata se hará segura y firme e invenciblemente fuerte. Si hoy entrego todos mis cuidados al Señor ya no me inquietaré con noticias perversas, mi corazón estará seguro y confiado en el Señor. ¡Confiando en él, cuán ameno es flotar a lo largo del arroyo de la providencia divina! No hay manera más bendecida de vivir que una vida de dependencia en Dios. Qué paz se respira cuando puedo esperar en él de una manera segura y total. Qué seguridad puedo tener cuando mi barco lo pongo en su mano.
Señor, gracias por concederme la oportunidad de esperar en ti y descansar en tus manos. Mi vida atribulada no puede encontrar paz, sino solo en la regia presencia de tu amor. El mundo me asecha y la tentación me persigue, los conflictos se acrecientan, pero mi fe en ti aumenta, más y más. Tú eres el único en quien mi alma puede esperar. Lo terrenal se acaba pero lo eterno que viene de tu mano permanece. Quiero mantener mi perspectiva en ti y mi mano tomar tu mano y marchar en la seguridad de saber que mi vida ha sido comprada por tu amor.
Hoy, quiero caminar con la vista puesta en tus promesas y mis pensamientos clarificados por la luz de tu palabra. Grande eres oh, Dios y digno de ser alabado. La vida tiene sentido cuando la pongo en tu altar y el futuro se aclara cuando tu palabra me enseña. Amén. SCG
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